Con lo “básico” ya “estabilizado”, 2018 es el año para que Ancap decida “hacia dónde quiere ir” ante “disrupciones” del mercado

“La gran disrupción para nuestro negocio es la electrificación del transporte. Es algo que lo vemos en el horizonte y no tenemos duda que va a suceder. No es que le va a pegar a nuestro mercado de forma inmediata, pero justamente este es el momento de prepararse y reconocer en qué punto de la vida estás de tu negocio y manejar esa transición”, dijo Jara.

Ese proceso de cuidado de costos operativos permitió que los aumentos de tarifas fueran menores a los aumentos del costo de compra del crudo, afirmó Jara.

A continuación un resumen de la entrevista que mantuvo con Búsqueda.

—¿Cómo comienza este año en Ancap? ¿Cuáles son los principales objetivos para el 2018?

—Ya logramos estabilizar lo básico. El “cada peso cuenta” rindió sus frutos y es algo que no podemos abandonar. Ahora menos que nunca, cuando hay mucho interés en que los recursos públicos estén bien utilizados. Pero estamos en un negocio que enfrenta grandes disrupciones y tenemos que mirar hacia el futuro. Pudimos generar el espacio para poder tener una discusión interesante de hacia dónde vamos, y eso se dará este año. También estamos armando un equipo bastante potente y creo que eso será uno de los factores más determinantes del éxito en el cambio que Ancap tiene que hacer. Este es el año donde, con una mayor estabilidad financiera y seguridad económica, Ancap tiene que ver hacia dónde quiere ir.

Primero había que ordenar procesos básicos, había que asegurarse el flujo de fondos, que no faltara, porque nuestra obligación era mantener el país abastecido. Además, no nos olvidemos de que a mitad de año está el mundial y eso genera un momento de pérdida de foco. Entonces me gustaría arrancar esta discusión ahora, en los primeros meses. Este tema tiene una etapa más divergente, de pensar con cabeza abierta, pero luego viene un proyecto convergente y riguroso de hacer proyectos efectivos y que funcionen. Además, el año que viene es electoral y también se complica, por eso este es el momento indicado.

—¿Cuáles son esas disrupciones que menciona?

—La gran disrupción para nuestro negocio es la electrificación del transporte. Es algo que lo vemos en el horizonte y no tenemos duda que va a suceder. No es que le va a pegar a nuestro mercado de forma inmediata, pero justamente este es el momento de preparase y reconocer en qué punto de la vida estás de tu negocio y manejar esa transición. Uno de los lugares donde podemos trabajar mucho es en nuestra logística. Optimizar esta área es otro de los puntos para el 2018.Es una cadena que empieza en las plantas de combustible y termina en el momento en que alguien lo compra. Es una forma de hacer más ágil la cadena y de esa manera mejorar los costos, pero también mejora la seguridad. No nos podemos quedar dormidos. Las señales de lo que pasa con la electrificación del transporte nos obligan a hacer estos planteos más temprano que tarde.

En cuanto al capital humano de Ancap, todo lo que tiene que ver con procesos físico-químicos, la empresa nuclea uno de los centros de expertise más importantes del país. Muchas de las nuevas industrias que se generan a través de la transición energética como el reciclaje, manejo de residuos o la remediación ambiental se prestan para explotar el capital humano que tiene Ancap.

—Hace casi un año le decía a Búsqueda que Ancap debía “achicar los costos” para lograr “mejores tarifas” en los combustibles, porque la gente era “demasiado inteligente” como para contarle otra cosa. Sin embargo, 2018 arrancó con un aumento en las naftas de 9,8% y gasoil 4,8%. ¿Cómo se explica eso?

—Creo que hay una coherencia interna en esto. Nuestros costos de compra de crudo subieron más que los aumentos de la tarifa. Hemos transparentado una paramétrica que muestra para diferentes valores de crudo y para diferentes tipo de cambio cuál debería ser el ajuste de las tarifas, para arriba o para abajo. ¿Qué busca eso? Es atar a variables objetivas el precio, entonces si yo no cumplo metas de gestión no lo puedo traducir en la tarifa, porque están atadas a variables objetivas. Por otro lado, si mejoro las variables objetivas, tampoco me puedo quedar con la diferencia.

Otro elemento importante es que de lo que se paga en el surtidor, los ingresos que le llegan a Ancap son la mitad. Y de esa mitad el 70% es el costo del precio del crudo. Así nos queda un 15% del precio en el surtidor que es lo que yo puedo manejar para reducir las tarifas. Si todos los que trabajamos para Ancap y todos nuestros proveedores trabajaran gratis, el precio podría reducirse hasta un 15%. Eso es para fijar las expectativas, porque a veces se escuchan objetivos que no parecen razonables. Esto no quiere decir que no sigamos reduciendo costos operativos. De hecho, para fijar estas tarifas de 2018, Ancap se comprometió a ahorrar US$ 25 millones en mejora de costos.

—El área del cemento portland era una de las más complicadas para reducir sus pérdidas. ¿Cómo viene ese proceso?

—Habíamos anunciado que el umbral de rentabilidad del área sería para finales de este año y sigo creyendo en esto. Y no lo creo por una cuestión de fe sino porque el proceso que se ha llevado a cabo y los números que muestran la reducción sistemática de las pérdidas me permiten afirmarlo.

—En su momento la búsqueda de hidrocarburos en el país fue un elemento central de Ancap. ¿Tienen planes de continuar esta línea de trabajo?

—La búsqueda de hidrocarburos es de largo plazo y hace falta mucha perseverancia y paciencia. Seguiremos en ese camino, pero con prudencia y con mucha paciencia. En breve se abrirá la tercera Ronda Uruguay y si bien somos una cuenca virgen, lo cierto es que para ganar hay que jugar y en este caso se puede ganar o empatar pero nunca perder, porque las inversiones son a cargo de las compañías que se presenten.