“Los procesos de intensificación, más allá de las condiciones adversas, siguen generando beneficios, fortalezas y oportunidades para que las empresas tengan mejores resultados”, dijo el asesor ganadero Bernardo Mendiola a Agro de Búsqueda.
“Los procesos de intensificación, más allá de las condiciones adversas, siguen generando beneficios, fortalezas y oportunidades para que las empresas tengan mejores resultados”, dijo el asesor ganadero Bernardo Mendiola a Agro de Búsqueda.
Accedé a una selección de artículos gratuitos, alertas de noticias y boletines exclusivos de Búsqueda y Galería.
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáEn tal sentido, planteó la diferencia entre la manera que se enfrentó la sequía del 2022/23 con la de 1989. “Luego de 30 años contamos con un montón de herramientas que nos permiten sobrellevar mucho mejor las condiciones críticas”, enfatizó.
El ingeniero agrónomo consideró que “herramientas como el destete precoz, los corrales, la suplementación, entre otras, permiten sortear mucho mejor este tipo de situaciones adversas.
Consideró que en estas circunstancias se puede tener “un poco más de cautela en las decisiones, o tomarse más tiempo para pensar o evaluar más y mejor las posibilidades de crecimiento”, pero aseguró que “de ninguna forma lo veo como una vuelta atrás en los procesos de aumento de productividad o intensificación”.
Opinó que la ganadería uruguaya “ha tomado un camino para aumentar la producción o intensificar que sigue más que vigente, con marchas a veces más rápidas o a veces más lentas”. Consideró que tal vez ahora la actitud sea más la de esperar a que se equilibren los precios, los mercados. “Si comparamos el año pasado con este, hay una baja del orden del 20% o 25% en los precios, tanto del ganado gordo como de la reposición. Obviamente eso genera un poco de incertidumbre y cautela a la hora de decidir”, reconoció.
El invierno inicia luego de haber transcurrido una de las sequías más severas de la historia, generándole a las empresas ganaderas una situación muy distinta a la de un año regular, dijo Mendiola.
“Por un lado hay empresas que han invertido mucho en herramientas para poder paliar la sequía. Desde suplementos, uso de reservas forrajeras, herramientas como el destete precoz, entre otras. Esto determinó un aumento significativo de costos de producción. Otras no tomaron ese camino pero tuvieron que liquidar stock y/o vieron parte de sus resultados de desempeño muy afectados. Estamos en un proceso de recuperación de una crisis productiva muy severa”, afirmó.
Mendiola destacó que aquellas empresas que realizaron inversiones se volvieron a encaminar y están “prontas para continuar produciendo”. Pero en los sistemas donde no se tomaron medidas a tiempo, “vemos esquemas que están un poco desarmados y con un pronóstico más complicado”, indicó.
Explicó que una vez superada la situación de crisis la expectativa era estar “lo más armado posible para capitalizar nuevamente las oportunidades”. Señaló que la situación hídrica no mejoró completamente y que el escenario de precios es “bastante incierto”, con un mercado que “no alienta demasiado desde el punto de vista de los valores”.
El asesor describió que “hay una dispersión muy grande de situaciones” en las empresas. Por un lado están las que tomaron medidas, invirtieron y tienen sus sistemas funcionando en condiciones normales o casi normales. Por otro lado están las empresas que no tomaron medidas o invirtieron menos, y están con un stock menor al necesario, porque tuvieron que adelantar ventas que les generaron facturaciones más bajas, vendieron animales sin completar el objetivo productivo para ajustar cargas o lograron resultados de preñez más bajos de los esperados. Todo esto tendrá un impacto negativo en los resultados y probablemente paguen un costo más alto en el futuro, con efectos negativos más prolongados”.
Mendiola destacó que el precio del ternero “cayó menos” que el de otras categorías, por la demanda de la exportación de ganado en pie. Señaló que el año pasado el índice Flaco-Gordo era del orden de 1,05-1,10 y este año anda en torno a 1,20-1,25. “Eso quiere decir que el ternero está más firme en relación con las otras categorías”, destacó.
Sobre el negocio del engorde a corral dijo que “no escapa a este escenario de precios”, y “se han visto bastante afectados, fundamentalmente los negocios de terminación”. Agregó que la industria frigorífica no está manifestando demasiado interés por ganado para faena y que envía “señales de cautela o demanda menguada”.
A eso se suma un escenario de costos de producción muy altos para los corrales, sobre todo por el precio de los granos. “La cuenta del engorde a corral no está fácil en este momento y esto hace que la actividad esté un poco más tranquila que habitualmente”, dijo.
Este comienzo de invierno presenta algunas particularidades que sumado al contexto ganadero general llevó a que muchas empresas utilicen parte de sus corrales para encerrar categorías en recría, por ejemplo terneros o novillitos livianos.
Mendiola indicó que esta es una de las virtudes que tiene el negocio del corral, que “nos permite hacer cuentas y reorientarnos hacia donde hay mejores condiciones”.
En ese sentido, señaló que “mucha gente se está volcando a hacer negocios de recría como adelantar la compra de reposición, reacomodar las cargas en los campos y encerrar terneros con dietas de recría”.
Agregó que estas “son dietas que funcionan con altas proporciones de forraje y que tienen menor uso de granos y donde se trabaja con otros costos y números productivos, por lo que hay oportunidad para estos esquemas”.
El asesor consideró que actualmente “no habría capacidad ociosa en los corrales”, pero confirmó que es común ver esquemas de recría sustituyendo parte de los negocios tradicionales de engorde en esta época del año, aunque reconoció que “es difícil cuantificarlo”. Cabe recordar que generalmente en invierno se realizan más negocios de engorde, por el momento de venta.
Comentó que han variado los costos de la reposición y del maíz, pero en base a un escenario promedio, desde abril a esta parte “hay un precio de equilibrio del novillo gordo del orden de US$ 4,50 (por kilo a la carne)”, entonces, “a partir de eso empezaríamos a tener resultados”.
Agregó que “hay un montón de situaciones de parámetros productivos a considerar”, pero “si no se obtiene más de US$ 4,50 o US$ 4,60 por kilo no se gana plata; esas son las posibilidades reales del negocio”.
Mendiola reconoció que “vemos poca chance de encontrar márgenes atractivos en esta situación ”. Reconoció que la industria está proponiendo estos precios porque “aparentemente no tiene opción de mejores valores, por la demanda que está encontrando y lo que está colocando, fundamentalmente en China”.