Uruguay es de los mayores extractores mundiales de ágatas y amatistas, pero las exporta mayormente en bruto, a bajos precios y a pocos mercados, lo que genera “gran riesgo”, según una consultoría
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáUruguay es el primer productor mundial de ágatas y ocupa el segundo lugar en el caso de las amatistas. Sin embargo, se trata de una actividad en caída en años recientes (ante la menor demanda de China) y que es básicamente extractiva, pues no les agrega valor a las piedras semipreciosas.
Se extraen casi exclusivamente en Artigas. Allí la capacidad para industrializar ágatas y amatistas es “limitada” debido a los problemas estructurales que caracterizan al sector: elevada informalidad, falta de formación técnica, escasa tecnificación y asociatividad, entre otros. Además, las empresas productoras corren un “gran riesgo” por la concentración de sus ventas en pocos productos y mercados, como China y Brasil.
Ese diagnóstico fue elaborado para los ministerios de Industria, Energía y Minería, y el de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente por la consultora María Elena Ayala, con el apoyo de la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura). El estudio identificó más de una decena de mercados nuevos a los que Uruguay podría exportar materia prima y piedras trabajadas a mejores precios que los actuales.
El ágata y la amatista son piedras semipreciosas naturales; la primera es apreciada por su dureza y muy usada para elaborar objetos de decoración y productos utilitarios (potes, morteros, anillos, etcétera). La amatista es una variedad del cuarzo que posee tonos violeta más o menos intensos, que se emplea en joyería, piezas ornamentales (geodas); algunas culturas le atribuyen propiedades curativas y esotéricas.
En Artigas la explotación de estas piedras es la principal actividad minera, aunque en los últimos tres años la producción estuvo en caída. El rubro empleaba a 610 personas en 2013 y hoy genera unos 300 empleos, según el estudio.
El mayor competidor de Uruguay es Brasil, si bien una gran parte de las piedras se vende en bruto a ese país, donde son transformadas y luego exportadas desde Soledade, una ciudad de Rio Grade do Sul.
En total, la cadena uruguaya de ágatas y amatistas concretó exportaciones por US$ 18,1 millones en 2015, una caída de 29% respecto a 2013.
Se exportaron en bruto el 95,8% de las ágatas enviadas al exterior (y casi la totalidad se dirigió a China) y 60% de las amatistas (la mitad a Brasil, un tercio a Estados Unidos y el resto a China, Alemania y otros mercados).
En tanto, Brasil exportó US$ 64,8 millones en 2015, tres veces y media más que Uruguay. La producción brasileña tiene más diversificación porque agrega “mucho más valor” a las piedras: las trabajadas representaron casi 70% de lo exportado y solo 17% fue en bruto. Además, en 2015 los destinos fueron 40 países.
Hay varios factores “estructurales” por los que la competitividad de Uruguay es “limitada” frente a la producción brasileña, observa la consultora.
Por ejemplo, aunque en Artigas hay mineros experientes, en los talleres donde se incorpora valor a la piedra la mano de obra es escasa, indicó. Además, falta “cultura asociativa y relación de trabajo conjunto” entre los actores del mismo eslabón, lo que se conjuga con una estructura empresarial de micro y pequeños emprendimientos.
A su vez, la consultora encontró escaso “encadenamiento vertical” entre los canteristas, talleristas y artesanos.
Otra dificultad es el atraso del equipamiento. Salvo algunos pocos talleres medianos donde hay tecnología “de punta”, la maquinaria que utilizan en Artigas no es muy avanzada, puesto que al tratarse de emprendimientos con un fuerte componente de informalidad no tienen acceso al financiamiento para el recambio tecnológico, o la incorporación de maquinaria más sofisticada que mejore la productividad.
Para salvar esta limitante, Ayala plantea que una asociación de talleristas constituya un centro industrial de uso compartido, donde los socios usen las máquinas a precios bajos de alquiler.
También indica que los exportadores de Artigas no comparten estrategias de comercialización, lo cual les permitiría tener mejores condiciones de venta para sus productos y promocionar una imagen o “marca país”.
La consultora repasó los distintos apoyos existentes en los últimos 15 años para mejorar el desempeño de esta cadena minera de Uruguay, pero indicó que “no han sido persistentes” en el tiempo. El último impulso institucional fue la creación —a inicios de 2016— del consejo sectorial donde los diversos actores apuntan a generar políticas de largo plazo con énfasis en innovar y diferenciarse agregando valor.
Las piedras uruguayas se venden principalmente a China y en bruto, a un precio “sumamente bajo” (US$ 1,50 por kilo).
Si se le exportara más producción con valor agregado se obtendrían “grandes beneficios”, pero para ello es preciso tener la capacidad productiva necesaria y stock de piedras trabajadas, indica la consultora. La brecha de precio es importante: En 2015 las ágatas en bruto y trabajadas se exportaron a un precio promedio de US$ 0,6 y US$ 119 por kilo, respectivamente, mientras que en el caso de las amatistas los valores fueron de US$ 6 y US$ 14 el kilo en cada caso.
El análisis encontró países más “atractivos” hacia donde diversificar las exportaciones. Para las ágatas y amatistas en bruto identificó a Rumania, Bélgica, Nueva Zelanda y Argentina como nuevos y dinámicos mercados a los que Uruguay nunca exportó.
En el caso de las piedras trabajadas, serían 20 los mercados atractivos por su dinamismo y precio más alto; 13 serían nuevos destinos (Perú, Argentina, Hong Kong, Sudáfrica, Israel, Vietnam, Rumania, República Checa, Australia, Nueva Zelanda, Rusia, Taiwán y Japón).