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    “El gobierno no va a permitir una paralización total” de los frigoríficos porque “provocaría una corrida” hacia los comercios

    El nuevo titular del Instituto de Carnes Fernando Mattos valoró que “se requiere la alimentación adecuada para que los uruguayos puedan mantener altos los niveles de inmunidad, y es también una barrera” contra el virus
    Redactor Agro de Búsqueda

    Sabido es que la carne es un producto prácticamente esencial en la dieta de los uruguayos y en la economía del país, en cuanto a los ingresos que generan la producción ganadera y las exportaciones.

    En momentos de crisis sanitaria por la propagación de coronavirus en el mundo y en Uruguay, el gobierno priorizó la atención de la salud de la población y, en un fino equilibrio, intenta que la actividad económica y productiva se resienta lo menos posible.

    En ese contexto, el nuevo presidente del Instituto Nacional de Carnes (Inac), Fernando Mattos, tiene en claro que la producción de alimentos en general y la agropecuaria en particular serán “la locomotora que sacará adelante a la economía” uruguaya.

    En el campo está en pleno desarrollo la cosecha de arroz, por empezar la trilla de soja, los tambos producen la leche diariamente y los granjeros hacen lo propio con las frutas y hortalizas.

    Y en la producción de carne el objetivo es evitar una parálisis total, algo que tiene decidido el Poder Ejecutivo, afirmó a Búsqueda Mattos, que es productor ganadero y extitular de la Asociación Rural (2004-2006).

    A modo de mensaje tranquilizador para los consumidores, el presidente del Inac enfatizó que eso “no está en los planes y el gobierno no lo va a permitir”.

    “Solamente una noticia de paralización de los frigoríficos, considerando la importancia de los productos cárnicos en la dieta de los uruguayos, provocaría una corrida hacia los supermercados y un eventual desabastecimiento”, argumentó.

    El lunes 23 Mattos asumió en su nuevo cargo y el martes 24 participó de un “comité de crisis” convocado por el Ministerio de Ganadería (MGAP).

    Lo que sigue es un resumen de la entrevista.

    —¿Cuáles fueron sus primeras gestiones al asumir el cargo en el Inac, considerando las directrices que le fijó el Poder Ejecutivo?

    —Estamos bajo un régimen de emergencia sanitaria. Soy representante del Poder Ejecutivo y he interactuado con el ministro de Ganadería, que es lo que establece la ley de creación de Inac: ser el nexo con el gobierno. No he tenido todavía la oportunidad de tener una reunión con el presidente de la República porque es obvio que la situación hoy absorbe mucho tiempo y hay cosas que el gobierno pretende realizar y tuvo que dejar en segundo plano, porque lo prioritario es el tema sanitario y la salud de los uruguayos.

    A eso se suma la afectación que tiene esta pandemia en la actividad económica, en el empleo y en las medidas que está tomando para atender a los más desvalidos y poder ofrecerles el respaldo del Estado.

    El arranque y la transición con el expresidente de Inac, Federico Stanham, fue muy corta pero intensa. La designación fue el 11 de marzo y la comunicación llegó al Inac el 16 de marzo. Es poco más de una semana de actividad.

    Estuve ocho años integrando la Junta Directiva de Inac. Eso fue hace prácticamente 15 años y, por lo tanto, las cosas van cambiando, hubo una reestructura gerencial y administrativa en ese organismo.

    Estamos abocados a atender la coyuntura que impone la pandemia, que tantas afectaciones tiene en la actividad.

    Por otro lado, hay un problema de la propia situación de la industria de la carne, en cuanto a los aspectos económicofinancieros y la concreción de negocios, que ya vienen de antes del problema del coronavirus.

    A fuerza de mercado nos concentramos mucho en el chino en 2019, tuvimos un semestre con alta intensidad y con muy buenos precios para la carne bovina, en ese destino, debido al fuerte déficit de proteínas de origen animal de China por el impacto de la gripe porcina africana.

    Casi el 65% de las exportaciones cárnicas uruguayas fueron a ese mercado, lo que causó una concentración a fuerza de precio que tiene un aspecto positivo porque tenés gran volumen en un solo lugar. Pero, al mismo tiempo, están los riesgos de que si hay cualquier dificultad en ese destino vas a tener un problema dentro del sistema.

    Y eso ocurrió sobre fines de año cuando el gobierno chino intervino en el mercado para que no se le escapara el tema de los valores de la carne, al tener un espiral inflacionario ascendente prácticamente irrefrenable. Intervino por distintas vías, cortando la financiación de los importadores de carne, liberando los canales grises de ingreso de ese producto por Hong Kong y Vietnam, y liberando stocks de regulación internos, con lo que la decisión era bajar los niveles de precios y tratar de revertir los procesos inflacionarios.

    —Y luego vino el golpe del coronavirus. Un tema que llevó a convocar al Ministerio de Ganadería a una mesa de trabajo con otros ministerios, representantes de los sindicatos de trabajadores y gremiales empresariales de los frigoríficos.

    —El Covid-19 provocó una interrupción de la corriente comercial porque la gente se cuarentenó, la demanda cayó, había problemas logísticos en los puertos y hubo un proceso de renegociación y solicitud de descuento de los embarques de carne que estaban llegando a puerto o navegando. El proceso de viaje de un contenedor desde Uruguay a China demanda entre 45 y 65 días, dependiendo de la velocidad del barco y de las escalas que tenga. Imagínense el volumen de carne que llegaba y que fue objeto de renegociación.

    En la medida que China fue saliendo del problema, y en este momento se está queriendo normalizar o dando señales de normalización, tuvimos el agravamiento de la situación de Europa. Cuando hubo problemas en el mercado chino las baterías se derivaron al segundo principal destino, que es la Unión Europea. También nuestro segundo mercado en importancia tuvo y está teniendo en este momento serios problemas. Eso es motivo de análisis en las reuniones con los representantes de la industria frigorífica.

    Si sumamos los dos efectos, el impacto en la economía de los frigoríficos es bastante severo. Porque si algo debemos destacar es que de una manera u otra la industria cárnica ha cumplido con la producción ganadera en cuanto a los compromisos de compra de ganado.

    En función del mercado existente sobre fines del año pasado eso también llevó al precio de los vacunos a valores muy elevados. Esa relación estaba directamente vinculada a los valores de exportación.

    Ahora, si la exportación llega a destino y hay una solicitud de renegociación, de quitas importantes, de descuento, entonces hay un descalce de la industria frigorífica que no cierra el negocio frente al valor de la materia prima. Esto está ocurriendo tanto en China como en Europa, por ende, la situación es el impacto en las finanzas de la industria frigorífica, que es también bastante heterogénea.

    Hay dos dimensiones. Una la de empresas de gran porte, algunas de ellas tienen presencia en varios países y son multinacionales. Eso les permitió tener respaldo de sus casas centrales frente a esa situación. Y las otras industrias también debieron recurrir a crédito bancario. Recordemos que las empresas del sector vienen de varios años de resultados que no han sido favorables. Entonces este proceso final que estoy relatando viene de otro proceso más prolongado de desgaste de las finanzas, en el que las cuentas vienen dando resultados negativos.

    El desgaste prolongado de la industria ocasiona que, cuando se concentran dos problemas importantes como el de China y el de Europa, eso someta a las empresas a un estrés importante.

    En las reuniones de emergencia en este comité de crisis convocado por el Ministerio de Ganadería, en el que también participan los ministerios de Trabajo, de Industria y de Salud Pública, las gremiales de frigoríficos, la Federación de Obreros de la Industria Cárnica y Afines (Foica) e Inac, se pusieron esos temas arriba de la mesa. Y con las prioridades que estableció el gobierno de continuar la actividad pero siempre con objetivo de defender la salud de los trabajadores y de los uruguayos en general.

    Por eso se toman todas las medidas para proteger la salud de los trabajadores, dejando que los grupos de riesgo no concurran al trabajo y pasarlos al seguro por enfermedad, más otras medidas higiénicosanitarias y de equipamiento de protección de los obreros. Además, se reduce el ritmo de actividad para que la distancia entre un obrero y otro no sea demasiado próxima, con el objetivo de mitigar los efectos eventuales de contagio.

    La industria frigorífica es un sector donde ya hay una tradición de higiene, de desinfección y de protección con equipamiento que hace que el riesgo sea mayor fuera del frigorífico que dentro.

    Hay que evitar la concentración del personal a la llegada de los obreros a las plantas de faena, hacer alternancia de turnos, que las cuadrillas de faena y de desosado no tengan puntos de contacto, poner cuidado en las horas de descanso, que motivan aglomeraciones en los comedores y vestuarios. Esas son medidas con las que cada planta llegará a un acuerdo con sus trabajadores.

    En esas mismas reuniones también surgió el tema, planteado por los obreros temerosos frente a la situación y por el desconocimiento generalizado que tenemos todos respecto a este patógeno desconocido, en cuanto a la paralización total de las actividades en este sector. Lo que el gobierno dice es que no se deben parar las actividades en su totalidad; sí se tienen que tomar los recaudos, pero la prioridad también es el abastecimiento.

    Solo una noticia de paralización de los frigoríficos, considerando la importancia de los productos cárnicos en la dieta de los uruguayos, provocaría una corrida hacia los supermercados y un eventual desabastecimiento. Porque colapsarían los sistemas de distribución.

    Se entiende que no se debe parar la actividad, fundamentalmente de la cadena de suministro de alimentos, porque se requiere la alimentación adecuada para que los uruguayos puedan mantener altos los niveles de inmunidad, que es también una barrera contra la enfermedad.

    Por eso es un tema estratégico y se les comunicó claramente a los obreros de la industria frigorífica que se tomarán todos los recaudos para preservar la salud pero sin paralizar totalmente la actividad.

    En esas conversaciones hubo un planteo de los frigoríficos respecto a que uno de los inconvenientes de una eventual parálisis total de actividad, que no está en los planes y el gobierno no lo va a permitir, es que las empresas en serias dificultades económicofinancieras no podrían retomar la faena.

    Hay un riesgo por la falta de retomar la actividad, en caso de paralización, que implicaría la pérdida de puestos de trabajo, lo que es otro aspecto no deseable en esta crisis, en el caso de que se tomara una decisión de cuarentena obligatoria.

    —¿Lo que el Poder Ejecutivo busca es un equilibrio, descartar la paralización total pero sí reducir la actividad para mitigar el riesgo de contagio del virus?

    —De por sí la actividad se va a reducir, porque hay un grupo de riesgo que no será convocado a trabajar, contemplándolo con el seguro por enfermedad. Hay un recaudo mayor en obreros con sintomatología por gripe y otros, que tampoco serán convocados a trabajar. Hay además temas vinculados a la reducción del transporte.

    La caída de la actividad es también por la poca colocación de la carne en los mercados. El único mercado que estaría funcionando en demanda es el interno. Y el chino, que lentamente empieza a retomar los canales de comercialización.

    Tenemos una pandemia mundial en la que todos los mercados están alterados. China fue el primer país que tuvo el problema del virus y el primero en salir de él.

    —Al plantear la paralización temporal, los representantes del sindicato de trabajadores de los frigoríficos argumentan que en las cámaras de frío de las empresas hay carne suficiente en stock para abastecer el mercado interno.

    —Puede haber carne, pero es un producto que alteraría un poco lo que es la demanda normal del uruguayo, que normalmente come carne fresca y enfriada.

    Lo que propició el Poder Ejecutivo es un ámbito de discusión de primer nivel sobre estos temas. Hubo una reunión en la que participaron dos ministros, dos subsecretarios, el director de Trabajo y el presidente del Inac.

    Eso refleja la importancia que le dio el gobierno al planteo de los obreros de la industria cárnica. El gran tema es mantener la actividad en funcionamiento.

    Nosotros les transmitimos que una paralización temporaria tampoco aseguraría que al término de ella las condiciones epidemiológicas donde está inmerso el país estuvieran mejor que al principio.

    Desde el punto de vista de la salud tampoco hay garantías, porque no sabemos cómo va a funcionar esto para adelante.

    Y de repente, ojalá que esto no ocurra, desde el punto de vista epidemiológico el Ministerio de Salud Pública tiene que terminar tomando una decisión más drástica, y lo que estaríamos haciendo con esta paralización planteada por los obreros sería gastar una bala antes de tiempo.

    No se puede descartar que, ante el agravamiento no deseado de la enfermedad, tengamos que tomar esa medida. Pero no es este el momento.

    Otra cosa que les comunicamos es que no sería un buen ejemplo, y apelamos a la conciencia cívica de los funcionarios de contribuir a esta lucha, que es de todos. El ejemplo de una industria tan importante como la de la carne paralizando su actividad también podría estar tomándose por otras industrias. Y estamos en plena cosecha del arroz, iniciando la cosecha de soja, los tambos tienen que ordeñar diariamente y la granja tiene que ser responsable del abastecimiento.

    En todas las actividades hay riesgo, por eso en esta guerra contra el coronavirus tenemos varios héroes, por un lado, los trabajadores de la salud, pero también los funcionarios de las cadenas de la alimentación.

    Soy optimista en que los sectores de la carne, de la alimentación y del agro, como tantas veces en el pasado, serán la locomotora que sacará adelante a la economía uruguaya.