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La semana próxima los mandatarios del Mercosur celebrarán su cumbre semestral, aunque no es un evento central en las agendas presidenciales. Será un rato de conversación en formato seguramente virtual —otra vez en este año de pandemia— sin mayores expectativas, ni para ellos ni para los ciudadanos del bloque. En ese clima de intrascendencia se vienen preparando los festejos por el trigésimo aniversario, que tampoco resultarán gran cosa: un logo y eventualmente un sello postal conmemorativo, una revista, un par de concursos de fotografía y narrativa, una “cartilla” con 30 “logros” elegidos por cada país y un breve video institucional.
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El Tratado de Asunción, que le dio nacimiento al Mercosur, fue suscrito en la capital paraguaya el 26 de marzo de 1991. Por Uruguay estampó la firma el presidente de la época, el nacionalista Luis Alberto Lacalle Herrera; el trigésimo aniversario encontrará en ese mismo cargo a su hijo, Luis Lacalle Pou.
Padre e hijo han expresado cierta insatisfacción con el proceso de integración, que primero se consolidó como zona de libre comercio —sin aranceles internos, pero con trabas administrativas cada tanto— y en 1995 avanzó al estadio de unión aduanera, aunque con sectores exceptuados. Y lo que pretendía ser un trampolín comercial hacia el mundo terminó siendo, para Uruguay, un salto acotado básicamente a la región y algunos otros pocos mercados a los que sus productos entran con ventajas; es paradigmático el acuerdo Mercosur-Unión Europea, que llevó dos décadas de negociaciones y ahora está en un limbo, frenado en su ratificación por parte de los parlamentos.
“El impulso de su creación fue lógico geopolíticamente. (…) Lo que quizás no evaluamos en aquel momento era la inercia del mayor peso de Brasil y Argentina, que creíamos que con esto lo licuábamos o lo ordenábamos en una organización de cuatro. Y luego la ola de ideologización que trajo el comandante Chávez, como sucesor de Fidel Castro, y que, repito, convirtió a la organización económica y comercial en una organización de corte ideológico”, analizó Lacalle Herrera en una entrevista con Búsqueda cuando lanzó su libro sobre el bloque a mitad de año. Los fundadores fueron Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay; después Bolivia y Chile se acercaron en calidad de socios especiales —sin plegarse a la unión aduanera—, y la Venezuela chavista como miembro en proceso de adhesión plena.
El exmandatario percibe hoy un “ánimo al menos de tres países —Brasil, Paraguay y Uruguay— de hacer el Mercosur más pragmático, llevarlo al plano del comercio y ahí lograr lo que se buscaba, que era mayor prosperidad a través del mayor comercio”. Pero su libro trasluce escepticismo: Mercosur: nacimiento, vida y decadencia.
Su hijo también ha sido crítico con el bloque. Cuando en la cumbre virtual de julio le tocó asumir la presidencia rotativa, les dijo a sus colegas: “El gran paraguas que es el Mercosur nos sirve e involucra, nos agranda, nos hace tener un peso universal mayor, pero lo que no puede hacer es frenarnos. No podemos quedarnos en la vera del camino en un mundo tan veloz y vertiginoso. Uruguay apuesta al Mercosur real, no al del papel, al bloque que realmente interactúe y que los uruguayos vean que en la región y dentro de nuestros países el comercio se incremente”.
Festejo
Lo real es que el apronte para el trigésimo aniversario viene ocurriendo en un contexto complicado para las economías y los gobiernos del bloque a raíz de la pandemia de Covid-19, para algunos más que otros. Esos problemas se reflejan también en el comercio. En el primer semestre de 2020 Argentina, Paraguay y Uruguay redujeron sus exportaciones e importaciones intrazona (25%, 17% y 5%) al comparar con igual período del año anterior, mientras que Brasil lo incrementó (59%), pero debido mayoritariamente a la variación en los registros relacionados a “barcos y otras embarcaciones”, explicó la Secretaría del Mercosur en un informe. Esa cuestión estadística de los brasileños —que representan más del 60%— infla los números del conjunto del bloque: sumó US$ 19.242 millones, un aumento de 15%.
La burocracia del bloque sumó un equipo para la preparación del festejo, que mantuvo varias reuniones vía Internet a lo largo de este año.
A fin de octubre el “Grupo de Trabajo Ad Hoc Mercosur 30 años”, dependiente de la Comisión de Representantes Permanentes, había definido varios aspectos y seguía discutiendo otros. Por ejemplo, se consensuó la propuesta de que la revista 30 años del Mercosur compile textos que sean remitidos por los cancilleres con reflexiones sobre el proceso de integración regional; serían uno o dos por país, con una extensión máxima de entre 3.000 y 3.500 palabras.
Otra propuesta es destacar “30 logros” del bloque; los argentinos promovieron la idea de que sean los “más visibles de forma directa por parte de los ciudadanos”, consta en las actas de la reunión del grupo.
El festejo tendrá un logo institucional, para lo cual estuvieron en consideración tres bosquejos propuestos en los que se repiten el número 30 y la Cruz del Sur, pero con variantes: uno sobre la base del edificio Mercosur —la sede del bloque—; otro mezclando colores de las banderas nacionales de los países socios y los oficiales del Mercosur; y el tercero monocromático (azul) y tonos gradientes. Los gobiernos consideran gestionar la emisión de sellos conmemorativos a partir del logo.
El espacio virtual Arte 30 será una galería de fotografías de obras creadas desde 1991 por artistas del bloque que se mostrarán, rotativamente, como fondo de pantalla en el portal web del Mercosur junto con una biografía del autor y se difundirán a través de las redes sociales.
Otras de las actividades que formarían parte de la celebración serían el concurso literario Ficción en 30 —narrativa “fantástica o de ciencia ficción”— y otro fotográfico.
También habría dos piezas de video enfocadas en “mostrar las características positivas de la integración de manera desideologizada y sin referencias políticas”, consta en la propuesta. Una sería de dos minutos a modo de video institucional y la otra de 20 a 35 segundos para distribuir a través de las redes sociales oficiales del Mercosur y de los países miembros. El borrador del guion propuesto resalta logros —el comercio intrazona se multiplicó cerca de 10 veces desde la creación del bloque, hay un documento único para viajar y las carreras profesionales son reconocidas dentro del bloque— así como coincidencias culturales. También reafirma el espíritu mercosuriano, aunque admite que no siempre existe unanimidad: “Podemos tener nuestras diferencias, pero los cuatro estados seguimos teniendo las mismas ideas de nuestros fundadores: que juntos somos más y que la integración sigue siendo nuestro sueño común”.