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La película protagonizada por Ricardo Darín y Mercedes Morán es una comedia romántica atípica. Lo mejor sería definirla como una dramedia. Arranca varios años después del final feliz de una comedia romántica, cuando los protagonistas ya comieron perdices y ya no se sienten tan felices; de hecho, ni siquiera sienten que están enamorados. Y ahí está lo trágico del asunto. Descubrir que el tiempo pasó, que se está un día más cerca de la muerte y que, después de todo, uno no está enamorado.
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Ana (Morán) y Marcos (Darín) están casados desde hace 25 años. Marcos supone que el comienzo del fin se dio cuando su único hijo se marchó a estudiar a España. Y puede ser. La ausencia del primogénito genera un vacío que a su vez deja en evidencia otro vacío. La película consume tiempo y espacio para mostrar la realidad de esta pareja, sus rutinas y la relación con su círculo más cercano, y la primera media hora está dedicada a mostrar cómo Ana y Marcos intentan adaptarse a la nueva fase, la etapa del nido vacío, y él parece llevarla bastante bien, mientras que ella no tanto. A su alrededor, algunos matrimonios se mantienen y renuevan de manera tácita sus votos; otros se divorcian, barajan y dan de nuevo; otros hacen la vista gorda o barren debajo de la alfombra. Un amigo que lleva varios años casado le asegura a Marcos que parte del secreto de la estabilidad y el bienestar de su matrimonio radica en que él mantiene una relación secretamente paralela con otra mujer desde hace nueve años.
Y ocurre que una tarde que es casi una noche, durante una conversación que parece muy casual Marcos y Ana se dicen con serenidad y sinceridad algunas verdades y todo lo que parecía seguro y firme y asentado, de repente ya no existe. Es una conversación entre dos personas que se quieren y que han estado mucho tiempo juntas y que se dicen la verdad. No pretenden hacerse daño, todo lo contrario. Entonces, la separación.
Comedia de enredos, drama de desenredo, relato de aprendizaje, El amor menos pensado es la primera película que dirige el argentino Juan Vera. Los avances que se ven en las salas de cine pueden generar la idea de que se trata de una comedia romántica del montón, un vertedero de lugares comunes ya gastados, pero no. El amor menos pensado es una agradable sorpresa. Cine mainstream, bien hecho, protagonizado por grandes actores, escrito y dirigido por un realizador competente para combinar el drama y la comedia de una manera más o menos equilibrada.
Si bien es su primera película como director, Vera tiene un largo camino recorrido. Es autor de los guiones de las comedias Mamá se fue viaje, Igualita a mí y 2+2. Y ha trabajado como productor, productor ejecutivo y productor asociado en una considerable cantidad de títulos, de Luna de Avellaneda a El hijo de la novia, de Juan José Campanella (influencia ineludible), de Elefante blanco, de Pablo Trapero, a Zama, de Lucrecia Martel, estas últimas dos, en las antípodas de una obra como El amor menos pensado.
Claro: Darín y Morán son la película. Y ella ofrece una interpretación conmovedora. Darín conquista desde su primera aparición. Los dos funcionan perfecto como la pareja que deja de funcionar. Hay también una paleta de secundarios que va de lo excéntrico a lo convencional, empezando por el matrimonio compuesto por Eddie (el actor y humorista rosarino Luis Rubio, creador e intérprete de Éber Ludueña) y su esposa Lily (Claudia Fontán), que a lo largo del filme también atravesarán tramos complicados.
“Probá con Tinder”, le dice Eddie a Marcos, cuando ya lleva más de tres meses separado de Ana. “Hay un mundo ahí”. Marcos sale a explorar ese mundo y la cita que sigue a continuación con el personaje interpretado por Andrea Politti genera uno de los momentos más delirantemente divertidos de la película —que tendrá otros más. Porque todos tienen algo que decir cuando es otro el que se separa.
—Uno se separa para coger —dice Lily, amiga de Ana—. Nadie se separa por exceso de sexo.
En su búsqueda, Ana también se cruza con alguna criatura extravagante, como Anselmo, el inquietante y seductor perfumista interpretado por Juan Minujín. Y, al igual que su ex, en algún tramo intentará empezar una nueva historia con otra persona.
No es la comedia para reír todo el tiempo, aunque tiene momentos en los que las carcajadas ganan terreno. Tampoco es el sangrante dramón que deja al descubierto las miserias de la crisis conyugal. Se trata de una combinación de comedia y drama, con un puñado de diálogos notables, un regusto sutilmente amargo, y un sobrio y contenido centello de esperanza.
El amor menos pensado. Argentina, 2018. Dirección: Juan Vera. Guion: Juan Vera y Daniel Cúparo. Con Ricardo Darín, Mercedes Morán, Claudia Fontán, Andrea Pietra, Jean Pierre Noher, Juan Minujín, Gabriel Corrado, Andrea Politti. Duración: 136 minutos.