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    “Almas de la Costa”: el regreso de una joya del cine uruguayo

    “Montevideo, la hermosa capital de Uruguay, tiene entre sus hermosísimas playas numerosos poblados constituidos por familias de pescadores (…). De la sencilla poesía de estas vidas, mezcla de virtudes y pasiones primitivas, emerge como ejemplo el poblado de Los Lobos. A este refugio, nido de hombres rudos y valientes, llegaba una mañana, entre otras barcas pescadoras, La Gaviota, mandada por su dueño. Tal acontecimiento poco significaba para los habitantes del poblado a excepción de la huérfana y abandonada Nela, que vive de la caridad de los pescadores”.

    Con estas palabras, a modo de introducción, da inicio Almas de la costa, película uruguaya silente filmada en 1923. En su época, debido a su éxito popular e impacto en la sociedad, fue reconocida como “la primera película” del cine uruguayo. Hasta 2015, la obra fue un tesoro escondido de la cinematografía local y su recuperación demandó un empeño de décadas.

    El próximo 23 de agosto a las 21 horas, Cinemateca presentará en la Sala Verdi la copia restaurada de esta película, en una función con la música en vivo del pianista Adrián Braida. Esto formará parte del ciclo Cine Mudo con Piano, que en este año también proyectó El acorazado Potemkin, Metrópolis y Un perro andaluz. Las entradas ya están a la venta a un costo de $ 330 por localidad.

    La película narra la historia de Nela, interpretada por Luisa von Thielmann, una joven huérfana que reside en el pueblo pesquero de Los Lobos, ubicado a lo largo de la costa montevideana. En esa comunidad también se encuentra Rondó, encarnado por Remiglio Guichón, un pescador cuya vida se divide entre el alcohol y la violencia, quien siente una atracción prohibida por Nela, ya que él está casado. Un día, llega a este rincón Jorge, interpretado por Arturo Sconamiglio, un aristócrata joven que oculta su estatus social y queda irremediablemente enamorado de la muchacha. Con el tiempo, Nela cae enferma de tuberculosis y Jorge se empeña en poder llevarla a un prestigioso hospital para que los médicos la curen y, en última instancia, para contraer matrimonio con ella.

    Almas de la costa tuvo su estreno en el Cine Teatro Ariel en 1924. La película se mantuvo en cartelera durante varios días en un éxito inusitado para la época y, posteriormente, encontró proyección en otros cines de la capital. En aquel momento, las salas uruguayas se enfocaban sobre todo en presentar cine extranjero. Sin embargo, de forma gradual, cineastas locales empezaron a ofrecer una opción distinta a los espectadores.

    Con la producción del empresario, y sastre, Lisandro Cavaliere, quien encabezaba la productora Charrúa Film, la película buscaba adentrarse en un asunto de interés social para la época: la tuberculosis. Según lo recoge Álvaro Lema Mosca en su libro Los nacimientos del cine uruguayo, la tuberculosis pulmonar era una de las enfermedades más letales del país, con 2.000 infectados en 1924 y una tasa de mortalidad del 90%.


    Almas de la costa se verá en la Sala Verdi 100 años después de su filmación

    Almas de la costa fue dirigida por Juan A. Borges, un estudiante de medicina de 22 años, apasionado del cine y preocupado por el letal brote de tuberculosis de la época. Aunque ya había dirigido una película sobre boxeo, Borges y su amigo, el mozo Antonio de la Fuente, escribieron el guion que conformaría la trama tras descubrir una pasión compartida por el séptimo arte.

    Una vez obtenido el mecenazgo de Cavaliere, la película fue filmada en 1923. Tras su estreno en 1924, Borges no volvió a involucrarse en proyectos cinematográficos, sino que se estableció como médico rural en Caraguatá, Tacuarembó, a principios de la década de los 30, junto con su esposa, la maestra rural Elsa Fernández. Según lo describe la investigadora Georgina Torello en su libro La conquista del espacio. Cine silente uruguayo (1915-1932), además de ejercer la medicina, Borges se dedicó a la publicación de crónicas, relatos, folletos y obras teatrales.

    De acuerdo a Torello, Almas de la costa se promociona como la primera película uruguaya en términos “abiertamente polémicos”, estableciendo su independencia institucional, al remarcar que había prescindido de “padrinos oficiales” en su producción, y también ideológica, dado que su propuesta estética y narrativa la distanciaba del “costumbrismo regional” y del “enfoque ‘cosmopolita’” que se veía en otras películas cercanas a la época.

    Para Nelson Carro, investigador uruguayo, director de Difusión y Programación de la Cineteca Nacional de México y responsable de la recuperación y reconstrucción de la mejor copia de Almas de la costa a la fecha, el filme, que presenta una “historia melodramática y socialmente relevante”, es un verdadero tesoro para la historia de la cinematografía uruguaya.

    “Uno de los aspectos más fascinantes de Almas de la costa es cómo refleja las influencias del cine mudo italiano en su estilo y narrativa”, afirmó Carro en conversación con Búsqueda. “La trama melodramática se asemeja a los temas y enfoques presentes en muchas películas mudas de la época. Estas influencias extranjeras contribuyeron a dar forma al cine uruguayo de sus primeros años y aportaron a su identidad cinematográfica única”.

    La historia de Carro con esta película se remonta a más de cuatro décadas atrás e inicia en Cinemateca, en 1974. En aquel entonces, era común trabajar con copias en mal estado para crear versiones lo más dignas posible para su proyección. Fue Manuel Martínez Carril, director emblemático de la institución, quien le proporcionó material suelto y en 16 milímetros de la película para que intentara recomponerla. “Era una película enredada y poco clara que requería un proceso de edición minucioso”, recuerda Carro.

    Ante la imposibilidad de otorgarle a Almas de la costa el tratamiento que merecía debido a la ausencia de varios fotogramas y al estado de la copia, Carro sintió que no estuvo a la altura de su amor por el cine y su anhelo de preservar el patrimonio cinematográfico. “Yo me sentía culpable de haber perpetrado un crimen terrible”, confesó. Sin embargo, consiguió confeccionar una copia lo suficientemente comprensible para ser visualizada, con una duración de 26 minutos (comparada con los 60 minutos que se estima que tiene la versión original de la película) y que incluso hoy se encuentra disponible, en mala calidad, en YouTube.

    En 1976, Carro emigró para colaborar con la Filmoteca de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde se mantuvo hasta 1986. A partir de 2007, ocupa el cargo de director de Difusión y Programación en la Cineteca Nacional de México, que mantiene hasta hoy.

    En 2012, la Cineteca de México tomó la decisión de establecer un laboratorio de restauración de películas y emprender varios proyectos de recuperación. Carro, en medio de su insatisfacción con un trabajo previo inconcluso en Almas de la costa, vio la oportunidad de retomarlo. “En lugar de ser psicoanalista…”, bromeó.

    Comenzó a configurar el proyecto y logró trasladar todo el material de la película, presente por aquel entonces en la Cinemateca y el Archivo Nacional de la Imagen y la Palabra del Sodre. Su objetivo primordial fue recrear una versión más fiel a la original, incorporando intertítulos omitidos y rescatando los teñidos originales del filme. En 2015, finalmente, se logró obtener la versión más óptima a la fecha, en formato de 35 milímetros, y de una duración más cercana a la original. Su estreno fue en el marco del 33er Festival Cinematográfico Internacional del Uruguay.

    El ciclo Cine Mudo con Piano, organizado por Cinemateca, se propone como objetivo “recuperar el espíritu” de la época pasada del cine, con imágenes que cobraban vida en la pantalla y se veían potenciados por la música interpretada en vivo por músicos en solitario u orquestas enteras. Para Carro, esta es la mejor forma posible de ver su trabajo con Almas de la costa.

    “La película se destaca como uno de los primeros largometrajes que se conservan. Aunque no fue la ‘primera película en sí’, su preservación tiene un valor significativo, ya que ninguna otra obra anterior ha llegado hasta nosotros. Esto hace que sea un testimonio importante de los inicios del cine uruguayo”.