Lo que sigue es un resumen de la entrevista de Curbelo con Búsqueda.
—Es el tercer presidente de Cabildo Abierto (tras Guillermo Domenech y Raúl Lozano), ¿cuál es su balance de estos seis años de existencia de su fuerza política?
—Cabildo Abierto es un partido nuevo en la historia política de nuestro país, de un crecimiento vertiginoso en muy poco tiempo. Un partido que sin estructura alguna logró el 11% de los votos en 2019, 11 diputados y 13 senadores. Eso hizo que todo se presentara de forma muy vertiginosa. Y, de hecho, la mayoría de la gente de Cabildo no se conocía entre sí, ni entre los legisladores. No tenía experiencia política, ni legislativa ni de gobierno, y me incluyo. Surge en un contexto histórico muy especial, tras 15 años de gobiernos del Frente, con gente cansada y problemas de inseguridad, con una figura nueva, de gran liderazgo y honestidad, y un hombre firme, ex comandante en jefe, que cautivó a una cantidad increíble de votantes basado en sus propuestas: defensa de los más desprotegidos, de la familia y de la soberanía nacional, la lucha contra la seguridad y la ideología de género. Y tuvimos al ministro con mayor aprobación de todo este gobierno: Daniel Salinas, en Salud Pública —que luego se retiró de la actividad política—, con un manejo de la pandemia reconocido a nivel mundial. Ese fue un enorme aporte de Cabildo Abierto en uno de los momentos más conflictivos y dramáticos del país.
—Curiosamente, la figura de Salinas no fue aludida ni reivindicada por Cabildo durante toda la campaña electoral. ¿Por qué?
—No sabría qué decirte. Hubiera sido bueno poder explotarlo un poco más, porque fue un activo muy valioso. Y en el Ministerio de Vivienda, con otros organismos, se logró un plan de erradicación de asentamientos muy importante, y el 2% de la tasa a los préstamos que da el Fondo Nacional de Vivienda para construcciones individuales o colectivas, que era un viejo reclamo. Está la lucha contra la usura, que es una de nuestras banderas, y nuestra preocupación es llegar a la validación de firmas necesarias para realizar el plebiscito “por la deuda justa”.
Los aportes de Cabildo a la seguridad social y en el tema de la concesión a Terminal Cuenca del Plata, las mejoras salariales para subalternos de las Fuerzas Armadas, el trabajo en la protección del autismo, del suicidio de adolescentes y de prótesis mamarias en pacientes oncológicos. Y Cabildo aseguró la gobernabilidad, el apoyo a la Ley de Presupuesto, a todas las rendiciones de cuentas y a la Ley de Urgente Consideración. Por lo cual el balance es muy positivo, pese a que el resultado electoral de 2024 no estuvo ni cerca del anterior.
—Entretanto, Cabildo procesó “el desgaste” de su primera experiencia legislativa y ejecutiva, cierto ninguneo de parte de la coalición hacia el “socio díscolo” y una relación tirante con Presidencia hasta la sonada salida de Irene Moreira del Ministerio de Vivienda…
—Sí. Hubo desde todos lados una forma de hostigamiento hacia Cabildo Abierto. Tú mencionas lo del “socio díscolo”… Quizá un error haya sido no haber podido transmitir que eso no era tal. Nuestro partido se enteraba muchas veces en el propio Parlamento de las cosas que estaban sucediendo (en Torre Ejecutiva). Y entonces ahí decíamos “no, esperen, no votemos, vamos a negociar”... Y también se decía que Cabildo se iba a ir de la coalición y, pese a todos esos cuestionamientos, demostró ser uno de los socios más sólidos del gobierno.
—Manini señaló a Búsqueda que “muchas veces” su partido pecó de ingenuo en las negociaciones políticas. ¿Comparte esa idea?
—Sin ninguna duda. La inexperiencia es un factor que pesó mucho. La falta de estructura hizo también que no hubiera una comunicación ágil, eficaz, precisa entre quienes integramos, por ejemplo, cargos en el Poder Ejecutivo con los del Legislativo. Pero además faltó integración. Surgió todo muy rápido, y de alguna manera eso desbordó el ejercicio del poder durante estos cinco años. Si uno no tiene una estructura sólida, fuerte, bien aceitada, eso da lugar a que de pronto haya posiciones encontradas y un integrante del partido decía una cosa y otro, otra. Eso genera contradicciones, y eso salía en los titulares y se iba haciendo cada vez una bola de nieve mayor. Por eso la inexperiencia ha sido un factor importante. Hoy no tengo dudas de que Cabildo, un partido ya más maduro, con Manini como referente, tiene un enorme potencial de crecimiento para volver a ser el factor decisivo que permita el triunfo de esta coalición de gobierno en el 2029, como lo fue en el 2019.
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—Hoy Cabildo atraviesa sus horas más bajas. En las elecciones quedó sin representación en el Senado y con apenas dos diputados. ¿Esperaba este desenlace?
—No.
—¿Le sorprendió?
—Sí. Teníamos muy claro que íbamos a estar alejados del resultado de la elección anterior, pero nos sorprendió a todos. Fue totalmente inesperado. Se empieza de un piso muy bajo, únicamente con dos legisladores frente a 14 que teníamos hasta ahora.
—¿Cómo se explica esta caída?
—Vamos a comenzar ahora un proceso de análisis. Hay varios motivos. En primer lugar, el contexto histórico cambió. Ahora Manini no es una figura nueva en el sistema político, por más que él ya viene de una familia de larga tradición partidaria, pero no había entrado activamente en la política partidaria. Una figura nueva siempre atrae y él perdió novedad. Seguro. Y además se impuso —y quizá ha sido un error nuestro no haberlo podido contrarrestar— esa idea de Cabildo Abierto como un socio problemático, que estaba en duda si seguía en la coalición, que planteaba cosas que de pronto iban en contra de los demás. Y Cabildo se enfrenta a intereses muy poderosos: al lobby forestal, que es el más importante del país, y al sistema financiero, con esta propuesta de la deuda justa, entre otros. El partido puso sobre la mesa una cantidad de temas que de pronto otros no lo hacen porque no es políticamente correcto, no quieren incomodar. Cabildo no vino para eso. Y jugó fuerte, y eso seguramente le haya jugado en contra.
—¿Hay autocrítica?
—Por supuesto que, como autocrítica, estos problemas internos de falta de comunicación, de falta de cercanía con las agrupaciones, con temas que algunas veces han sido contradictorios hicieron que una enorme mayoría de votantes volvieran a sus colores de origen, muchos de ellos del Frente Amplio, y de otros partidos también. Ahora es momento de revisar todas esas causas, de hacer una autocrítica y empezar a reconstruir el partido.
—Manini dijo sentirse defraudado por “mucha gente” que “no estuvo a la altura” de su confianza, y la también senadora Irene Moreira sugirió iniciar “una limpieza” interna. ¿Eso se hizo?
—No tengo conocimiento de que se haya invitado a nadie a irse. Sí hubo gente que fue designada por el partido para cargos de responsabilidad o que fue electa por el partido para ocupar una banca y se fue. Pero acá no hay ninguna limpieza. Hubo una disputa de alguna manera de agrupaciones en busca de espacios, incluso presentando una candidata a vicepresidenta (Rosanna de Olivera, por el Espacio de los Pueblos Libres), que se votó en el Congreso Nacional, y ganó otra opción (Lorena Quintana), pero acá no hay absolutamente ninguna limpieza. Y es natural que el general Manini pueda estar decepcionado con alguna gente en la que confió.
—¿En qué lugar queda el general retirado ante este nuevo escenario? ¿Su liderazgo en Cabildo sigue siendo indiscutido?
—Sí. Manini es el referente indiscutido del partido. Si hay algún nombre que cualquier ciudadano asocia con el partido Cabildo Abierto es el general Guido Manini Ríos. El liderazgo ha sido construido por él.
—¿“Cabildo es Manini y Manini es Cabildo”, como dice Domenech?
—No. A Cabildo lo integra una cantidad de otra gente muy valiosa que ha fundado el partido, que ha trabajado por el partido. Pero el líder, el referente, la figura principal es Manini. No se ha disputado ese liderazgo. Sí, por supuesto, que hay pugna por espacios, como ocurre en todos los partidos políticos, y está bueno; si eso contribuye a crecer, bienvenido sea. Cabildo Abierto empieza ahora un nuevo capítulo de su historia.
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—¿Cómo hará para reconstruir su base electoral?
—Cabildo debe plantearse dos objetivos. En primer lugar, debe posicionarse como un socio y un partido protagonista en esta coalición de oposición desde la Cámara de Diputados. Y respecto a la interna, debe consolidar su estructura partidaria. El puntapié inicial será el Congreso Nacional de mayo para plantear, por ejemplo, una reforma de los estatutos del partido y crear un órgano representativo de todos los referentes de las agrupaciones nacionales y departamentales del país. Gente de otros departamentos dice que se entera por la prensa de las decisiones que se toman y que eso la desmotiva. Por eso uno de los ejes centrales es apuntar a esos ámbitos de diálogo y participación con los referentes y las bases. Así se crece.
—De no lograrlo, ¿Cabildo corre riesgo de licuarse en otros partidos?
—Sin duda que no.
—¿Comparte la idea de Manini de que no tiene sentido mantenerse en coalición para ser únicamente oposición al gobierno?
—Sí, totalmente. ¿Oposición por oposición? ¡No! Mi idea es que el partido apoye las cosas que la gente necesita solucionar. Que vamos a integrar la coalición, que quede claro, por supuesto, pero no por el hecho de integrar una coalición para oponernos a todo lo que se presenta. Si hay ideas que van en consonancia con nuestras propuestas de lucha contra la usura, que protejan a las familias, que combatan a la ideología de género, que apoyen a las pymes (pequeñas y medianas empresas), a la industria y al trabajo nacional y la firme defensa de la soberanía de la nación, vamos a apoyar (al nuevo gobierno). ¿Cuál es el problema?