“Efectuar una transición de los combustibles fósiles en los sistemas energéticos, de manera justa, ordenada y equitativa, acelerando la acción en esta década crítica, para lograr cero emisiones netas en 2050”. Así se lee en la decisión final de la edición número 28 de la Conferencia del Clima (conocida como COP28), respaldada por los países firmantes del Acuerdo de París como parte de los resultados del primer Balance Mundial. De esta manera, los Estados acordaron impulsar un proceso de transformación que reduzca progresivamente los combustibles fósiles e implique, por ejemplo, triplicar las energías renovables y duplicar la eficiencia energética, entre otras medidas.
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Alcanzar este acuerdo fue uno de los puntos más problemáticos de la cumbre. De hecho, se debió postergar el cierre por 24 horas porque los negociadores no se ponían de acuerdo sobre la redacción. Por un lado, se encontraba el bloque de países –sobre todo insulares o en desarrollo– que defendía la postura phase out, que proponía el abandono de los combustibles fósiles. Por otro, aquellos que apoyaban la postura phase down –entre los que se encontraban los grandes productores de petróleo–. Finalmente se impuso la segunda postura, que planteaba ir hacia una reducción paulatina.
Se trata, igualmente, de un llamado sin precedentes alcanzado en una COP, explicó a Búsqueda Ignacio Lorenzo, titular de la Dirección de Biodiversidad y Clima de CAF. Según el experto, es la primera vez que se hace una “mención explícita a los fósiles” dentro de las decisiones de la COP y es, además, una “señal muy clara” desde el punto de vista político internacional de la necesidad de tomar en cuenta de forma prioritaria la transición para alejarse de este tipo de combustibles.
Lorenzo indicó que el concepto de transition away que finalmente se acordó, tiene dos componentes. Por un lado, “la disminución clara del uso de los fósiles” y, por otro, que no se trata de algo inmediato y debe llevarse adelante en un contexto adecuado “que permita un avance sustantivo sin que eso genere impactos económicos o sociales”.
“Es un desafío muy cuidado en el sentido de construir determinados equilibrios en las diferentes economías para poder generar esa transición. En el caso de Uruguay, es simplemente una confirmación de lo que ha sido su política energética en los últimos 15 años”, afirmó en relación al alto nivel de renovables del país, que lo posiciona “en la punta de lanza a nivel internacional” en cuanto a cómo debe realizarse un proceso de estas características.
De todas maneras, la decisión final de la COP ha sido criticada en ciertos ámbitos internacionales, al entender que el texto todavía permite el uso continuo de carbón, petróleo y gas, al no establecer su eliminación. En esa línea, Lorenzo explicó que es necesario tener presente el contexto en el que se logró el acuerdo, una conferencia donde se toman decisiones basadas en el consenso y que implican negociaciones muy complejas “que incluyen elementos de geopolítica y diferentes intereses”.
“Es parte natural de un proceso multilateral basado en el consenso de todos los países de Naciones Unidas. Es una decisión de consenso y obviamente hay que hacer espacio para las diferencias de todas las partes”, dijo. Insistió, sin embargo, en la relevancia de que “por primera vez” se señale a los fósiles “como un elemento sustantivo de la conversación del clima”.
“Ya sabemos que hay que alejarse de los fósiles, pero lo nuevo es que todos los países en consenso lo manifestaron oficialmente, hay un entendimiento global que tiene una implicancia estratégica de largo plazo”, agregó.
Acerca de cómo se deberá poner en práctica esta transición, el experto dijo que en el marco del Acuerdo de París, cada país deberá establecer en sus Contribuciones Nacionales Determinadas (CND) los caminos elegidos para alejarse de estos combustibles, en función de cada contexto. En cuanto a la probabilidad de que este objetivo logre cumplirse, al tener en cuenta que el mundo está muy lejos de poder limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 ºC para fines de este siglo, Lorenzo se mostró optimista. Según dijo, hace 20 años era inimaginable pensar, por ejemplo, en que un sector eléctrico como fue el caso del uruguayo pasara a ser enteramente a partir de renovables. Por tanto, algo que puede parecer imposible en una primera instancia, como alcanzar el cero neto de emisiones de CO2 hacia 2050, podría concretarse.
Además opinó que no hay que descartar la importancia de la toma de decisiones del sector público. Cuando las grandes economías pautan un cierto lineamiento, el tipo de inversiones y de tecnología que se desarrolla también provoca transformaciones aceleradas. “Quedarnos con un mensaje de no factibilidad puede condicionar estas cuestiones, donde hay clara voluntad de ir hacia un lugar distinto”, cerró.
Por su parte, María José González, coordinadora del programa H2U para el desarrollo del hidrógeno verde en Uruguay y asesora de la Unidad Ambiental del Ministerio de Industria, Energía y Minería, también opinó que la COP28 marcó un “hito” global, ya que hasta ahora no había aparecido en ningún acuerdo una propuesta para la reducción y consumo de combustibles fósiles.
“Históricamente se habla de reducir las emisiones. Además, es importante que esto se acuerde en un país petrolero (como Emiratos Árabes Unidos), siendo el presidente de la COP también presidente de la asociación de petróleo de ese país”, opinó. González, quien estuvo presente en la conferencia como parte de la delegación uruguaya, dijo que si bien el texto acordado “tal vez no fue el ideal para los países que están más en riesgo”, uno de los mayores desafíos en un mundo tan diverso es encontrar puntos en común entre los 200 países que firman el compromiso de reducción de emisiones de cambio climático.
“Cómo hacer para, en ese mundo diverso, llegar a los consensos es un desafío enorme, porque lo que beneficia a unos perjudica a otros. Entonces esto es un paso en la dirección correcta, aunque probablemente no sea suficiente y necesitemos mucho más”, opinó. En esa línea, dijo que una de las mayores dificultades será cómo implementar y aterrizar la transición.
“El tema son las fechas. Hasta hace un tiempo hablábamos de 2050 o 2040, ya se habla del 2060. Las fechas empiezan a ser un poco elásticas, lo cual nos pone a todos un poco nerviosos, pero también hay señales de que el mundo está yendo hacia ahí”, celebró.
Respecto a la contundencia del acuerdo logrado, explicó que no se trata de un “compromiso cerrado”. Según dijo, existen ciertas tecnologías que permiten la captura de carbono, por lo que a partir de los combustibles fósiles se puede producir otros productos e ir capturando CO2. Eso permite a los países bajar las emisiones pero seguir utilizando ese combustible. “Ahí está la pulseada”, explicó.
Hidrocarburos
Días atrás, Ancap otorgó a la empresa Challenger Energy el último bloque para iniciar la búsqueda de hidrocarburos en el mar territorial uruguayo, noticia que podría ser algo contradictoria de cara a la última conclusión de la COP.
Para Lorenzo, los asuntos de cómo hacer la transición deben hacerse de forma “nacionalmente determinada”, por lo que corresponde a la sociedad toda “que discuta y analice cómo esa decisión se alinea o no a los Acuerdos de París y las respectivas CND. En tanto, González, afirmó que por el momento se trata solo de investigaciones exploratorias, pero reconoció que “probablemente sea un tema que haya que analizar como país”. De todas maneras, agregó que hay ciertos usos de los fósiles que no pueden sustituirse con energía eléctrica, como un avión o un barco portacontenedores. Es así que se necesitan igualmente combustibles, el punto es obtenerlo por otra vía.
Links:
https://www.busqueda.com.uy/Secciones/Uruguay-ve-insuficientes-los-avances-sobre-adaptacion-al-cambio-climatico-en-la-COP28-uc59292
https://www.busqueda.com.uy/Secciones/Financiamiento-y-diferenciacion-de-responsabilidades-son-las-prioridades-de-Uruguay-en-la-COP28-uc59210