Lo que sigue es un resumen de la entrevista.
–¿Cuáles son los principales desafíos para el país, debido a los cambios registrados en el agro uruguayo?
–Un tema importante es aclarar que los agrónomos usamos productos químicos. Pero tengo la impresión que de arranque los agrónomos estamos condenados, porque usamos agrotóxicos.
Hay prejuicios que se están generando en Uruguay respecto a la utilización de agroquímicos y la producción de soja. Hace poco, la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires tuvo que salir a defenderse de las acusaciones de que los agrónomos son delincuentes, como dijeron algunas organizaciones ambientalistas argentinas.
Hace 25 años, cuando estudiaba en Estados Unidos, hubo casos de atentados a decanos de la Facultad de Veterinaria por parte de organizaciones defensoras de los derechos de los animales.
Los productos que se usan en el agro son tóxicos, pero también hay cosas que se emplean en la salud humana que son tóxicas, y además, definir como agrotóxico todo lo que se utiliza en el sector agropecuario implica un juicio de valor negativo.
Los productos químicos en el agro tienen impactos deseados y otros que son secundarios, pero el asunto es saberlos usar correctamente y manejarlos con responsabilidad. Así como un médico si te medica mal te provoca alguna complicación, un agrónomo o un agricultor al utilizar mal un producto también puede generar problemas.
–¿Entonces cuál es el principal factor contaminante?
–El factor de contaminación del agua más importante en Uruguay y en el mundo es la erosión de los suelos, por lejos, y no existe una organización ambientalista que se ocupe de eso.
Y en un país en que vivimos de la agropecuaria no hay una sola organización no gubernamental ambientalista que diga que el problema ambiental más importante es la erosión y la sedimentación de suelos.
El abandono que hizo la OSE de usar la represa de Canelón Grande es porque es una taza de chocolate de sedimento, que se acumuló durante años.
El principal mecanismo de diseminación del fósforo en el paisaje está unido a las partículas de suelo, a diferencia de otros nutrientes, que se disuelven. Los niveles de fósforo en algunos tambos son tan grandes que aunque no haya erosión del suelo, la propia agua de escurrimiento se lo lleva al pasar.
Hay otras fuentes de fósforo orgánico, como los efluentes de los tambos, de los frigoríficos y de los corrales de engorde de ganado (feed-lot).
–Algunos sostienen que la expansión agrícola y el cultivo de soja es lo que genera mayor contaminación en el agua y el ambiente.
–En la cuenca del Santa Lucía está no más del 3,6% del área de cultivos agrícolas del Uruguay, según datos del Ministerio de Ganadería.
Alguien le dice a un político (que la culpa es de la soja y los agrotóxicos) y ese alguien es un referente que se equivoca, termina haciendo que se equivoque el político.
En cualquier lugar la única manera de actuar en lo ambiental es trabajar sobre lo que se hace. Entonces el rol de un Ministerio de Medio Ambiente es de contralor y fiscalizar, como la DGI, la función de policía ambiental de hacer cumplir las normas, su rol no es de fomentar alguna actividad productiva. Al Ministerio de Ganadería le corresponde impulsar el agro, al de Industria las empresas manufactureras y así cada uno en su área.
–Ud. se refiere a los factores de contaminación del agua. ¿Cuáles serían las medidas?
–La mayoría de los feedlots están asociados a los frigoríficos y estos están instalados en Canelones por el tema del empleo y cerca de Montevideo, al igual que las industrias lecheras.
Cómo hacés para trasladar al lechero, que es el sector que mejor distribuye dentro del agropecuario, y que está concentrado en la cuenca el río Santa Lucía. La principal industria lechera transforma el precio en todo lo que gana la cadena. En los frigoríficos no es así, y en ninguna otra industria. O sea, los dueños de la cooperativa son los productores, con todos sus problemas, y cuánta gente sostiene esto. Además es un invento totalmente “uruguayensis”. Y es uno de los principales problemas de conntaminación del Santa Lucía, o sea hay que buscarle soluciones ayudándolos. Porque uno no puede esperar imponerles a los productores lecheros costos, muchos en tratamiento de efluentes, porque ellos están utilizando un pedazo de tierra que por casualidad tiene influencia en una cuenca de donde sale el agua que consume gran parte de la sociedad, entonces es la mayoría de la sociedad la que tiene que ayudar a que eso no suceda. Algún pesito del precio de la leche tendrá que ir a ayudar el financiamiento de obras y mejoras en los tambos. Estas cosas se están manejando en el Instituto Nacional de la Leche (Inale) y hay representantes de la Facultad de Agronomía que están participando en asesoramiento al Inale.
Hay que dimensionar los costos. Pero no sería justo de parte de la sociedad que se los carguemos solo a los productores lecheros. A todos nos interesa ese tema del agua. Y cómo hacemos para mudar la lechería que está instalada ahí. la infraestructura, caminería, electrificación, industrias están armadas en ese lugar.
El modelo de Estados Unidos es un agencia del medio ambiente, que es la que controla el cumplimiento de las normas, entonces no es dependiente de un gobierno de turno. Es más autónoma.
En el fondo del tema, un ministro, si de las tres patas de la sustentabilidad una, que es la económica, no funciona, en la corta (el ministro) vuela. Entonces no es muy razonable que solo del Ministerio de Ganadería termine dependiendo todo lo bueno o malo que hagan los productores rurales. No se puede hacer si los que operan en el campo no arreglan los problemas del uso y manejo de los recursos naturales; si ahí en el predio no toman las medidas se terminó todo.
Recién ahora se planificó que para 2015 o 2016 comenzando por Minas se implementen medidas de tratamiento de efluentes. En Canelones deben adoptarse medidas para que los efluentes tengan un tratamiento. El desarrollo de las cuencas requirió años. Hay que empezar a redefinir y redireccionar las cosas. Las medidas están bien rumbeadas pero hay que mantenerlas en el tiempo.
El riesgo arrocero
–El gobierno está conformando un nuevo fondo arrocero para que los productores paguen sus deudas al Banco República. ¿Cómo se entiende que un sector considerado ejemplar en su nivel de productividad, entre otros aspectos, requiera este tipo de apoyo financiero?
–Una cosa es la productividad y otra es que el negocio ande bien. Por ejemplo, la soja tiene bajo rendimiento en kilos por hectárea (2.500 kilos) y como negocio anda bárbaro. El problema del arroz es que es un cultivo tremendamente caro, por el costo de la energía para bombear el agua necesaria en esa producción.
–Si el riesgo del negocio es el alto costo del riego, entonces ¿no es muy peligroso ampliar el riego a la producción de otros granos, como impulsa el MGAP?
–Claro, podrían correr el mismo riesgo. El arrroz tiene una alta productividad por hectárea (cerca de 8.000 kilos) y una cadena que funciona bien. No se andan arrancando la cabeza como en la carne, por el precio del ganado.
Carreras más cortas, cursos e ineficiencia
–¿Cómo formar estudiantes para cubrir la demanda futura de las actividades del sector agropecuario?
–Se forman estudiantes con conocimientos básicos generales capaces a partir de esas ciencias básicas, y con esas bases es posible construir para arriba pero eso dependerá de cada estudiante. No se puede llenar en una carrera que dura cinco años todo el conocimiento que requiere una persona para toda su vida. Y seguramente mucho de lo que se le enseña no lo usará para nada. En Agronomía estamos enseñando al mismo tiempo producción animal y producción vegetal, por ejemplo, y buena parte de esta parte de la producción agrícola ignora lo que pasa con la (producción) animal. Entonces para qué estudia eso. Esas son algunas de las preguntas que he formulado en la interna de la Facultad, si no es prudente cambiar el plan de estudios y hacer algunas salidas intermedias. Con cursos más cortos. En donde en los mismos cursos, ordenados de otra manera, pero en menos tiempo, se tome el conocimiento vinculado a la producción vegetal y se llegue a un título de licenciatura. Lo mismo podría hacerse en lo animal o en lo forestal.
Hay espacio para actividades de formación de alto nivel, más cortas y más especializadas y no enmarcar en un título generalista.
Me parece ineficiente tener carreras de cinco años de agronomía y veterinaria para atender lo agrario, porque muchos terminan trabajando en actividades de logística, administración u otras.