En los nuevos modelos de vida, donde lo digital ocupa cada vez más espacio, la industria 4.0 aspira a un formato de trabajo y producción que se centra en el desarrollo y uso de tecnologías que mejoren la calidad de vida, personalicen nuestras pertenencias (un auto hecho a medida, una heladera del tamaño y color que uno prefiere, etc.) y mejoren la productividad laboral.
Alemania es uno de los países que encabezan esta transformación en la forma de vivir y producir: hoy ya no es una novedad encontrar en el país europeo casas inteligentes. Todo gracias a una industria que comenzó a desarrollar este tipo de productos inteligentes y que luego “entendió que la interconexión podría generar un hogar de la nueva era”, dijo Weismann.
Pero los teutones quieren ir un paso más allá: el Ministerio Federal trazó una agenda digital que busca, en el mediano plazo (2018), sentar los lineamientos de una sociedad integrada en más de 90% al uso de las tecnologías basadas en Internet, ya sea en la educación, como en la salud, la cultura o el esparcimiento. Para ello se propusieron invertir 50.000 millones de euros para universalizar el acceso a banda ancha en toda Alemania.
Para el largo plazo quieren transformarse en una sociedad gigabyte. “Es una sociedad en perfecta consonancia y armonía con el mundo digital, donde lo masivo ya no existe: cada uno define qué auto quiere, cómo será su casa, cuánto tiempo deberá trabajar”, dijo Wolfgang Dorst, jefe de la división Industria 4.0 de la asociación digital de Alemania denominada Bitkom.
La consonancia entre gobierno y privados es fuerte: ambos entienden que el futuro en cuanto a prosperidad pasa por esta transformación, en la cual los videojuegos son la vanguardia. En Colonia, Alemania, se celebró del 16 al 21 de agosto la Gamescom, la convención de videojuegos más grande del mundo. Allí se reunieron fabricantes, desarrolladores, empresarios y periodistas además de medio millón de visitantes de todo el mundo. Alemania es uno de los cuatro principales productores del mundo, junto con Estados Unidos, Japón, Reino Unido y Francia, según los datos oficiales.
En cada paso. La industria 4.0 aspira a que cada etapa de la vida pueda hacerse más cómoda a partir de la innovación y la tecnología. Y las potenciales situaciones cotidianas no se quedan solo en la teoría. Cientos de start up situadas en Berlín ya están trabajando en este tipo de conceptos. Una de las más innovadoras es ElektroCouture, una empresa que combina moda y tecnología: sus prendas tienen siempre un componente digital, ya sean luces, sistemas eléctricos o conexiones a wifi.
Así, diseñaron un vestido con alas que, conectado a la oreja de la persona, tomaba el pulso cardíaco. Cuando el ritmo aumentaba, las alas se desplegaban. Otra prenda era una chaqueta diseñada por una modista brasilera que extrañaba la playa. Así, le instaló al bolsillo exterior a la altura del corazón una plaqueta de plasma conectada por wi-fi con las mareas del mar Negro, y la pantalla está más o menos “llena” dependiendo de esa marea.
Aunque estos proyectos son prometedores, uno de los pasos de la industria debe ser el cambio cultural, dijo Claudia Pelzer, directora de proyectos innovadores en la organización Berlin Partners, porque ya no se puede aspirar a alcanzar esos objetivos si el país no está convencido de este proceso. Una vez alcanzados los acuerdos políticos y sociales “se debe promover un ambiente adecuado para captar los bienes más preciados: las mentes innovadoras, las start up del futuro”.
Y en eso está hoy Berlín: posicionándose como la capital para la innovación y el desarrollo tecnológico de Europa. Fortaleciendo sus lazos con las ciudades asiáticas y Silicon Valley, los dos grandes en esta materia y promocionando un estilo de vida relajado y más barato que sus vecinos Londres o París.
Juegos, gamers, millones. La punta de lanza del movimiento tecnológico y la idea de una industria digital las llevan los videojuegos. Lo que uno tiende a pensar que es una mera distracción de jóvenes o chicos es, en realidad, una de las industrias más poderosas del mundo.
En 2015, esta industria generó a escala global más de 90.000 millones de dólares, y para 2018 se estima que podría superar los 113.300 millones de dólares, según cálculos de la publicación especializada “Newzoo”.
Estos números convierten al mercado de los videojuegos en el sector industrial más rentable del mundo, por encima de tradicionales categorías como el cine, la música, la televisión y la lectura.
Los videojuegos son quizás el sector más avanzado de la industria 4.0, porque combinan el uso de la tecnología y la capacidad de innovación para promover una ciberindustria que mueve millones de dólares y que genera cientos de miles de puestos de trabajo alrededor del mundo.
En Colonia, el Gamescom fue una muestra de este poderío y de sus infinitas posibilidades. En el encuentro, una chica vestida como Pikachu se sienta, luego de dos horas y media de formar una cola interminable, en una de los 64 computadoras distribuidas en seis gradas para jugar una media hora de Final Fantasy XV, el juego que la trajo hasta Colonia.
Al otro lado, otro grupo hace su respectiva cola para entrar a un juego de realidad virtual de Play Station. Un poco más allá, un animador arenga a su público para mantenerlo atento mientras lanza camisetas y pulseras a la multitud.
Esto es apenas una esquina de uno de los 10 halls que conforman esta multitudinaria feria. Todos los grandes están aquí: EA Sports (con sus juegos estrella: FIFA 2017 y Battlefield 1), Sony, PSP, Blizzard, pero también los desarrolladores independientes y los que buscan su oportunidad.
En 2016, la realidad virtual se terminó de imponer como el último avance de los videojuegos, que cada día se alejan más de las rígidas consolas para insertarse en los celulares y en la nube. La sofisticación avanza a niveles que hoy desde el móvil se puede acceder a juegos hasta 10.000 veces más potentes que aquellos pioneros de la década de 1940.
Pero no solo es diversión: como todo negocio, la Gamescom tiene un amplio sector dedicado a que los ejecutivos, diseñadores y desarrolladores tengan su momento para cerrar tratos, contrataciones y nuevas fusiones.
Los videojuegos además nuclean a público de todas las edades. Y ese concepto es bien entendido por desarrolladores en todas partes del mundo.
En Uruguay, la industria se incrementa año a año gracias al crecimiento internacional. El caso más reciente de éxito es el juego “Mars Mars”, creado por los desarrolladores uruguayos de Pomelo Games.
Presentado el 11 de agosto, el juego superó las dos millones de descargas y Apple lo distinguió como el cuarto mejor videojuego de la semana en Estados Unidos. En apenas dos semanas recuperó la inversión de 80.000 dólares que hicieron los ocho integrantes de la empresa.
Pero a pesar de estos golpes fortuitos, Uruguay aún dista mucho de convertirse en un hub de videojuegos, y aún más lejos queda la idea, ya en proceso en Alemania, de ser una sociedad gigabyte basada en una nueva industria, la 4.0.