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Almagro cree que “la estabilidad democrática no está garantizada” en América Latina y puso como ejemplo a Paraguay y Venezuela
El canciller dijo que el conflicto con Argentina por la instalación de una planta de celulosa prueba que Uruguay “podrá perder mucho dinero” pero “respeta los contratos” con los inversores extranjeros
imagen de Almagro cree que “la estabilidad democrática no está garantizada” en América Latina y puso como ejemplo a Paraguay y Venezuela
Las menciones a lugares de privilegio en rankings internacionales se sucedieron una tras otra. Su “calma” y tranquilidad también fueron ventajas aludidas. Tampoco faltó la cita a “The Economist” y a su distinción como “mejor país del mundo” en 2013 ni la alusión al “formidable” presidente José Mujica. Así comenzó una charla a cargo del canciller Luis Almagro frente a inversores y empresarios canadienses el pasado jueves 10 en el distrito financiero de Toronto, en la que promovió a Uruguay como un “destino serio” para invertir y destacó su “necesidad” de “abrirse al mundo y al libre mercado”.
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Ante dos docenas de empresarios convocados por el Canadian Council de las Americas, Almagro disertó sobre las bondades del país como destino de inversiones. Durante la serie de preguntas y respuestas, algunos de los presentes le solicitaron su opinión sobre la situación latinoamericana, en particular sobre la violencia en Venezuela. Almagro formó parte de la delegación de la Unasur que medió en el conflicto entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición.
“Las negociaciones en Venezuela fueron un camino largo y no sin complicaciones. Pudimos ver a todos los líderes de la oposición y del gobierno que están presionados no tanto por la Unasur u otro organismo, sino por la población, donde un 80% esta en contra de la violencia”, dijo Almagro, para agregar que lo que pasó en ese país caribeño forma parte de “los problemas que están en toda América Latina”.
Según el jerarca, “el problema más importante que tiene la región es la estabilidad democrática, que no esta garantizada”.
“La estabilidad democrática es algo que no se puede dar por descontado en el continente”, sostuvo.
“Lo vemos en todo el continente: enfrentamos un golpe de Estado en Honduras, otro en Paraguay, hubo un intento de golpe de Estado en Ecuador. En Venezuela al gobierno se le pidió que contara una y otra vez los votos hasta que desde la Unasur tuvimos que intervernir y dar por válidas las elecciones y eso fue parte de la inestabilidad de la democracia que hay”, agregó.
Para Almagro, lo que hace falta en Latinoamérica “es creer en las elecciones y respetarlas”.
“Tenemos que creer en las decisiones que toma la gente y protegerlas con todos los instrumentos democráticos”, algo que la Unasur “ha demostrado poder hacer”, opinó.
Sobre el Mercosur, dijo que hay “mucho trabajo por delante” y que sus miembros “tienen que aprender a disciplinarse”, ya que “tienden a tomar medidas que afectan al resto de los miembros” del bloque comercial.
El canciller destinó buena parte de sus 30 minutos a destacar la “seriedad” de Uruguay para recibir inversiones y la capacidad del gobierno para “respetar los acuerdos” con las compañías que deciden instalarse en el país.
“El país necesita abrirse al mundo y al libre mercado porque somos tres millones y eso significa que no podemos producir todo lo que consumimos ni consumir todo lo que producimos”, dijo.
Explicó que “no existen discriminaciones impositivas” entre las inversiones extranjeras y las de origen nacional, que las primeras tampoco cuenta con restricción alguna en cuanto al capital a invertir, pero que grandes capitales pueden obtener exoneraciones en los impuestos.
Si bien reconoció que Uruguay “tiene mucho para avanzar y mejorar”, Almagro dijo que “ese avance tiene que hacerse seriamente, con una posición sólida de respeto por la ley y los contratos”.
“Podremos perder un montón de plata, pero vamos a mantenernos apegados al respeto de las leyes y los acuerdos”, ya que el gobierno “privilegia su imagen internacional” de “cuidado a las inversiones que se instalan en el país”.
“Déjenme que les dé el mejor ejemplo sobre eso: cuando la instalación de una planta de celulosa en Uruguay tuvimos un diferendo con Argentina. La inversión era de U$S 1.000 millones, de los cuales un 80% eran bienes de capital, así que unos U$S 200 millones eran para Uruguay como inversión. En el primer año tras iniciado el conflicto y solo con los datos oficiales, perdimos U$S 400 millones en ingresos por turismo. Pero nos apegamos a la ley y respetamos el contrato contraído con la empresa (Botnia) y logramos que todo el mundo viera que el nuestro es un país seguro para invertir, donde se respeta la ley por encima de todo”, agregó.
Con ese comentario sobre la lección que dejó el prolongado conflicto con Argentina por la instalación de una planta de celulosa al margen del Río Uruguay, Almagró cerró su charla.
“Comportamiento impecable”.
La visión de Almagro es compartida en Finlandia. Para el actual ministro de Asuntos Europeos, Alexander Stubb, Uruguay tuvo “un comportamiento impecable” en la posición que tomó durante el conflicto con Argentina.
“Uruguay mantuvo una posición muy seria, se apegó al contrato y eso es muy importante en los mercados internacionales, donde una mala reputación se expande rápidamente. Aquí se envió una señal correcta a los inversores”, dijo a Búsqueda Stubb, quien fuera ministro de Relaciones Exteriores de Finlandia del 2008 al 2011, período en el que se desarrolló y resolvió el conflicto en la Corte Internacional de La Haya.
“En Argentina nos vieron como los hombres malos que vinieron a contaminar, pero se probó que estaban equivocados. Durante todo ese período mantuvimos un contacto cercano con el gobierno uruguayo, que se mantuvo firme y se apegó al contrato”, agregó.