Los altos costos y las ineficiencias de las industrias “deben ser monitoreados y limitados para que no se transfieran en precios al sector productivo”, planteó el senador del Partido Nacional, Sergio Botana.
Los altos costos y las ineficiencias de las industrias “deben ser monitoreados y limitados para que no se transfieran en precios al sector productivo”, planteó el senador del Partido Nacional, Sergio Botana.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáConsultado por Agro de Búsqueda, el legislador argumentó que “la dimensión” de la economía de Uruguay permite que “se generen oligopolios y oligopsonios de manera permanente”. Agregó que “en todos los sectores que exigen alta concentración de capital para que se desarrollen, nos encontramos con fenómenos de pocos oferentes o de pocos demandantes”, lo que observó como un problema.
Consideró que en estos mercados “no se puede desarrollar jamás la competencia, y a la larga terminamos con precios excesivos en el caso de los oligopolios, o baja remuneración por los productos en el caso de los oligopsonios”. Botana planteó que la industria frigorífica “es un caso claro”, y que lo mismo sucede con el cemento, el mercado portuario, los combustibles, el supergás, el arroz y la lechería.
El legislador, que es economista de profesión, afirmó que “los esfuerzos por crear competencia pueden ser en vano”, y que la falta de competencia interna puede comprometer la competitividad del sector en el mercado internacional, lo que exige buscar “otros mecanismos”.
Botana sostuvo que en el caso de la cadena cárnica “se puede tratar de evitar las concentraciones, hay que tratar de hacerlo siempre, pero no es una herramienta efectiva”.
En referencia al negocio regional entre Minerva y Marfrig, que incluye la compra de tres plantas frigoríficas en Uruguay (Cledinor, en Salto; Inaler, en San José; y Colonia, en Tarariras), el senador oficialista afirmó que “quienes están dispuestos a negociar sus plantas en el mundo obviamente pueden fijar los precios que van a pagar por las haciendas, y pueden afectar el ingreso del sector productivo”.
Consultado sobre si le consta que los frigoríficos acuerden los precios que pagan por la materia prima, respondió: “no me animo a decir que esto pase o que no pase, pero es obvio que existe la posibilidad real de que ocurra. Por eso hay que tomar algún tipo de medida para evitarlo”.
A propósito, propuso dos medidas. Por un lado ampliar la posibilidad de la exportación de ganado en pie, “hoy se puede exportar, pero hay que darle más posibilidades a los productores”. Consideró que se debe permitir exportar ganado para faena, “debería funcionar de manera normal y natural, así como la importación, para garantizar el trabajo de la industria, porque una mayor actividad de la industria favorece la baja de costos y eso lo termina ayudando al productor a mediano y largo plazo”.
La segunda propuesta de Botana consiste en “desarrollar mecanismos de verificación y limitación de los costos, que sean fuertes, sólidos y creíbles. Comprobar cuáles son los costos de la industria, la energía, el personal, los fletes, así como los costos tributarios, de administración, de comercialización y financieros, entre otros”.
Con un espíritu similar al que plantea el senador blanco, en 2007 el Instituto Nacional de Carnes (Inac) creó el índice Novillo Tipo, que representa el valor medio generado por la venta de todos los productos que se obtienen a partir de la faena de un novillo típico de Uruguay, luego del proceso industrial, considerando en forma proporcional las colocaciones en el mercado externo e interno.
Para este cálculo se definió un novillo tipo de 480 kilos en pie, con una canal en gancho de 260 kilos (54% de rendimiento en cuarta balanza), y se divulga el promedio del último mes, para evitar las oscilaciones que no tienen significado económico.
El año pasado este índice tuvo una actualización denominada Novillo Tipo 2.0, considerando un peso de 520 kilos en pie, con una canal en gancho de 281 kilos peso caliente (54% de rendimiento en cuarta balanza), de razas británicas y sus cruzas; y la canal enfriada se obtiene considerando una merma de 1,5%.
Además del precio promedio, el Novillo Tipo establece qué porcentaje de ese precio corresponde al costo de la hacienda y cuánto al Valor Agregado Industrial, que contempla costos y resultados de los frigoríficos.
Según explica Inac en su página web, la utilidad del indicador como herramienta de monitoreo y transparencia, radica fundamentalmente en el seguimiento de las tendencias que muestran las dos variables más representativas del negocio de la carne: el ingreso por la venta de los productos y el costo de compra de la hacienda. Dicho de otra forma, qué porcentaje de los ingresos luego del proceso industrial se traslada al eslabón primario de la cadena.
Botana confirmó que el Novillo Tipo va en el mismo sentido de la idea que propone para varios sectores. “Es una buena base para el desarrollo de herramientas de este tipo”, pero consideró que ese índice de Inac “tiene que tener un diseño más amigable y una actualización permanente, para que sea referencia en cada instante; pero no deja de ser una buena base”, planteó.
A la pregunta de si el rol del Estado en esta propuesta será solo el de monitorear e informar o también intervendrá en el mercado, Botana respondió que “lo primero que el Estado debe hacer con esa información es verificar que los costos sean esos y que ese sea el margen. Lo segundo es limitar, trabajar en el achicamiento permanente de esos costos, porque si no ponemos en riesgo al sector productivo primario”.
El legislador insistió en que “si la industria utiliza sistemas de energía que sean desactualizados, ineficientes, caros, quien termina pagando el sobrecosto es el productor primario. Si la industria negocia de cuerpo flojo con los sindicatos y paga sueldos de maravilla, se lo trasladará al productor, que recibirá menos dinero. Y eso afecta al trabajo y la inversión de los sistemas productivos”.
Por lo tanto, sostuvo que “no solo hay que monitorear los costos, hay que verificarlos, limitarlos en algunos casos e incluso invertir en financiamiento para mejorar eficiencias que redunden en beneficios para el sector productivo”.
Advirtió que “cuando eso no se hace, sucede lo que ha venido sucediendo en la lechería, donde las ineficiencias de la industria se trasladan al productor, los sobrecostos, y hoy tenemos en riesgo a todo el sector. Es tiempo de atender estas cuestiones”.
Ante el planteo de muchos empresarios, que señalan el alto costo del Estado en Uruguay, Botana reconoció que “sin dudas es así”, que hay “muchos sobrecostos”, y que también “se tiene hacer un esfuerzo permanente de eficiencia desde el Estado, a través de la incorporación de tecnología y de achicar costos, porque el Estado está para servir y no para servirse”.
De todos modos, sostuvo que “en este caso el Estado tiene que cumplir un rol escencial, que es el de proteger al más débil, el trabajo del productor”.
Botana dijo que no teme que lo acusen de intervencionista por este tipo de propuestas. “Nadie es más enemigo que yo de la intervención estatal, ni nadie más partidario de la competencia. El tema es que cuando las cosas no existen, primero hay que tratar de conseguirlas y cuando son imposibles no hay que soñar. Si hay mercados que naturalmente van a ser oligopolios u oligopsonios, no puedo perder más tiempo y lo que hay que hacer es proteger el trabajo nacional”, argumentó.
A propósito, agregó que “la ortodoxia es buena en general, pero su imposición en ciertas circunstancias termina haciendo quebrar a sectores del trabajo nacional. No creo que debamos poner las cuestiones ideológicas por encima de las cuestiones del país, cuando sabemos que hay temas que son imposibles”.
Otro punto que suelen reclamar las industrias exportadoras es la falta de acuerdos comerciales a nivel internacional. Sobre este punto, Botana dijo que “pagamos aranceles de gusto, por no haber hecho los acuerdos de libre comercio en los momentos que debimos hacerlos, y por las trabas que hoy tenemos para hacerlos”. Sobre el Mercosur dijo que “no debe servir para esconder ineficiencias o ineficacias, con estados gordos y caros”.