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“Esclavo de Dios”, con guión del uruguayo Fernando Butazzoni, fue criticada en Venezuela y debe ser exhibida en dicho país junto a un documental pro palestino
Diecinueve años después de que un coche bomba estallara frente a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), el 18 de julio de 1994, desencadenando una catástrofe que mató a 85 personas, se estrena el jueves 18 la película Esclavo de Dios en varias salas de Montevideo.
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Se trata de una ficción basada en hechos reales, con guión del escritor Fernando Butazzoni, quien hasta mayo pasado ocupaba el cargo de presidente del Sodre, y está dirigida por Joel Novoa, hijo del director y productor José Ramón Novoa (“Sicario” y “Un lugar lejano”). Esclavo de Dios es el primer largometraje de Novoa, quien nació en Venezuela de padre uruguayo y madre venezolana. Su antecedente como realizador audiovisual es un cortometraje sobre el atentado en Atocha, Madrid, el 11 de marzo de 2004, en lo que se denominó el 11-M.
Novoa dijo a la agencia de noticias EFE que el tema del terrorismo lo empezó a obsesionar después de saber que se había salvado de viajar en uno de los dos aviones que se estrellaron contra las Torres Gemelas, el 11 de setiembre de 2001, debido a un dengue que lo mantuvo inmovilizado.
Esclavo de Dios es un thriller donde Ahmed Al Hassama, un terrorista islámico y David Goldberg, un agente del servicio secreto israelí, se encuentran en Buenos Aires desde sus roles antagónicos en torno al atentado a la AMIA. Los actores principales son el argentino Vando Villamil y el kuwaití residente en Venezuela Mohamed Al Khaldi. Actúa, además, el uruguayo César Troncoso, quien interpreta a un comisario de la policía federal argentina. La película fue financiada con fondos argentinos, venezolanos y españoles y rodada en Argentina, Venezuela, Estados Unidos y Uruguay.
Su estreno en Venezuela, el viernes 28 de junio, despertó reacciones negativas. Concretamente, el Foro Itinerante de Participación Popular, una organización “antiimperialista, humanitaria, defensora de las luchas de los pueblos”, publicó en su página web que el filme “intenta de manera soterrada vincular a la Revolución Bolivariana con el terrorismo”. Según este foro la “obra contribuye con la campaña internacional que se viene tejiendo desde hace tiempo en contra de la Revolución Bolivariana, donde se defienden y garantizan los derechos humanos, la justicia y la igualdad”. Además advierte sobre la “perversa intención” de sectores vinculados al “sionismo internacional” para contribuir a difundir una “imagen negativa del proceso democrático que adelanta el pueblo venezolano, legado del presidente Hugo Chávez”.
Este comunicado emitido el martes 25, tres días antes del estreno, adjudica a la película “planes macabros” que apuntan a “desestabilizar y atentar en contra del gobierno del presidente Nicolás Maduro”. Agrega que el “errado manejo” de la realidad del Líbano y Palestina “provoca el odio e irrespeto en contra de millones de personas que siguen la fe del Islam” y “reduce la lucha del pueblo de Palestina por su reconocimiento internacional y la defensa de su soberanía a un mero problema fanático-religioso”. Luego se exhorta a que el gobierno tome medidas para “rechazar categóricamente contenidos” como este.
El martes 2, Arlequín Films, el equipo de producción venezolano de Esclavo de Dios, respondió a este texto y al hecho de que la película se comenzó a exhibir con un corto documental sobre el conflicto árabe-israelí, que las autoridades venezolanas indicaron colocar al principio de 25 copias de la película. “Entendemos que esto es una forma de ‘imposición inconsulta’ y un intento de parcializar previamente una audiencia frente a nuestra película, que intenta justamente dar una visión objetiva y contraria a la visión esquemática, de parcialización y enfrentamiento”, escribieron los responsables de Esclavo de Dios.
El domingo 30, representantes de la producción vieron el corto en uno de los cines donde se exhibía la película y constataron que “muchos espectadores se levantaron de sus butacas” al pensar “que eso era la película, debido a cierta similitud temática”.
Dos días antes del estreno en Caracas, el Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC) de venezuela emitió una orden telefónica destinada al distribuidor Cines Unidos, donde se explicaba el carácter obligatorio de la proyección del corto documental, de clara defensa y apoyo al pueblo palestino, explica el comunicado de Arlequín Films. “El documental toma clara posición parcializada sobre el tema del Medio Oriente y confunde al espectador al no aclarar que se trata de un cortometraje previo a la película”. Señala, además, que la producción de la película “nunca” recibió una “notificación oficial” del CNAC, ni fue consultada “sobre la pertinencia de agregar este cortometraje antes de nuestra película”.
Butazzoni escribió este guión hace cuatro años mano a mano junto a Novoa. En relación a los hechos sucedidos en Venezuela, el escritor dijo a Búsqueda que no está de acuerdo con semejantes conceptos, en primer lugar porque le consta que no vieron la película. “Señalan que se pretende vincular al terrorismo internacional con el chavismo, pero la película se desarrolla entre 1991 y 1994 y Chávez estaba preso cuando ocurrió el atentado a la AMIA. No los entiendo, creo que están mal de la cabeza. Si ellos tienen opiniones políticas o estéticas sobre la película, bárbaro, pero que no distorsionen. Hay una distorsión seria al decir que hay un terrorista que llega a la República Bolivariana de Venezuela y se pasea como perico por su casa cuando eso no es así en la película”.
Por otra parte, Butazzoni estima que en esa época los servicios secretos venezolanos estaban en connivencia con organizaciones terroristas “que recibían albergo, recursos y dinero en Caracas, lo cual está probado en expedientes judiciales y libros”.
Según Butazzoni, Esclavo de Dios “es una gran producción y el espíritu del guión está perfectamente reflejado en la película. Además, tiene un elenco fantástico”. Resta saber cómo será recibido el filme en Uruguay y si seguirá proyectándose en Venezuela, dado que la producción amenazó con retirarlo de cartel si se sigue exhibiendo el cortometraje documental.