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    A la Intendencia de Montevideo hay que “manejarla” como “una empresa”

    Para Edgardo Novick, Mujica es un “viejo astuto” que “no tiene capacidad para gobernar y llegó a ser presidente”, un “típico machista” que “salió a defender a Topolansky” para “desviar la atención ante la incapacidad de sus candidatos”

    Era un lunes agitado para Edgardo Novick. Durante el fin de semana el ex presidente José Mujica lo había puesto en el centro de una campaña municipal que recién empieza a sacudir la modorra. “Hay uno que descubrió que hay gente pobre. Resulta que está lleno de guita, ha amasado guita, y ahora acaba de descubrir que hay pobres”, disparó Mujica contra el candidato independiente del Partido de la Concertación. No lo mencionó con nombre y apellido, pero el empresario —dueño de un shopping, un hotel, un restaurante y una cadena de tiendas de ropa deportiva— se dio por aludido. Novick llegó a la entrevista con Búsqueda escuchando en su celular algunos ecos mediáticos de los dichos del ex presidente y quejándose por el caos del tránsito montevideano que lo hacen llegar tarde a todos lados. Este self made man uruguayo, que no se cansa de repetir que se hizo de abajo vendiendo frutas y verduras, comentó que a veces se plantea tener un chofer. El tránsito, el transporte, los asentamientos, la basura, la iluminación y el arreglo de las calles son los temas que lo preocupan. Para Novick todo se resume en un problema de gestión y está convencido de que se puede ordenar Montevideo como si fuera una más de sus empresas.

    —¿Qué lleva a un empresario considerado exitoso a tomar la decisión de dar este paso hacia la política?

    —Creo que se remonta a mis épocas de feriante. Me gustaba hablar con toda la gente. Cuando trabajaba en las ferias todavía no existían los supermercados, entonces el espectro de clientes abarcaba a toda la sociedad. Y yo hablaba con todo el mundo y siempre les preguntaba cosas y me interesaba por cosas de la sociedad. En esa época iba de tarde al liceo Miranda y cuando volvía paraba en el club de bochas de Nueva Palmira, que tenía un presidente que era el edil Juan Cedrés, y me quedaba hablando de las cosas que hacía, y lo veía como una personalidad, porque hacía cosas por la sociedad. Y me dije que algún día quería hacer cosas por la sociedad. Hoy llegué a un punto en el que mis empresas están encaminadas, las tengo muy bien gerenciadas, no necesito seguir evolucionando. Y esta ciudad me ha dado todo, la oportunidad de progresar, y ahora tengo un sentimiento de gratitud, de devolver cosas. Muy fácil es tratar de devolver dando una ayuda económica, pero creo que lo más importante es poder gestionar. Montevideo necesita gestión y yo estoy capacitado y me siento con fuerzas y tiempo para hacerlo.

    —¿Es lo mismo gestionar empresas que una ciudad como Montevideo?

    —Hay cosas que son iguales. He tenido diferentes tipos de negocios, alguna vez me he caído y siempre me he levantado, pero en general me ha ido bien. Hay cosas básicas en la gestión: trabajar mucho, dedicarle tiempo, estar, ser cuidadoso, cuidar peso a peso, ser eficiente, mirar el mundo, mirar lo que viene y adaptarlo, tener buen relacionamiento con los empleados, con los proveedores, que las cuentas funcionen. Hay un montón de códigos que son los mismos en todos lados. Y si bien la Intendencia es diferente, yo creo que se aplican muchísimas de estas cosas al código tradicional de la administración.

    —La Intendencia es más compleja, tiene más departamentos, divisiones…

    —Es más grande, pero hoy por ejemplo creo que está manejada por gente que nunca ha administrado realmente. Sin despreciar, pero los últimos intendentes no han administrado nada, creo que es una ventaja haber administrado cosas. Si uno sabe gestionar es mucho mejor. Y, más allá de eso, no tengo compromisos políticos y puedo poner a los mejores técnicos en las direcciones. Sé como formar equipos. La gente tiene que decidir quién es el mejor. Me presento como que soy un buen administrador y tengo buena gestión. Y la gente tiene que pensar que esto no es ideología, no es un gobierno, es administración.

    —¿Qué cosas están mal en la ciudad?

    —La basura, el tránsito, la limpieza, el transporte, la iluminación y el arreglo de las calles. Todo está mal. La basura no se recoge, la limpieza no se hace, el tránsito es lento, el transporte sufre las consecuencias del tránsito, hay muchas partes de la ciudad que están a oscuras, las calles no se arreglan. No sé qué esperamos los montevideanos para cambiar. Esta administración está cansada, hay que darle un recreo. Si todo está tan mal, ¿por qué seguir votándolos?, ¿por ideología? No puede ser. Eso es lo que yo trato de inculcarle a la gente.

    ¿Cuáles son sus ideas concretas para mejorar lo que está mal?

    —Hay un tema que es muy importante y es el tema de las motos y los motochorros. Hay 125.000 motos en Montevideo y están entorpeciendo bastante el tránsito, hay que ordenarlas, no pueden ir por cualquier lado y esquivando autos de cualquier forma. La mitad de las muertes en tránsito son por motos. Debería haber un control de cómo se manejan en el tránsito y si las motos están en condiciones de circular. También deberían andar con chalecos que identifiquen la matrícula de la moto para controlar a los motochorros. En otras ciudades no dejan andar de a dos, habría que estudiar a fondo ese tema. Es impresionante lo que podría mejorar la seguridad. La Intendencia, fiscalizando este tema podría ayudar. El tránsito es otro problema que tiene la ciudad. Sobre todo en cuatro horas: de 7 a 9 de la mañana y de 6 a 8 de la tarde, ahí colapsa. Y hoy no hay que vender espejitos de colores con el subte, hay que ir a cosas concretas que se pueden hacer rápido: flechar la rambla, por ejemplo. ¿Cuánto ayudaría tener en esas horas a un helicóptero sobrevolando la ciudad? No es tan caro. Si hay un accidente el tránsito se corta durante horas y no hay quién lo arregle. Hay cosas que se podrían mejorar en el transporte. Por ejemplo agregar ómnibus esas cuatro horas. Se pueden hacer líneas diferenciales, que no paren en todas las paradas. Son cosas de pensamiento, de gestión. El problema de la basura y la limpieza es que normalmente falta el 20 % de los empleados y entonces se queda el 20% de la basura sin recoger y el 20% de las calles sin limpiar. El vecino no tiene la culpa de que falte la gente. A los comerciantes como yo nos falta la gente y abrimos el negocio igual. La Intendencia tendría que distribuir mejor la gente. Tiene 9.000 empleados y es mucho para una ciudad de un millón y medio de habitantes.

    —¿Se está rodeando de un equipo de técnicos para hacer estos diagnósticos?

    —Tengo un equipo muy profesional que estamos armando y está estudiando todos los temas. Y estamos buscando cuál debería ser el perfil de cada director en cada división. Es como cuando uno funda una empresa, ahí decís, necesito cinco gerentes, entonces uno va, contrata una empresa y le dice cuál es el perfil que quiere para los gerentes, y la empresa te da a elegir y vos haces entrevistas y los contratos. Así se debe manejar la Intendencia. Ese mismo test se puede hacer a gente que ya esté trabajando. Entonces vamos a tener a los más idóneos. Hay que manejar a la Intendencia como una empresa, es la empresa de la que somos dueños todos los montevideanos. Y los empleados deberían tener presente que están atendiendo al dueño de la ciudad, le tiene que dar un buen servicio. No como ahora, que uno no quiere ni hacer un trámite.

    —Tampoco debe ser lo mismo lidiar con empleados de una empresa que con un sindicato fuerte como Adeom. ¿Cómo imagina esa relación?

    —Hoy el tema de los empleados es un tema serio en todas las empresas. Pero me imagino negociando días y días con Adeom para tratar de ver todo lo que necesitan y darles todas las condiciones para que ellos trabajen cómodos como he hecho en toda mi vida con mi gente. Después de que se negocie eso, es como en mis empresas: soy el más exigente y el más firme. A todos les gusta trabajar con la ropa adecuada, con los baños adecuados. Ahora, después de que uno le da eso, hay que ser firmes. No me van a pedir lo que no merecen y no les voy a dar lo que no merecen. Una de las ideas que tengo es hacer públicas las reuniones con Adeom. Yo me siento en Adeom a negociar las cosas, y lo voy a llamar a usted y a todos los periodistas para que presencien la reunión. Y a ver si yo como intendente no le voy a dar algo que sea justo que lo reclamen y a ver si ellos piden algo que no sea justo. Mi idea es abrir, que las reuniones sean abiertas a los montevideanos, transparentes. Es la empresa de la gente.

    —¿Cuándo decidió ser candidato para estas elecciones municipales?

    —Había culminado mi último gran proyecto, que es Nuevo Centro Shopping, y justo coincidió que se empezó a hablar de la Concertación y que podía haber un tercer candidato, independiente, del sector empresarial, con experiencia en gestión. Ese es mi perfil y coincide con lo que quise toda mi vida. Y ahí fui, a total iniciativa mía a hablar con todos los líderes de los partidos a decirles que me ponía a disposición. A todos les pareció bien.

    —¿No lo habían llamado antes los blancos o los colorados?

    —No, no. Fue una iniciativa mía.

    —Usted está más identificado con el Partido Colorado.

    —Estuve ayudando a los colorados y a los blancos. Los he votado indistintamente de acuerdo al candidato que en ese momento me parecía que estaba más preparado.

    —¿A quién votó en las últimas elecciones?

    — A Lacalle Pou. En el 2009 voté a Pedro Bordaberry. En el 2004 voté a Jorge Larrañaga. En 1999 voté a Jorge Batlle.

    ¿Nunca al Frente Amplio?

    —No, por ahora no.

    —¿Cómo ve a la Concertación? ¿Coincide en que tuvo un comienzo errático?

    —Bueno, no tuvo un nacimiento como hubiéramos querido. Fue un nacimiento un poco complicado. Pero las cosas se van acomodando. Son los primeros pasos, igual que cuando un niño empieza a caminar.

    — Luis Alberto “Ney” Castillo se bajó de su candidatura y hubo quienes sostuvieron que fue porque los colorados le daban más apoyo a usted que a él.

    —No me gusta meterme en ese tema, pero creo que fue una cuestión personal de él.

    —¿No se siente responsable?

    —No, para nada. Ni me siento ni nadie me lo hizo saber.

    —¿Cómo es la relación entre los tres candidatos de la Concertación?

    —Nos juntamos cada tanto, tenemos un acuerdo programático con las bases. Pero cada uno somos de perfiles diferentes y cada uno hace su campaña.

    —Llamó la atención su rápido distanciamiento con los dichos del candidato Ricardo Rachetti sobre su competidora Lucía Topolansky. Rachetti admitió que hubiera preferido un llamado antes

    —Era un caso particular, porque yo venía criticando mucho a la señora Topolansky. Soy muy crítico de su capacidad, pero siempre con respeto, con altura. Entonces tenía la necesidad de desmarcarme de esa forma de descalificar.

    En estos días el que fue blanco de ataques fue usted. El ex presidente José Mujica le dijo que estaba “descubriendo la pobreza”. ¿Cómo lo tomó?

    —Mujica es un bicho político, ¿no? Si será bicho político que es una persona que, igual que Topolansky, no tiene capacidad para gobernar y llegó a ser presidente. Quiere decir que es muy astuto, un viejo astuto que sabe cómo manejar la política. Quiere desviar la atención ante la incapacidad y las no propuestas de sus candidatos. Es una viveza. En cuanto a mi descalificación personal, creo que se equivoca feo, producto de una desinformación. Vengo de ese mundo, no lo estoy descubriendo. Tal vez no sabía que estaba tan horrible la pobreza, la verdad que las condiciones en las que vive la gente son horribles. Creo que Mujica tuvo la suerte de que estuvo cinco años manejando el país con técnicos muy calificados que le taparon todas las carencias que tuvo. Y eso es lo que más le duele: habló de la pobreza y los pobres viven cada vez peor. Le molestó mucho que nosotros hayamos ido a los asentamientos a mostrar cómo viven los pobres. Él se dedicó a su marketing, es el rey del autobombo. Le importa su prestigio, no hacer cosas por el Uruguay. Lo salvó su equipo económico. Yo soy un trabajador que he trabajado toda mi vida y me ha ido bien, creo que el señor Mujica no se dio cuenta que de pobre, pero trabajando mucho, se puede progresar en la vida. Mujica divide al país para tener poder, y eso está mal.

    —¿Por qué cree que lo eligió a usted para atacarlo?

    —Creo que es porque he sido bastante crítico de las aptitudes de su señora. Y él, típico machista, ha tratado de salir a defenderla. Y me acusa sin información. Le erró feo. Creo que le molestó que me meta en los barrios a mostrar cómo vive esa gente a la que le estaba vendiendo que él los ayuda. Los ayuda a que no trabajen, porque les da un plan social, entonces no se preocupan por trabajar.

    —¿Qué planes tiene usted para mejorar esa situación desde la Intendencia?

    —Todos esos asentamientos tienen problemas gravísimos, no les llegan los servicios. Hoy viven 135.000 personas entre los asentamientos y la periferia, y eso es mucho más caro para la Intendencia y el gobierno porque tienen que mandar todos los servicios. Es un tema extraño, porque somos el mismo millón trescientos mil de toda la vida. ¿Y dónde vivíamos antes si vive toda esa gente ahí ahora? Hay que planificar barrios, la Intendencia tiene muchos espacios verdes donde hay que hacer barrios nuevos y hay que llevarles todos los servicios antes de que se muden. Y darle a la gente la posibilidad de regularizarse y que empiecen a tener una vida diferente, porque esa gente se acostumbra a vivir en los asentamientos. Esta gente se siente no integrada, y cuando uno no se siente integrado produce inseguridad. Hay que integrarlos a la sociedad haciendo barrios y tratando de que esa gente viva mucho mejor. Es una de las soluciones, planificando mejor la ciudad.

    Volviendo al tema de Mujica, en una de las respuestas al ex presidente, miró fijo a la cámara y le dijo que no se vuelva a meter con usted. Sonó a amenaza, ¿lo fue?

    —Creo que una vez uno puede tolerar que se le haya escapado, como siempre se le han escapado muchas cosas. De acá en más, si va a volver a hablar, que lo piense. La próxima vez, si sigue hablando de mí, tendré en cuenta que no se le escapó, que fue en serio. Creo que después de esto no va a hablar más de mí.

    —¿Por qué?

    —Porque se dio cuenta de que se equivocó, apuntó mal.

    —¿Está invirtiendo mucho dinero en la campaña?

    —No creo que sea tanto. Es cierto que sí me la estoy financiando solo, pero siempre hay amigos que ayudan. Pero no va a ser una inversión desmedida.

    —¿Se puede saber cuánto?

    —No tengo el presupuesto final.

    —¿Qué va a pasar con usted y la política si no gana?

    —Voy a luchar hasta el último día para intentar ganar. Y si no es así, volveré dentro de cinco años.

    Información Nacional
    2015-03-12T00:00:00