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Fue una artista influyente y un ícono del cine independiente junto con su esposo, John Cassavetes
Gena Rowlands en Noche de estreno, de John Cassavetes
FOTO
Filmgrab
Alguna vez le confesó a Gary Oldman que se consideraba la actriz más afortunada del mundo. “He tenido la suerte de interpretar ocho o nueve papeles extraordinarios”, dijo Gena Rowlands, “y el hombre que los creó y los dirigió me amaba profundamente”. Se refería a John Cassavetes, su esposo y colaborador artístico, quien revolucionó el cine independiente junto con ella.
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Rowlands, actriz celebrada por darle a su oficio y arte un alma visceral, murió a la edad de 94 años el pasado miércoles 14. En los días posteriores a su fallecimiento, las redes sociales se colmaron con imágenes de sus películas, en una despedida a una actriz reconocida por todos como inigualable. Una de sus actuaciones se mencionó más que ninguna: su actuación como Mabel Longhetti, ama de casa y madre de tres hijos en Una mujer bajo influencia (1974). El rol, recordado por su humanismo, fue trascendental para su carrera, la de Cassavetes y la historia de la actuación.
“What's wonderful about being an actress is you don't just live one life – yours – you live many lives.” - Gena Rowlands, accepting her honorary Oscar in 2015 pic.twitter.com/LeVyOdzEf8
Nació en 1930 en Wisconsin y creció en el medio oeste. Estudió, en sus 20, en la American Academy of Dramatic Arts de Nueva York, donde conoció a otro estudiante, John Cassavetes, quien sería el amor de su vida.
Fue una figura fundamental en la carrera del director, fallecido en 1989, su fuente de inspiración y el centro del trabajo cinematográfico del cineasta. Sus películas más importantes fueron creadas con ella en mente y a menudo reflejaban experiencias personales de su vida juntos.
Cassavetes admiró la capacidad de Rowlands para conectar profundamente con los papeles que representaba, sin importar cuán complejos o difíciles fueran. Para él, ella trascendió los aspectos técnicos de la actuación y logró dar con la verdad emocional de sus personajes, siempre complejos y apasionados; desde una trabajadora sexual en Rostros (1968) hasta una actriz envejecida que enfrenta la realidad de su carrera en Noche de estreno (1977). Rowlands demostró su versatilidad y capacidad para dar vida a mujeres vulnerables pero siempre fuertes.