Siete años después de Random, un disco que, más allá de sus virtudes, ya evidenciaba su acentuado deterioro interpretativo, la llegada de un nuevo disco de Charly generaba una gran interrogante.
La lógica del escorpión, el decimocuarto álbum del gran héroe del rock argentino, tiene aroma a despedida
Siete años después de Random, un disco que, más allá de sus virtudes, ya evidenciaba su acentuado deterioro interpretativo, la llegada de un nuevo disco de Charly generaba una gran interrogante.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáEl miércoles 12 se develó la incógnita, y pocas horas después la repercusión era masiva. No ocurre muy seguido. Charly es la figura viva más importante del rock latinoamericano. Y, milagrosamente, ha hecho un gran trabajo.
La lógica del escorpión comienza con Rompela y en unos pocos compases se instala la convicción de que, más allá de su evidente dificultad para entonar las notas y para pronunciar las letras, la llama sigue encendida. La canción es el epítome del rock, tanto a nivel formal como conceptual. Un riff poderoso, progresivo y machacante y un verso que sacude como un latigazo: Rompela (creencia) / Rompela, tenés que hacerme feliz / Rompelas (tendencias) / Grita, agita, no seas como los demás.
Los invitados son pocos, pero dan al disco un aura de canto del cisne: David Lebón toca su viola en el blues El club de los 27 y la lennoniana La medicina Nº 9. Pedro Aznar canta en América y Luis Alberto Spinetta, que cada día canta mejor, aparece en La pelícana y el androide, canción surgida en el proyecto trunco de dúo que ambos emprendieron en 1985.
Yo ya sé es una clásica canción pop de Charly, con una melodía que se adhiere al oído desde la primera escucha y esa gracia para la ironía que hizo de él un gran letrista, siempre lúcido e irónico: Somos todos neuróticos, somos todos narcóticos / Freud lo ha arruinado todo, como Internet.
Tras una obvia e innecesaria lectura explicativa, a cargo de Charly, de la fábula que da nombre al disco (la de la rana y el escorpión), el disco termina como comienza: con otra oda rockera, Rock And Roll Star, cantada junto con Fito Páez.
En tiempos en los que la melodía está en extinción en la música popular, un disco en el que abundan, y son tan buenas, es, per se, motivo de celebración.