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Llevar al teatro un ícono del cine como Misery es una empresa de alta exigencia. Una decisión artística de alto riesgo. La idea pertenece al actor y director teatral Christian Zagía, con más de 20 años en la escena local y especializado en el entrenamiento de combate para cine y teatro, y la actriz Maru Sus, con largo recorrido en la comedia local y en la compañía Montevideo Players, grupo dedicado a representar teatro en inglés.
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Sus descolla en esta Misery en el rol de Annie Wilkes, la icónica “fan número uno” del escritor Paul Sheldon. La actriz encarna con garra y oficio a la enfermera que rescata a su ídolo de entre los fierros de su auto accidentado y en vez de llevarlo a un hospital lo interna en su propia casa, cura sus heridas, enyesa sus piernas fracturadas, lo mantiene cautivo en su cama y, una vez que comienza a recuperar su conciencia, lo obliga a escribir una nueva novela para enmendar la muerte de Misery Chastain, el personaje central de la saga con la que Annie se ha obsesionado en forma extrema.
Misery está en cartel los jueves de agosto en el Notariado
Santiago Mariño
Esta versión teatral se estrenó en 2015 en el Teatro Broadhurst de Nueva York, con Bruce Willis y Laurie Metcalf (la madre de Sheldon en Big Bang Theory). La Misery que se estrena hoy jueves 8 en el Teatro del Notariado (va los jueves de agosto a las 21, con entradas en RedTickets) es una adaptación de la novela de Stephen King hecha por William Goldman, guionista de alto calibre en Hollywood, quien escribió Todos los hombres del presidente y la recordadísima versión cinematográfica de Misery, dirigida por Rob Reiner. Todo recuerdo de quien la vio remite a la enorme actuación de Cathy Bates, rol que le valió la consagración instantánea y el Oscar a la actuación protagónica. Para el otro rol protagónico, el del infortunado escritor secuestrado, torturado y obligado a escribir mientras lucha por su vida e intenta escapar de la cabaña, Zagía convocó a Franklin Rodríguez, actor que tras varios años de perfil bajo vuelve al primer plano con este trabajo. Completa el reparto César Martínez, como el policía que investiga el caso, de mínima presencia en la puesta.
Esta versión teatral, que tuvo un preestreno para prensa e invitados el lunes 5, es completamente fiel a la de Broadway. A diferencia de la novela y la película, y sin llegar a ser una comedia, la obra matiza drama y suspenso con una importante dosis de humor. Es una decisión bastante cuestionable, tanto como, por ejemplo, ponerle drama a La fiesta inolvidable. Lógicamente, la teatralidad que proponen Zagía y la dupla protagónica acompaña ese énfasis humorístico. Ese choque de géneros provoca una evidente discordancia climática. El thriller casi no llega a instalarse en escena porque es todo el tiempo atravesado por un chiste, una mueca o un gesto corporal que lo disipa.
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Santiago Mariño
El gran trabajo de Sus sostiene las dos horas que dura Misery. La actriz marca el pulso del relato y logra componer a cabailidad a esta mujer desquiciada por su fanatismo. Sus transiciones entre estados de ánimo son radicales: de la ternura y candidez a la agresividad extrema en un instante. No sucede lo mismo con Rodríguez, un actor con grandes y reconocidas dotes para el humor, pero que no logra transmitir con la misma solidez las fuertes circunstancias dramáticas que experimenta su personaje, que lucha por su vida en esa cabaña.
Misery no parece ser una historia que necesite del humor para conmover y emocionar. Al revés, se vuelve un escollo para que se instale en la platea la sensación de peligro, la tensión que esta historia demanda.