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Quienes se acercaron al Parador La Huella la noche del 2 de febrero disfrutaron de una cena a cargo de la chef autodidacta Roberta Sudbrack, distinguida como la Mejor chef femenina de Latinoamérica por 50 Best en 2015. Inspirada en los sabores que presenta en su restaurante Sud, o Pássaro Verde, en Río de Janeiro, diseñó un menú en el que fusionó su particular estilo con productos de la despensa local.
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El primer paso fue un pan con aceite de albahaca quemada y pimenta de cheiro, seguido por un pescado crudo del día con melón tigre, una combinación de frescura y picante que despertó los sentidos. Luego, los hongos shiitake a la plancha con lardo (grasa de cerdo curada)y pan quemado aportaron delicadeza, profundidad y transportaron a la cocina de hogar. El plato principal fue un cordero asado en tucupí negro, acompañado de maíz tostado y kale, con una textura tan suave que no se necesitó del cuchillo para poder degustar. Para cerrar, Sudbrack presentó un clásico pastel húmedo de chocolate con un toque local: dulce de leche, un guiño a los paladares rioplatenses. Vinos de Rutini acompañaron cada paso.
La chef, con su alegría característica, recorrió las mesas compartiendo anécdotas sobre su trayectoria, desde sus inicios vendiendo hotdogs en las calles de Brasilia hasta convertirse en una de las figuras más influyentes de la gastronomía latinoamericana.
Así concluyó la tercera cena del verano del ciclo Cocina con Amigos de La Huella, celebrada en la noche de Iemanjá. Un nuevo mojón en este ciclo, que desde hace 15 años acerca a cocineros del mundo a Uruguay. Sudbrack no solo deleitó con sabores unicos, sino que cocinó con la libertad que la caracteriza.