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“Una comedia en la que dos desconocidos, ambos inadaptados sociales, se cruzan casualmente y quedan enredados en una accidentada conversación en la que las palabras se convierten en trampas”. La sinopsis dice mucho, aunque es algo engañosa. “Una comedia sobre la imposibilidad de comunicarse con los otros”, es la leyenda principal. Pero como toda consigna promocional, sugiere pero también esconde.
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Hasta donde se apoye la raíz es una obra teatral en cartel los miércoles a las 20.30 en la sala 2 del Teatro Stella, escrita y dirigida por Franco Balestrino Centeno, joven actor y dramaturgo uruguayo que también se abre camino como director. Está protagonizada por Elena Delfino y Nicolás Pereyra, dos intérpretes que exhiben una química perfecta y logran una convincente actuación conjunta, ya que están juntos en escena durante los 70 minutos que dura la obra.
Lo de “antisociales” es en realidad una etiqueta de la que parte esta narración para después desmontar ese concepto. Este hombre y esta mujer, de existencias bastante solitarias y erráticas, se encuentran casualmente en un parque, entablan una conversación y tienen serios problemas para expresarse y, en consecuencia, comunicarse. Sus diálogos están construidos con una literalidad extrema y ambos parecen no estar capacitados para comprender las emociones que expresa el otro. Dos personas que aparentemente carecen de empatía dialogan torpemente, con una tosquedad casi patológica. Las palabras y la gestualidad a su alcance resultan insuficientes.
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Nicolás Pereyra y Elena Delfino
Este marco muy cercano al absurdo clásico, el de Ionesco o Beckett, es un terreno exigente para cualquier intérprete, un escollo que Pereyra y Delfino superan con gran oficio y talento para, de a poco, comenzar a extraer el jugo conceptual que contiene este texto misterioso e inteligente de Balestrino. Paulatinamente, los dos personajes van desmontando la red de equívocos en la que están envueltos y logran decodificar el intrincado panorama de ambigüedades y contradicciones de quien tienen enfrente.
Pero atención: esta obra no es una comedia romántica. No va por ahí, y ahí está la clave de su interés. Con la apariencia de un encuentro casual que puede conducir al terreno de la conquista romántica, Hasta donde se apoye la raíz engancha y atrapa, pero luego lleva al público a otros territorios, vinculados al encuentro humano, más allá de lo amoroso. “Un peculiar interés”, dice Balestrino. El modo en que Delfino y Pereyra desarman las corazas que traen estos personajes para lograr comunicarse en forma profunda es el centro de interés de la obra. En este territorio también aflora el humor, aunque no llega a ser el eje central de la representación, sino un elemento más.
Por todo esto es que vale la pena verla. Porque gracias a un texto lúcido y original y una certera labor actoral, cuenta la historia menos pensada.