El descenso que registran las encuestas en la intención de voto para el Frente Amplio tiene su explicación, naturalmente, en que menos uruguayos que en 2004 y 2009 están resueltos a apoyar a ese partido en las elecciones de este año.
, regenerado3El descenso que registran las encuestas en la intención de voto para el Frente Amplio tiene su explicación, naturalmente, en que menos uruguayos que en 2004 y 2009 están resueltos a apoyar a ese partido en las elecciones de este año.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáTal vez el caso de Hoenir Sarthou —hijo del fallecido senador y abogado Helios Sarthou, y militante frentista por más de cuatro décadas— refleje en buena medida qué les está pasando a muchos izquierdistas de toda la vida, enojados con los gobiernos del Frente Amplio.
El jueves 2, Sarthou, columnista del semanario frentista “Voces”, publicó un artículo bajo el título “Indisciplina partidaria”.
“Habría querido que este momento no llegara nunca, porque lo que voy a decir me resulta muy doloroso. No voy a votar al Frente Amplio en la elección de octubre. Por primera vez, en más de cuarenta años, siento que no puedo ni debo hacerlo”, escribió.
Sarthou precisó que aunque se trata de “una decisión individual e íntima”, no está solo. “Muchas personas de izquierda han decidido adoptar la misma actitud o la tienen en su horizonte y la están considerando”, informó.
Su resolución no implica que piense votar a blancos, colorados o independientes. En todo caso, anunció que votará en blanco o acompañará a “alguno de los partidos testimoniales de izquierda” porque “jamás votaría a una opción más conservadora que el Frente Amplio”.
Sarthou mencionó su discrepancia con “las políticas que implican someter al país y a su población al modelo económico ‘global’ de los capitales transnacionales, en el que, a pesar de los discursos, la mitad de los trabajadores gana menos de $ 15.000”, con “el proceso de concentración y extranjerización de la propiedad de la tierra que se ha permitido en estos años” y con “los privilegios abusivos (exoneraciones tributarias, puertos, zonas francas, leyes hechas a la medida) concedidos a la gran inversión extranjera y negados en cambio a la inversión y al trabajo nacionales”.
Consideró “estratégicamente discutibles y ambientalmente peligrosas” inversiones como las de las pasteras y Aratirí; manifestó su indignación con “la ley de bancarización obligatoria (hipócritamente denominada ‘de inclusión financiera’), que favorece el endeudamiento de la población de menos recursos y significa la intromisión inevitable del capital financiero (los bancos) en todas las transacciones económicas”.
Según Sarthou, “en materia de políticas sociales, se ha incurrido en algo que es —y será todavía más, en pocos años— una verdadera tragedia social: permitir la decadencia de la enseñanza pública. Cuando uno se entera de que más del 60% de la población juvenil no completa la enseñanza secundaria, hay poco más para decir. Significa que más de la mitad de la población no estará en condiciones de acceder a puestos de trabajos medianamente bien remunerados. ¿En qué clase de sociedad viviremos, entonces? ¿Alguien cree que se podrá seguir sobrellevando la marginalidad cultural creciente con subsidios del Mides, internaciones en el Inau y más policía?”.
“Un gobierno que no jerarquiza a la enseñanza pública es, objetivamente, un gobierno reaccionario. Se diga lo que se diga”, enfatizó.
También aludió al “abuso del secreto y la mentira, o el grosero maquillaje de la realidad”.
“Lo que pasó en Pluna, lo que pasa en Asse, lo que sigue pasando en el Sirpa, no habría sido posible si no se cultivara el secreto, la práctica de ‘barrer hacia adentro’. Tampoco son casos aislados. El secreto y la distorsión de la realidad, practicados desde el poder, son la antesala y el caldo de cultivo de la corrupción”, opinó.
“Hay demasiados secretos y reservas en la gestión de gobierno. Los acuerdos con Montes del Plata y con Aratirí, los propósitos y la adjudicación de las obras de la regasificadora, su relación con el proyecto de Aratirí, lo que realmente pasará con estas, las nuevas megainversiones en curso, las transacciones para traer al país a presos ilegítimos de los EEUU, el enorme crecimiento de la deuda externa del país, las tratativas con organismos internacionales, como la OCDE, para salir de las listas negras y grises, son temas de los que no se habla lo suficiente y sobre los que no se dispone de la información necesaria”, añadió.
“Siento que hay motivaciones y decisiones que no se expresan con franqueza”, confesó.