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    Arte en los pretiles

    Cabrerita y José Parrilla, dos “raros” uruguayos homenajeados en París; cien obras del pintor fueron ofrecidas a Uruguay desde Francia

    Dos locos interiormente sueltos, que llevaban vidas al límite, escapando de los cánones y convenciones y que dejaron una nutrida obra surrealista, diferente. Uno era pintor y el otro poeta. Se llamaban Javiel Raúl Cabrera (1919-1992) y José Parrilla (1923-1994). Se habían conocido en la escuela y de adultos tuvieron una estrecha amistad. Jugados de lleno a la expresión artística, el único territorio cierto y seguro para ellos, tuvieron destinos diferentes. Mientras “Cabrerita” pasó confinado 30 años en hospitales psiquiátricos, Parrilla se convirtió en gurú de un movimiento-comunidad, el “esterismo”, que surgió en Montevideo. Más adelante echó raíces en una localidad francesa y tiene, aún hoy, seguidores en París y Barcelona.

    Después de diez años de su estreno, la obra teatral Cabrerita, con dirección de Eduardo Cervieri e interpretación de Carlos Rodríguez (Florencio a mejor actor en 2005), comienza una gira internacional, con el apoyo de Agadu y los Ministerios de Cultura y Relaciones Exteriores. Hoy jueves 22, el viernes 23 y el sábado 24 de octubre se exhibirá en Quito, Ecuador, como parte de la inauguración del Centro Cultural Casa Toledo. Una semana más tarde, el jueves 29 y el viernes 30, Cabrerita se verá en el Teatro Breu Estratègic de Barcelona.

    El plato fuerte de este homenaje cultural será el 6, 7 y 8 de noviembre en la Galería de Nesle, en París, donde se ofrecerá un conjunto de propuestas con el título Acto Esterista, con exposición de acuarelas y diseños de Cabrera y esculturas de Primitivo Cano —miembro del movimiento—, un concierto de piano de Alain Kremski y la obra teatral Cabrerita (el viernes 6). Al día siguiente, el sábado 7, se proyectarán los filmes Esterismo 1944-2012, de Magali Satgé, y Que le mystère demeure, de Pep Cañameras. Además, el mismo actor de la obra teatral recitará Parrilla, profesor de amor, acompañado por la música de Daniel Agosto.

    Setecientas veces Ester.

    En 2008 editorial Yaugurú publicó El profesor del amor. Obra completa de José Parrilla. Admirador de Juan Carlos Onetti, el movimiento artístico de Parrilla tomó su nombre de Ester, la protagonista de El pozo. Difícil de definir, el esterismo tiene raigambre abstracta y más que una corriente artística, se define como un modo de estar en el mundo.

    En una entrevista, Parrilla lo explicó de este modo: “Este movimiento ideológico, poético y artístico fue bautizado así por los críticos de arte a causa de un poema mío de doscientos versos, en donde el nombre de Ester se repite setecientas veces. Yo lo llamaba MAPAC, Movimiento de Arte Popular Anónimo y Colectivo”. Agregó que tiene que ver, esencialmente, con una actitud distinta. “No particularmente estética o filosófica, exclusivista, parcial, local; sino una consideración universal, y por tanto impersonal y objetiva de todo. Esto es a través del signo o imagen del hombre abstracto”.

    El esterismo se forjó en Levens, una pequeña población al norte de Francia. Parrilla vivió en Montevideo, Valladolid, Barcelona, París y, finalmente, en Levens. “Hay una línea que puede ponernos en comunicación con una niña. El descubrimiento de esta línea puede darnos la clave de un arte universal”, escribió el poeta en 1944. Parrilla, casado con una pintora y padre de dos hijos, cultivó un aspecto peculiar: se rapó la cabeza y se dejó una barba larga. Una foto lo muestra durmiendo sobre una mesa dura de trabajo, con un libro como almohada.

    Cien obras de vuelta a Uruguay.

    A esta movida cultural se agregó el ofrecimiento de integrantes del movimiento esterista en París de donar a Uruguay un centenar de acuarelas de Cabrerita, a condición de que se instale un museo para el pintor. La intención de reintegrar la obra a Uruguay se formuló a través de una carta formal dirigida a la ministra de Educación y Cultura, María Julia Muñoz. El director nacional de Cultura, Sergio Mautone, dijo a Búsqueda que por el momento no manejan la posibilidad de crear un espacio físico de este tipo. Algunas de las obras que están en París se exhibieron hace dos años en el Museo Zorrilla, en la muestra Retrospectiva: Esterismo 1944-2013.

    Según Pablo Thiago Rocca, crítico de arte, director del Museo Figari e investigador de la vida y obra de Cabrera, la colección que desde Francia se ofrece a Uruguay es muy importante. “Por lo tanto, la donación es una propuesta, a mi juicio, atendible. Muchas de las obras que se expusieron en el Museo Zorrilla fueron realizadas en los años 40, durante la mejor etapa creativa del artista, cuando ganó varios premios y antes de la internación en el Vilardebó y en la Colonia Etchepare”. Estas son obras que Parrilla se llevó en 1948, cuando dejó Uruguay —adonde nunca volvió—, y que difundió en exposiciones en España durante los años 50 y 60, y luego en Francia, junto con otros esteristas. Se incluyen también dibujos y acuarelas que hizo Cabrera cuando Parrilla salió de su internación en la Colonia Etchepare y vivió en Levens

    El pintor obtuvo varios premios, el V Salón Municipal (1944), el IX Salón Nacional (1946) y el VII Salón Municipal (1946). Hizo una muestra itinerante por Alemania y tuvo un salón exclusivo en la Bienal de San Pablo. Estudió pintura en el Círculo de Bellas Artes y en la Universidad del Trabajo del Uruguay (UTU).

    La obra de teatro repasa la vida y obra de este peculiar personaje montevideano que solía recalar en el Sorocabana, el Yatasto (sobre Fernández Crespo) y otros bares de la época. El pintor tuvo siempre una vida muy dura, que comenzó cuando al nacer su familia lo dejó en el asilo Dámaso A. Larrañaga. Con el tiempo, Parrilla y su hermana se convertirían en protectores del pintor.

    Desde su estreno, Cabrerita viajó tanto al interior como al exterior de Uruguay, a países como Venezuela, Perú, Chile, Brasil, Argentina, España, Francia e Inglaterra. En la obra, Rodríguez sube a escena para interpretar varios papeles: el de Cabrerita, el de Parrilla y el de relator de los hechos. “Fue una vida penosa. Conmovedora. Pero lo que tratamos de hacer en la obra —y espero que lo hayamos logrado— es que se conozca al artista, al gran pintor que, según Espínola Gómez, fue el mejor acuarelista de la historia plástica de este país, y que nunca, nunca, abandonó ese ‘fuego sagrado’ de la creación que lo llevó a pintar incluso con fósforos apagados, cuando le negaban los materiales”, comentó Cervieri.

    El dramaturgo, además, pone en valor las pinturas de Cabrerita. “Se venden en galerías. Y hay mucha obra diseminada por todos lados porque Cabrerita, y esto es real, cambiaba sus cuadros por café con leche en el Sorocabana. Nos ha pasado, por ejemplo, que al terminar una función alguien se acerque y nos comente que tiene uno en su casa. Estaría bueno que algún día alguien lograra reunirlos y mostrarlos”, sugirió Cervieri.