Créditos: la dolarización bajó a menos de la mitad, un mínimo

El aumento de la proporción de los préstamos en pesos —corrientes o ajustables por la inflación (UI) o por el índice medio de salarios (UR y UP)— se dio de forma gradual. A partir de mínimos históricos en 2002 (19%) su uso creció y pasó a representar el 40% en 2007, según las series estadísticas del BCU. Un año más tarde, en plena crisis financiera internacional de 2008, los préstamos en moneda nacional treparon hasta casi el 50%. Sin embargo, luego retrocedieron y durante los siguientes 12 años oscilaron entre 44% y 50%.

Otros cambios normativos más recientes también tendieron a incentivar la preferencia por tomar crédito en pesos. Labat dijo meses atrás que el BCU tiene previstas otras “medidas regulatorias relacionadas con los encajes y alguna norma que parece razonable actualizar”.

El controller financiero de Santander, Juan Sondón, comentó que el mayor uso de la moneda nacional responde al “impacto de la estabilidad económica en la macroeconomía y la confianza de los consumidores después de unos años de incertidumbre generada por la aparición de la inflación”. Eso —dijo— se traduce en “más demanda por créditos de personas y pymes (pequeñas y medianas empresas), que los bancos lograron asistir con buenos productos”.

Agregó que, a largo plazo, espera que esa tendencia “siga consolidándose” en la medida que se mantenga la estabilidad financiera.

Desde Scotiabank señalaron que hace tiempo se observa “un mayor dinamismo en sectores y productos que se operan principalmente en pesos”, como los préstamos al consumo y las tarjetas de crédito, así como para la compra de inmuebles o de vehículos. Explicaron que la mayor estabilidad en la cotización del dólar, la baja de la inflación y la política monetaria con sesgo restrictivo en los últimos años dieron lugar a tasas “atractivas” en pesos para los clientes, que conformaron, también, “un escenario propicio para el aumento de depósitos en moneda nacional y para que esos recursos se destinaron a líneas de financiación en la misma moneda”. En ese sentido, los datos del BCU muestran que la proporción de depósitos nominados en pesos aumentó y llegó a un máximo de 30,7% a fin de 2023; 20 años atrás representaban el 9,7% del sistema bancario.

Sectores

El crédito a familias representa más de un tercio del stock total. En este segmento, su composición en moneda nacional es tradicionalmente mayoritaria: pasó de 82% en 2005 a 96% al cierre de 2023.

En el área de empresas, en ese mismo lapso la proporción aumentó de 23,7% a 38% en la construcción, de 3,5% a 13% en la industria, de 10,5% a 44,6% en los servicios y de 13,8% a 25,7% en el sector comercio. En sectores con préstamos bancarios históricamente dolarizados, como el agropecuario, la proporción en moneda nacional continuó siendo baja (1,6%), apenas por encima de 2005 (1,1%).

Según un informe publicado semanas atrás por la consultora Exante, a fin del año pasado el 75% de los créditos de los bancos privados fueron concedidos a empresas; totalizaban US$ 12.830 millones. Esa cartera “sigue estando fuertemente dolarizada, aunque el crecimiento reciente ha sido importante tanto en moneda nacional” como extranjera, afirma dicha consultora. Sin embargo, acota que “la concesión de nuevos créditos a empresas se encuentra, en estos últimos años, menos dolarizada” que antes de la pandemia.

Basada en un análisis de estados financieros de empresas recopilados por la Auditoría Interna de la Nación, Exante indica que en Uruguay existe una “gran proporción de empresas que opera con nulo o muy bajo endeudamiento”; esa es la situación del 44% de la muestra.