“Lento” crecimiento, “brechas” de bienestar e “insuficiente” productividad limitan al agro, advirtió Ministerio de Ganadería

En línea con la definición política de la actual administración del presidente Luis Lacalle Pou en cuanto a estar “con el campo”, como lo enfatizó el mandatario en la muestra realizada en 2020, la secretaría de Estado considera que el desempeño económico uruguayo está vinculado a la situación del sector agroindustrial.

Eso debe ser un “proceso continuo para construir una visión conjunta del futuro” y un “marco de acuerdos para impulsar políticas de Estado para el desarrollo sostenible de las cadenas de base agropecuaria”, señala.

En cuanto a las políticas públicas y arreglos institucionales que contribuyan a la transformación productiva, el MGAP destaca la necesidad de “solucionar fallas de mercado y de coordinación, fallas del Estado y adecuar incentivos y levantar restricciones”.

De cara a las tendencias mundiales futuras, la agricultura tendrá que producir más alimentos y fibras para cubrir una demanda en ascenso, pero “la superficie agrícola es limitada”, por lo que requiere avanzar en “productividad y eficiencia”, plantea.

Advierte que eso representa una “mayor presión sobre los recursos naturales”.

La variabilidad y el cambio climático son otros de los focos de esa estrategia política, considerando el impacto negativo que registran las actividades del campo por los fenómenos extremos del clima.

Ese factor les pegó fuerte a los productores rurales, específicamente, por las pérdidas de rendimiento en las chacras agrícolas y en los kilos de carne obtenidos en sus rodeos, pero también cuando el clima es favorable se registran picos de producción y de exportaciones.

Un capítulo especial en el plan del MGAP es el de la demanda por productos diferenciados. Para eso sugiere la apuesta a atender los “nuevos canales de comercialización”, lo que a su vez enfrenta el proteccionismo en los mercados.

En ese sentido, los técnicos del gobierno hacen hincapié en la situación de “aumento de plagas y enfermedades transfronterizas”, que pueden ser obstáculos para la colocación de los productos del agro.

En la conferencia de presentación de la estrategia de desarrollo agropecuario, realizada en el marco de la Expo Prado, participaron los exministros de Ganadería de las últimas décadas, pertenecientes a diferentes partidos políticos, como Álvaro Ramos (1990 a 1993 en el gobierno blanco de Luis Lacalle Herrera), Martín Aguirrezabala (2003 a 2005 en la administración colorada de Jorge Batlle) y Tabaré Aguerre (2010 a 2018 en el período gobernado por el Frente Amplio).

Prácticamente todos esos anteriores titulares del MGAP coincidieron en los “grandes” temas estratégicos, ya que varios de ellos fueron determinados en sus administraciones, con algunos matices y ajustes.

Una cuestión que está incluida en el plan oficial y que fue abordada en la conferencia, que ganó la atención de empresarios del agro local e inversores entre el público presente, fue el del “encarecimiento” de la tierra.

Eso genera un desafío para el productor que debe lograr los mejores y mayores resultados de cada hectárea de campo pero al mismo tiempo le causa “mayor presión” sobre los recursos naturales.

Algunas de las sugerencias remarcadas por los exministros apuntaron a “revisar” todas las regulaciones normativas vigentes en el agro, como lo planteó Ramos, no dejar de prestar atención al agua, el riego y a la conciencia agropecuaria, por parte de Aguerre, y la imperiosa necesidad de “pasar a la acción” en el Poder Ejecutivo, remarcó Aguirrezabala, ya que el diagnóstico de situación es más que conocido por parte de los actores del sector y de la política local.

Un ejemplo claro de propuestas que se repiten en los últimos tiempos es la de “mejorar” las capacidades de negociación del MGAP para protocolos sanitarios y fitosanitarios, “designar agregados agrícolas” en destinos comerciales clave y establecer un plan conjunto entre los ministerios de Ganadería y de Relaciones Exteriores para formar funcionarios diplomáticos en temas específicos de las cadenas agroindustriales.

Lo mismo pasa con el planteo de los desafíos en cuanto a logística, atendiendo a que si hay una apuesta a un mayor crecimiento productivo debería haber un soporte de infraestructura acorde a ese potencial desarrollo.