Acceso temprano a educación y cuidados disminuye brecha de género en trabajo no remunerado

El documento, al que accedió Búsqueda, se denomina Horas de trabajo y acceso a la educación infantil y servicios de cuidado y educación temprana en América Latina: evidencia de Colombia, Chile, México y Uruguay y tuvo como fin explorar la relación entre el acceso a servicios de ECEC y los arreglos familiares en la distribución del trabajo en esos cuatro países.

En tanto, Amarante sostuvo que el interés por analizar esta temática desde el punto de vista económico es entender las diferencias que se observan en el mercado laboral, tanto en horas de trabajo remunerado de las mujeres como en el tipo de inserción y la formalidad. También, en las desigualdades que se ven posteriormente en seguridad social, jubilaciones y pensiones.

“Es la punta del iceberg, que nunca se va a entender si no miramos qué es lo que sucede en la esfera doméstica y cómo las parejas toman sus decisiones”, indicó Amarante.

Según el estudio, los cuatro países presentan diferentes contextos en términos de desigualdad de género y desarrollo de políticas de ECEC. Sin embargo, los datos obtenidos son muy parecidos en todos. Incluso, los investigadores pensaban encontrar más diferencias vinculadas al contexto, las normas o los aspectos culturales, pero finalmente constataron un patrón de resultados general: si todos los niños de la casa van al jardín, eso produce un cambio en la brecha porque las mujeres reducen su tiempo de trabajo no remunerado, pero no porque haya un reajuste generalizado del trabajo no remunerado en el interior del hogar.

“Uruguay no tiene un patrón diferente al de los otros países, lo cual es muy interesante. El hecho de que sea igual en todos implica que es algo que va más allá del contexto, de las regulaciones o de las políticas existentes”, dijo Rossel.

Otra de las conclusiones destacadas por Amarante es que si el servicio de cuidado o preescolar no está disponible para todos los niños del hogar, no hay una variación de la brecha entre hombres y mujeres en tiempos de trabajo no remunerado. Según explicó, si bien una familia puede tener acceso a educación preescolar para un niño de cinco años, si no existe la disponibilidad de otros servicios para los hogares que tienen menores de otras edades, “el potencial de la política para generar una mejor inserción laboral de las mujeres se ve limitado”.

Rossel opinó que “es clave” impulsar la inversión en los servicios de cuidado y que comprenda a todo el espectro etario con el fin de que “sea un cuidado accesible, disponible y oportuno”, que permita a las mujeres dedicar más tiempo al trabajo remunerado. “A los hombres no les pasa nada si un día el niño no va al jardín. El tiempo de trabajo no remunerado de los hombres siempre es menor que el de las mujeres y es mucho más rígido, no se ajusta por ninguna de estas variables”, comentó.

Los datos utilizados para evaluar la situación de Uruguay son relativamente antiguos, ya que los investigadores se basaron en la encuesta de uso del tiempo del año 2007, aunque afirmaron estar a la espera inminente de los resultados de la encuesta realizada en 2022.

Ingresos

Los autores elaboraron de forma paralela otro estudio denominado Tareas domésticas e ingresos: evidencia intrafamiliar de América Latina, a través del cual buscaron analizar la asignación dentro de los hogares de las tareas domésticas y el trabajo remunerado en Chile, Colombia, México, Perú y Uruguay.

Según el documento, al que accedió Búsqueda, la idea fue determinar en qué medida los ingresos influyen en las decisiones de un hogar con respecto a la asignación del trabajo no remunerado. En ese sentido, determinaron que en América Latina “las decisiones de las mujeres con respecto a las tareas domésticas están más fuertemente asociadas con sus ingresos absolutos”, señala el informe.

“En los cinco países, los incrementos en los ingresos absolutos de las mujeres se relacionan con una disminución en las horas que dedican a las tareas domésticas. Al mismo tiempo, la asignación del tiempo de los hombres en las tareas domésticas no parece estar relacionada con sus propios ingresos ni con los ingresos de sus parejas”, agrega.

Según explicó Amarante, el estudio planteó cuatro hipótesis: si esto depende del ingreso que tiene la propia persona (hipótesis absoluta), si depende de la relación respecto a los ingresos de su pareja (hipótesis de la autonomía) o si se busca “neutralizar ese patrón” cuando las mujeres que tienen ingresos muy altos en el hogar empiezan a dedicar más tiempo al trabajo no remunerado para parecerse “a lo que es esperable según las normas de género”.

“No encontramos evidencia del patrón de neutralización ni que dependa del ingreso en relación con el varón. Sino que los ingresos propios de las mujeres son los que más importan para determinar el tiempo”, explicó.