La profesora del candidato

En estos días, su romance de novela es comentado en toda Francia, en particular porque Macron —exitoso especialista en inversión bancaria y exministro de Finanzas del presidente Hollande, de 2014 a 2016— está cabeza a cabeza con la ultraderechista Marine Le Pen en la carrera hacia el Elíseo, un lugar que, en realidad, sabe mucho de amores escandalosos. Las pruebas son contundentes: desde Valéry Giscard d’Estaing en los 70, pasando por François Mitterrand, Jacques Chirac, Nicolas Sarkozy y François Hollande, todos, desde el sillón presidencial, han sabido condimentar la charla popular de los franceses con sus propias aventuras románticas. Con estos antecedentes, quizás la historia de amor de Macron es uno de esos requisitos implícitos que lo ponen como favorito en la carrera presidencial.En tanto, en medio de la campaña y lejos de esconderse, Brigitte acompaña a su marido a todos los actos políticos y su estilo al vestir es comentado en la prensa especializada en moda. Juntos han sido tapa de la revista “Paris Match” en varias oportunidades.

Ella estaba espléndida con un vestido negro —tal vez más corto de lo acostumbrado en esas ocasiones—, pero la diferencia de edad era evidente. Pronto se supo que la historia entre ellos había comenzado mucho antes, en la localidad de Amiens, al norte de Francia, de donde ambos son originarios. Brigitte viene de una familia de reconocidos empresarios del chocolate, famosos por sus macarons. Él es hijo de una pareja de médicos del lugar. Y fue La Providence, un liceo jesuita donde asisten los hijos de la burguesía de Amiens, el lugar que uniría sus destinos.

Antes, Brigitte había decidido romper con la tradición familiar para estudiar letras, y luego de recibirse había ingresado al liceo como profesora de Literatura Francesa. Para entonces ya se había casado con André-Louis Auzière, y había tenido tres hijos. La prensa ha detallado que en su vida privada, Brigitte siempre fue una mujer valiente y adelantada a su época, y que en clase era una profesora entusiasta, que además dirigía el grupo de teatro de la institución. Era bonita, vestía moderno y era lo suficientemente joven como para no ser considerada una vieja por sus alumnos.

Emmanuel, por su parte, era un chico de 16 años que se enamoró de su profesora. Según los medios europeos —que han hablado y escrito sobre ellos, cautivados por el culebrón—, sus compañeros de clase han dicho que la profesora solía destacar las cualidades del alumno y ponerlo como ejemplo. Pronto la admiración de Brigitte y el amor del joven traspasaron el salón, a pesar de lo ilícito del vínculo, pues por la ley francesa un docente que mantiene relaciones sexuales con un estudiante menor de 18 años puede ir preso por tres años.

La situación era riesgosa y no podía sostenerse, así que la familia de Emmanuel decidió que el joven terminara el liceo en París y se quedara allí para asistir a la universidad. Sin embargo, eso no logró que el amor desapareciera. Aunque no trascendieron los detalles que debieron hacer los amantes para estar juntos, Brigitte finalmente se divorció de su marido y se fue con Emmanuel, llevando con ella a sus tres hijos, solo unos años menores que su nuevo novio.

El vínculo no fue sencillo para ellos al principio, pero con el tiempo todo pareció encontrar su lugar. Así, en 2007 se casaron en Touquet, un balneario donde la pareja tiene una casa en la zona más exclusiva —Macron ha desarrollado una carrera muy exitosa—, y se dice que Emmanuel adoptó a los hijos de su nueva esposa. Tanto es así que el político se refiere a sus “nietos” al hablar en público.

El alumno. Con 17 años, Emmanuel se fue a París a estudiar. Primero Filosofía en la Universidad de París-Nanterre, donde se especializó en Hegel; luego Ciencias Políticas y finalmente Negocios en la prestigiosa Escuela Nacional de Administración (ENA), de la cual egresó en 2004.

El joven comenzó una destacada carrera como especialista en inversión bancaria y llegó a ser socio en la Banca Rothschild, donde ganó millones. A la política se acercó hace una década, cuando se afilió al Partido Socialista —donde sus ideas liberales no fueron bien recibidas—, y se consolidó cuando fue nombrado asesor económico del presidente Hollande.

Pero Macron tiene otras aficiones: además de su interés por Hegel, también le atrae Maquiavelo, la matemática y el piano; incluso le dicen el “Mozart del Elíseo”.

La esposa del político. El ascenso político de Macron arrastró también a Brigitte, que de pronto se vio en el foco de atención. Las circunstancias de su amor no fueron un ingrediente menor, y todo conspiró para que gran parte de Francia esté hablando de ellos.“Al final, el amor lo arrasó todo y terminé divorciándome de mi marido. No pude evitarlo. Mis padres, ya mayores, no se lo tomaron muy bien, pero para mí no era un problema la diferencia de edad. Lo más importante eran mis hijos, que lo aceptaron sin problema”, dijo Brigitte en una entrevista con “Paris Match”. Sébastien, Laurence y Tiphaine —ingeniero, cardiólogo y abogada, respectivamente— son los hijos de ella con su primer marido, también banquero.

Desde entonces, el amor parece intacto, y ella no tiene tapujos para hablar maravillas de su joven marido. “Emmanuel es muy tranquilo y sereno. Es un caballero, un personaje de otro planeta que combina su inteligencia poco común con una humanidad excepcional. Todo está correcto en su cabeza. Es un banquero convertido en actor y político, un escritor que no ha publicado nada, pero del que yo guardo los manuscritos”, contó. En el mismo tono, en una nota radial le preguntaron qué hacía que Emmanuel fuera tan bueno en política. “Él es bueno en todo. No solo en política. Usted está siendo muy restrictivo. Aún intento descubrir en qué áreas él no es bueno”, agregó.

Atractiva, delgada, elegante, bronceada, Brigitte acompaña a su esposo cada vez con más frecuencia en sus presentaciones públicas y ruedas de prensa, y gestiona sus propias reuniones sobre temas de género, infancia y cultura. “De alguna manera, ella hace campaña”, ha dicho un portavoz de ¡En Marcha! Sin embargo, oficialmente, la esposa del candidato no tiene “ningún rol político” en el partido, se apresuró a agregar el vocero a raíz de recelos sobre su papel. “Mi esposa no forma parte del gabinete ni, por lo tanto, cobra sueldo”, aclaró también Macron, que no desconoció la importancia de su esposa para su trabajo. “Sus opiniones son fundamentales para mí, y además, su presencia crea un ambiente relajado que facilita el trabajo”, justificó.

Para esta nueva tarea, Brigitte debió alejarse de sus clases en el liceo. Después del divorcio, cuando se fue a París para estar con Emmanuel, la profesora logró ingresar a otro liceo privado, también católico y conservador, el Liceo Saint-Louis-de-Gonzague, pero cuando Emmanuel llegó al Elíseo como asesor, su esposa decidió pedir el cese temporal de su actividad docente. “Me pareció natural pedirlo”, dijo Brigitte a “Paris Match”. “Al principio, parecía divertido el interés de la prensa rosa hacia nosotros. Nos hacía reír. Luego comenzó una nueva vida social. Grandes modistas franceses me ofrecieron sus creaciones. Y me pareció normal servir de ‘modelo’ de la moda francesa”, agregó.

“En ese terreno, los gustos estéticos de Brigitte oscilan del conservadurismo clásico (pañuelos de seda de Chanel) al estilo ‘izquierda caviar’ (gouche caviar), con stilettos y chaquetas de cuero negro”, consigna un artículo publicado en el diario “ABC” de España sobre esta mujer y su esposo, que en abril podrá ser el próximo presidente de Francia.