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De procedencia y autoría diversa, la colección de cuentos reunidos en el libro Las mil y una noches tuvo un origen lejano que se remonta a manuscritos escritos en persa y que en la Edad Media se recopilaron con el título Hazar afsaneh(Mil historias o Mil leyendas). El libro fue después traducido al árabe con el título Mil noches y una noche y se fue engrosando con nuevos relatos de influencia múltiple porque se considera que tienen su raíz en la tradición oral y popular egipcia, india, persa, iraní y china.
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Con el tiempo, y debido justamente a su transmisión oral, el libro ha tenido agregados, modificaciones y varios estilos, incluso en la forma de escribir los nombres de los personajes, aunque siempre se ha mantenido su estructura de relato que deriva en otro y en otro y en otro. Un formato de historia sin fin que desde su primera compilación en el siglo X tiene como hilo conductor a su narradora: una joven mujer llamada Sherezade (o Sherezada) que para salvar su vida le cuenta todas las noches al rey Shariar un relato diferente.
La popularidad en occidente llegó en el siglo XVIII con un arqueólogo francés llamado Antoine Galland quien tradujo una versión árabe del libro y le agregó historias como la de Aladino y Alí Babá. De allí en más, el volumen continuó creciendo en relatos, en publicaciones y llegó también a las representaciones teatrales y cinematográficas.
Ediciones de la Banda Oriental publicó en 2022 una nueva versión de Las mil y una noches adaptada para niños (y no tanto) a cargo de la escritora y traductora argentina Graciela Montes, especialista en literatura infantil. Son seis libros, ilustrados por el diseñador gráfico, dibujante y escritor Fidel Sclavo, que reúnen los relatos más conocidos con otros menos frecuentados.
“Este cuento, que es en realidad muchos cuentos, empieza de manera muy feroz y sanguinaria, como verán. Y si termina mejor es gracias a Sherezada, la muchacha sabia. Pero todo a su tiempo, que, cuando de contar se trata, no es bueno galopar en las palabras”. Así comienza La noche de Sherezada, el relato que abre la colección. Allí se cuenta la historia del rey Shariar (o Schahriar), que además de ser rico, poderoso y caprichoso, era un asesino que le cortaba la cabeza a quien lo engañaba. Así lo hizo con una de sus mujeres cuando se enteró de que le había sido infiel con un esclavo. Y después, despechado, continuó asesinando al resto de las mujeres de su reino.
“Ya nunca más volvió a ser el mismo. Quedó peleado a muerte con todas las mujeres. Les tenía a todas una rabia inmensa. Y resolvió castigarlas. Pero, como no podía vivir sin ellas, porque, además, le gustaban mucho y le parecían muy hermosas y disfrutaba mucho de su compañía, se hizo un plan. Se casaría con una mujer diferente cada tarde. Haría el amor con ella durante la noche y, al llegar a la mañana, la mandaría degollar. Así de sencillo”.
La versión de Montes vuelve agradable una historia que de por sí es terrible, sobre todo para contársela a los niños. Se podría decir que el rey Shariar es el primer femicida registrado por la literatura, aunque su nombre quedó opacado por el de Sherezada, la joven bella y astuta que logra engañarlo. Una de las pocas del reino que logró mantener su cabeza y ayudó a salvar la vida de otras mujeres. Por otro lado, las ilustraciones coloridas de Sclavo le agregan encanto a esta colección. Y después está la propia maravilla de los relatos y la inmensa imaginación popular que los alimenta.
Cuando Sherezada llegó a la habitación del rey ya tenía ideado un plan. Todas las noches, después de tener relaciones con Shariar, haría llamar a su hermana menor Doniazada, y la niña le pediría un cuento para poder dormir. Esta niña tiene apariciones diferentes según las versiones, incluso en algunas es a ella a quien se le ocurre el plan para salvar a su hermana. De todas formas, el esquema se mantiene de una forma eficaz, porque Doniazada actúa como todos los niños. Cuando el cuento se termina, pide uno más. Sherezada, además, usa una buena técnica. Como si fuera la primera guionista de series de la historia, deja en el aire el argumento del siguiente relato y le pide al rey permiso para narrarlo la próxima noche. Obviamente el plan funciona y el rey siempre le otorga permiso porque “le gustaban muchísimo los cuentos, le gustaban las palabras con que Sherezada los contaba, y le gustaba la boca de donde salían esas palabras”. Un rey baboso, además.
Entre las historias de esta colección está la del pescador que libera a un efrit (un genio maléfico) del jarrón donde está atrapado desde hace siglos. El pescador es pobre y tiene hambre; el efrit tiene hambre de venganza y quiere matarlo. Hay una joven que no quiere casarse y vive angustiada por una maldición que involucra a unas perras y a sus hermanas. Hay un caballo de madera que vuela y atraviesa reinos, y hay un muerto que muere cuatro veces. Por los relatos de Sherezada pasan lugares de ensueño llenos de sensualidad, personajes que tienen como única arma el ingenio y la picardía, seres malvados que odian y seres bondadosos que aman, mucha magia y algo de vida terrenal. Para volver a leerlos una y mil veces.