• Cotizaciones
    lunes 24 de marzo de 2025

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
    $ Al año*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
    $ por 3 meses*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * A partir del cuarto mes por al mes. Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
    stopper description + stopper description

    Tu aporte contribuye a la Búsqueda de la verdad

    Suscribite ahora y obtené acceso ilimitado a los contenidos de Búsqueda y Galería.

    Suscribite a Búsqueda
    DESDE

    UYU

    299

    /mes*

    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá

    “En la música, quien logra crecer tiene que hacerlo fuera de fronteras”

    Estela Magnone habla de lo colectivo, lo artístico y las políticas culturales
    Columnista de Búsqueda

    Cantó en coros desde niña, fue miembro prominente de Travesía y Las Tres (con Laura Canoura y Flavia Ripa), fue parte de Níquel y tiene a sus espaldas una sólida carrera solista. Estela Magnone editó Siestas de Mar de Fondo, un disco de canciones con música de su autoría y letras que Eduardo Mateo le había dado a mediados de los 80 y que, hasta ahora, no habían encontrado su forma definitiva. Destacada autora y tecladista, Magnone, galardonada en 2018 con un Graffiti a la trayectoria, es además una artista que asume el rol del músico desde una perspectiva ciudadana, que no teme al activismo social aunque esquiva la identificación partidaria. En su luminoso apartamento, en un octavo piso en pleno Barrio Sur, Búsqueda charló con ella.

    , regenerado3, regenerado2

     

    —¿Qué es lo que te impulsa a tomar esas viejas letras que te había dado Mateo y empezar a trabajarlas?

    —Justo ahora estoy haciendo números y eso me puso a revisar papeles y cuadernos viejos. Y vi que ya desde finales de los 80 tenía cosas. No es que empecé ahora, las tengo desde entonces. Hice algunas en ese momento y otras nunca había podido terminarlas. Pero siempre volvía al viejo amor. Hasta que en un momento sentí que estaba bien lo que había encontrado, me convencieron de que estaba bien cerrarlas ahí. Pero yo venía haciendo canciones con esas letras desde hace pila.

    —Y esta vez tuviste la sensación de que estaban prontas…

    —Sí, lo que pasa es que a las canciones las dejo dormir mucho. Y cuando vuelvo a ellas, a veces me gusta lo que hice y a veces no me gusta nada. Y ahí arranco de nuevo.

    —¿Sos de arrancar con la letra o con la música?

    —Las dos cosas. He trabajado mucho con otros letristas, y en mis canciones soy de arrancar más con las letras.

    —En alguna entrevista decías que te ves sobre todo como compositora.

    —Sí, como compositora tanto de letras como de música.

    —Sin embargo, te has tomado tu tiempo entre disco y disco…

    —Será porque no se me ocurren más canciones (risas). Siempre que hago un disco tengo varias canciones compuestas y luego compongo las que me faltan para ese disco. No soy de cantar canciones ajenas, no me considero intérprete. Hago de vez en cuando alguna, creo que Mateo fue el único que grabé en algún disco. Pero en general los discos son solo con canciones mías.

    'No soy de cantar canciones ajenas, no me considero intérprete. Hago de vez en cuando alguna, creo que Mateo fue el único que grabé en algún disco. Pero en general los discos son solo con canciones mías'.

    —La excepción quizá sea el disco que hiciste con Jaime, que algunas letras eran suyas.

    —Sí, pero todas las músicas eran mías en ese disco. Con Travesía hicimos algún tema del Darno (Eduardo Darnauchans), pero en mis discos son todas mías salvo alguna de Mateo. Será que no se me ocurren tantas. Además, no es tán fácil grabar un disco.

    —Hasta hace no tanto, el disco era el centro del asunto musical. ¿Sigue siéndolo?

    —Bueno, me gustaría tocar más en vivo, pero nunca dejaría de hacer discos. Me parece que una vez que tenés las canciones, necesitas que estén ahí, en un lugar. Para mí, grabar mis canciones es una necesidad vital. Tenerlas ahí sonando, con sus arreglos y bla, bla, bla. Y lo de tocar en vivo, estaría buenísimo tocar más, pero nunca me ha ocurrido tocar mucho en vivo. No tengo tanto público, en todo caso.

    —Viendo tus actividades en el mundo de la música, vas más allá de las cosas estrictamente artísticas. Te has involucrado en tareas de gestión. ¿La música es solo el fenómeno artístico o es también todo ese mundo de gestión que la rodea?

    —En principio, en sentido estricto, creo que es solo el hecho artístico. Pero está todo lo demás. Es como cuando hacés un disco: querés que te lo compren. Entonces están las canciones y está toda una movida alrededor, que tiene que ver con que esas canciones se muevan. En mi cabeza, lo importante es la creación, lo demás es por añadidura. El derecho de autor, el Fonam, todo eso es importante desde el punto de vista del trabajo. Como lograr que las condiciones laborales de los músicos sean mejores. Sin involucrarme con partidos políticos, claro. Nunca lo hice y, sinceramente, creo que quienes lo hacen le erran. Creo que embanderarse con un partido político es un error. Creo más en otras causas, en movimientos ciudadanos, sociales, y en esas cosas sí me muevo. Por ejemplo, estoy apoyando lo de UPM 2.

    —Hablando de potenciar el trabajo de los músicos, ¿pensás que ha mejorado?

    —Bueno, por ejemplo, el Fonam es algo que reivindico mucho. Fui parte de quienes peleamos por la Ley del Fondo Nacional de Música y creo que fue, con todos los defectos que todavía tiene, una cosa muy importante. Generó fondos genuinos, no son fondos públicos. Y con esos fondos se financian muchos proyectos. Creo que ese tipo de cosas están buenas. Creo que hay otros fondos que quizá no han funcionado tan bien, como los Fondos Concursables o el de Incentivos. De todas maneras, por ese lado estamos mucho mejor. Antes no había nada.

    —¿Y en cuanto a la música en vivo?

    —Creo que Fernando Cabrera, que hace una música que tampoco es mayoritaria, es un buen ejemplo de que quien logra crecer tiene que hacerlo fuera de fronteras. Hay casos más evidentes, como La Vela Puerca o No Te Va Gustar, que es gente a la que le va muy bien, y que su actividad es casi toda fuera de fronteras. Acá el mercado es muy chico.

    —¿Hay un problema de escala?

    —Creo que sí. Yo, modestamente, creo que en otro mercado más grande, aun siendo minoritaria, tendría un público que proporcionalmente sería el mismo pero me permitiría tocar más. Y después tenés el factor tecnológico, que abre muchas opciones. Es más accesible grabar, pero podés grabar tu disco en casa, que suene bien, subirlo a las plataformas digitales y que no ocurra nada.

    'Creo que embanderarse con un partido político es un error. Creo más en otras causas, en movimientos ciudadanos, sociales, y en esas cosas sí me muevo. Por ejemplo, estoy apoyando lo de UPM 2'.

    —Sí, hay una especie de ilusión de que la tecnología por sí misma resolverá cosas que son de otro ámbito.

    —Sí, al final hay muchas cosas que se diluyen en esa maroma. Hay un cambio tecnológico y hay un cambio que no sé si llamarlo filosófico. Ya lo dijo Vargas Llosa, con quien se puede discrepar, pero en esto estoy de acuerdo: vivimos en la civilización del espectáculo. O sea, esa cosa de tener que compartir todo con todo el mundo. Hago un tema, lo toco en la guitarra, me filmo y se lo muestro al mundo.

    —El making of del making of del ensayo de la grabación del videoclip.

    —Claro, algo que le interesa al que lo hace y a poca gente más. Creo que hay una superproducción tan gigantesca que a veces me cuesta lograr encontrar lo que está bueno en medio de toda esa abundancia de cosas. Yo respeto el tiempo, el tiempo dirá qué cosas quedan y qué cosas se las lleva. Estamos en una maroma que no sé bien adónde iremos a parar.

    —Mirando tu trayectoria, tenés tantos discos solistas como discos con colectivos y grupos. ¿Qué te ofrece esa parte, más colectiva?

    —El aprendizaje, la experiencia de poder trabajar con otra gente. Y la posibilidad de hacer esa música que vos no harías por tu cuenta. A mí me encanta eso. Y ahora, cada vez más, me parece que estoy tendiendo a hacer música con otra gente. Hace poco hicimos un concierto con Ana Prada y Florencia Núñez. Nunca había tocado con ellas dos en un show. Me parece superrico, me da un gran placer.

    —Te cambia el rol, ¿no?

    —Claro, te podés concentrar en otros aspectos, en el arreglo, en el instrumento. Todo esto tiene que ver con que toda mi adolescencia trabajé en coros. Mi padre era director de coros y desde los 14 años canté con él. Eso te lleva a ver la música como algo colectivo. Y aunque la composición es un asunto solitario, después está bien que aparezca gente, tocar con otros siempre es rico, siempre aporta.

    —¿Cómo fue tu experiencia en Níquel? Siempre te asocié a la música popular y no tanto al rock.

    —Vi a Níquel cuando eran dos (Jorge Nasser y Pablo Faragó) con la bata digital. Y me gustaba un montón lo que hacían en esa época. De hecho, fui yo la que me ofrecí: les dije que si precisaban un teclado, me encantaría tocar con ellos. Fue una experiencia riquísima, no solo por la música que se hacía, que estaba muy buena, sino por la experiencia social. Tocar en Montevideo Rock fue una experiencia increíble que no me habría ocurrido sin Níquel. Deliré con aquello, entrar a la Rural y ver a cientos de punks con cresta, estuvo buenísimo. Después hicimos con la intendencia un montón de shows. Era la primera intendencia democrática, en el Departamento de Cultura estaban Alejandro Bluth y Tomas Lowy, tenían un ciclo de música en los barrios que se llamaba el Circuito Musical Municipal, que llevaba espectáculos a toda la periferia de Montevideo, Villa García, Playa Pascual. Y en ese ciclo toqué con Mateo y con Níquel. Imaginate: tocar con Mateo y con Níquel.

    —Dice cosas de vos, de tu versatilidad musical…

    —Bueno, pero hay muchas cosas que yo no puedo tocar. No puedo tocar candombe, por ejemplo. No puedo manejar el instrumento tanto como me gustaría en algunas músicas. Me siento mejor en la parte más armónica, en la melodía, que en la parte rítmica.

    —¿Tu formación fue por ese lado?

    —Totalmente. Vengo del piano y el canto. De la tradición europea. Tengo un debe en la vida y es salir en una murga. Nunca salí, cuando era joven no había mujeres en las murgas.

    —Eso cambió un montón…

    —Claro. Pensá que la única mujer que había salido antes en las murgas había sido Mary Da Cuña, que en los 70 había salido en Las Ranas y me parece que en Curtidores de Hongos. Creo que ahora me daría una pereza ancestral meterme en eso, pero igual estaría bueno. Sería una experiencia distinta.

    —Decías que no sabés tocar candombe, pero tocando con Mateo ese elemento rítmico estaba siempre presente.

    —Ah, pero tocando con Mateo era Travesía, hacíamos coros. Afinábamos, arreglábamos todo perfecto y cantábamos, nada más.

    —Con Travesía cantaron el tema Quince abriles, de Jaime Roos. ¿De quién es ese arreglo?

    —De Jaime, Jaime no te deja hacer un arreglo (risas). Aunque no es tan así, en ese disco hay un arreglo de Andrés Recagno, es el de Desde aquí se ve.

    —Que es parte de los temas “raros” de ese disco, junto con Chalaloco.

    —Sí, es verdad, aunque esos temas raros están entre mis favoritos de ese disco. Chalaloco la grabó Jaime con esa guitarra que está ahí (señala una funda que está en una esquina de la habitación), que a su vez había sido estrenada por Leo Maslíah.

    —Componés en la guitarra. ¿No es raro viniendo de alguien que tiene una formación en el piano?

    —Sí, es raro. Pero la guitarra tiene algo, me resulta más fácil enfocarme en la armonía. Siempre me pasó eso, aun siendo una pésima guitarrista.

    —¿Y no has pensado en reeditar algo de ese material con los tríos que tuviste? Pienso en Las Tres.

    —Bueno, justo cantamos con Laura un par de temas hace unos días y quedó flotando la idea de juntar a Las Tres. Aunque a Flavia (Ripa) es difícil de agarrarla, desde los 90 nunca más cantó.

    'Hay un cambio tecnológico y hay un cambio que no sé si llamarlo filosófico. Ya lo dijo Vargas Llosa, con quien se puede discrepar, pero en esto estoy de acuerdo: vivimos en la civilización del espectáculo. O sea, esa cosa de tener que compartir todo con todo el mundo. Hago un tema, lo toco en la guitarra, me filmo y se lo muestro al mundo'.

    —Florencia Núñez es una figura recurrente en algunas de las entrevistas que estoy haciendo. La mencionó Laura, también Cabrera. ¿Cómo te conectás con ella?

    —Mi historia con Florencia es larga. Ella estudiaba Comunicación y estaba haciendo una tesis sobre las mujeres en la música uruguaya y me entrevistó. Yo escuché un EP que ella hizo antes de sacar su disco y me gustó. Me presenté al programa del Fortalecimiento de las Artes y la invité. A partir de ahí nos hicimos amigas y tocamos muchas veces juntas. Florencia se destaca, es muy buena compositora. Es muy cercana, tiene una base cultural muy sólida. Es capaz de integrarse a muchas propuestas distintas.

    —¿Ha cambiado el papel de la mujer en la música uruguaya?

    —Sí, ha cambiado. Antes éramos tres o cuatro en la música. Ahora es un espacio mucho más abierto para la mujer. Siempre me preguntan si sufrí episodios machistas en el ámbito musical y la verdad es que no me pasó nada. Siempre me llevé bárbaro con los colegas, siempre con un montón de respeto. Creo, sí, que hay menos oportunidades para las mujeres en la música, como en todas las cosas. El tema de la presencia femenina en los festivales, por ejemplo, se está discutiendo bastante en estos días.

    —Decías algo interesante sobre eso en otra nota: que hay poca presencia femenina pero también poca presencia de propuestas nuevas.

    —Claro, en los festivales están muy repetidos los artistas que terminan siendo parte de la grilla. Igual, entiendo que los festivales apuestan por lo seguro. Y otra cosa que pasa es que en Montevideo no tenemos idea de qué cosas suenan en el interior, tenemos una mirada muy capitalina sobre la música del país. Pienso que esa sería una política cultural interesante: lograr que la música circule de verdad por todo el país. Se habla de la circulación de la cultura y, sin embargo, sigue siendo bastante complicado tocar en el interior. Con mi hermano Daniel hicimos un espectáculo muy bueno y fuimos a tocar con el proyecto de los corredores culturales, pero no va nadie a verte. No hay una buena coordinación con las intendencias del interior. Es como que está todo por hacer: existe el recurso, se usa, pero no se usa bien. Y del interior para acá es aun peor. Los del interior que tocan acá es porque se trasladaron acá.

    —Pareciera que hay inversión, pero no existe un plan.

    —Exacto, se pone plata pero no hay un plan. En la campaña electoral, por ejemplo, el tema cultural fue el gran ausente. Es claro que se está poniendo más dinero, pero sin un plan, los resultados no son los que podrían ser. Eso que hacíamos en el año 85 en Montevideo, estaba bárbaro. Se llenaba de gente. Y era una propuesta diversa: iba un grupo musical, uno de teatro, otro de danza. Y la gente respondía muy bien. Era una política cultural municipal y había un plan.

    Estela Magnone

    —¿Sos una persona atenta a la música que está surgiendo?

    —Trato de escuchar. Ahora Spotify te lleva a cosas distintas y ahí descubro música. Eso sí, cuando quiero escuchar música por placer, vuelvo a los discos de siempre: Chico Buarque, los Beatles. Y alguno nuevo incorporo de vez en cuando.

    —¿Confiás en el algoritmo de Spotify?

    —Hasta un determinado momento, va bien. No sé qué pasa, pero en cierto momento se va al carajo. A veces se encuentran cosas increíbles, por ejemplo Hindi Zhara, una cantante francomarroquí maravillosa. Y escuchándola a ella descubrí otras cosas. Eso está bueno, partís de un artista y derivás hasta otros a los que de pronto no llegabas por vos mismo.

    —¿Algo de esas músicas entra en tu música presente?

    —Algunas cosas entran. Sobre todo en la parte de los arreglos.

    — ¿Qué planes tenés en este momento?

    —Estoy un poco cansada de tener que hacer todo. Me encantaría tener un promotor que me consiguiera fechas, pero eso nunca ha sido así. Cuando quiero tocar en vivo, tengo que hacer todo yo. Quizá por eso, como dije antes, nunca he sido de tocar mucho en vivo. En todo caso, mientras pueda seguir componiendo, seguir grabando discos, estoy bien. Igual, ahora estoy preparando el show de presentación del disco. Eso siempre lo hago y después veo cómo sigue. Estoy intentando hacerlo en trío, como fue grabado. Pero tengo que ajustar detalles. Es un disco muy electrónico en cuanto a sus arreglos y no quiero que en vivo quede muy “de mentira”. No sé si lograremos trasladar eso que está en el disco al show en vivo. La idea es que suene lo que tiene que sonar. En esa búsqueda andamos.

    Entrevistas relacionadas

    Fernando Cabrera: “Siempre tuve claro que ya venía con un lenguaje y que tenía una voz”

    ? Laura Canoura: “Mi generación artística lo que tiene que hacer, imperiosamente, es vincularse con generaciones más nuevas”

    ? Hugo Fattoruso: No pensar, sino hacer música destilada, sin impurezas