• Cotizaciones
    domingo 22 de junio de 2025

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
    $ Al año*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
    $ por 3 meses*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * A partir del cuarto mes por al mes. Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
    stopper description + stopper description

    Tu aporte contribuye a la Búsqueda de la verdad

    Suscribite ahora y obtené acceso ilimitado a los contenidos de Búsqueda y Galería.

    Suscribite a Búsqueda
    DESDE

    UYU

    299

    /mes*

    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá

    Danilo Astori: el contador entre dos “caudillos” que dio “certeza” y equilibrio a los gobiernos del Frente Amplio

    Fue a mediados de 2004, en un vuelo a Washington DC, cuando Danilo Astori empezó a erigirse en un pilar de lo que serían los siguientes tres gobiernos del Frente Amplio. Entonces ya era un respetado contador de 64 años que había integrado fórmulas presidenciales, y desde el Senado representaba el discurso de moderación que precisaban escuchar los organismos internacionales, los inversores extranjeros y también muchos votantes no frenteamplistas. Fue en ese avión que el entonces candidato presidencial Tabaré Vázquez le dijo que, en caso de ganar las elecciones de ese año, quería que condujera su equipo económico.

    Ya en la capital estadounidense, el líder de Asamblea Uruguay fue presentado como el referente en esos temas frente a jerarcas del Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial, el Departamento de Estado y la Cámara de Comercio, además de banqueros e inversores. “Nunca más hay que volver a esa trilogía nefasta de manejo irresponsable de las cuentas públicas, endeudamiento para financiar el déficit y tipo de cambio fijo. Eso nunca más. O sea, hay grandes cambios, pero también algunas continuidades”, aseveró Astori en una de las intervenciones durante esa gira, para describir qué cabía esperar con un primer gobierno del Frente Amplio.

    Esa definición política la mantuvo cuando le tocó ser el vicepresidente de José Mujica —quien apeló también a la credibilidad de Astori para darle equilibrio a la fórmula oficialista en las elecciones de 2009— y ahora, en el segundo mandato de Vázquez, otra vez como ministro de Economía.

    “Lo que trato es de aportar certeza y confianza. Creo que es absolutamente fundamental contar con esos dos atributos. La economía uruguaya tiene que inspirar en su funcionamiento certeza y confianza, y hago lo posible por contribuir en ese sentido. Esa certeza y confianza había sido perdida casi por completo por Uruguay” con la crisis de 2002, declaró a Búsqueda en setiembre de 2013 (Nº 1.732). Varios empresarios y analistas internacionales ven a Astori como la “garantía” de las políticas moderadas.

    Detrás de unos lentes de marco grueso, característicos como su pelo blanco, construyó una imagen de sobriedad y mesura. Solo muestra fanatismo —sin desbordes— por el Club Nacional de Football, la murga Falta y Resto, la música (es de los primeros en llegar a las filas de adelante en cada Festival Internacional de Jazz de Punta del Este) y el cine, que empezó a ver en grandes dosis desde niño en las matiné del desaparecido Splendid Theatre de la Avenida Agraciada, a un par de cuadras de su casa.

    “No me levanté nunca en mi vida antes de que terminara una película. Nunca. Me banqué los bodrios —que han sido unos cuantos— sentado. No quiero exagerar, pero es como una especie de compromiso. Tampoco me fui de un partido de fútbol antes de que terminara, así fuéramos perdiendo cuatro a cero y faltaran dos minutos. Claro, me fui caliente muchas veces, pero nunca me levanté. Es algo inexplicable, lo reconozco”, relató años atrás en una entrevista en la sección cultural de Búsqueda (Nº 1.397). El cine es un gusto que comparte con Claudia Hugo, su tercera mujer, quien lo acompañó en la secretaría en el Parlamento y ahora en el ministerio.

     

    El académico y el político

     

    Danilo Ángel nació el 23 de abril de 1940 en Montevideo; fue el mayor de los tres hijos de la pareja Astori-Saragosa, una familia de clase media asentada en una casa con poco de lo que se conoce como el Prado residencial.

    Recibió educación salesiana en el Colegio Maturana y en el Seminario, antes de entrar, con 16 años y sin la vocación totalmente definida, a la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de la República. Lo recuerdan como un alumno “brillante”, “disciplinado” y con una memoria “prodigiosa” que le permitía citar textualmente lo que leía.

    Con Ricardo Zerbino, compañero de la carrera de economista, y Julio César Porteiro, que estudiaba para contador, se juntaban a preparar materias en sus casas. En la residencia de Carrasco del años después ministro colorado el recreo era jugar frontón. También hacían partidos de fútbol en la playa del Buceo. Con Porteiro, Astori se divertía interpretando personajes de la historieta del Flaco Cleanto que aparecía en el suplemento Lunes de El País. El contador Jorge Perazzo, hoy titular de la Corporación Nacional para el Desarrollo, es otro de sus “hermanos de la vida”.

    En 1963 Astori se graduó con una tesis sobre Vinculación entre educación y desarrollo económico y social hecha junto con Zerbino, Alberto Couriel y José Santías.

    Apenas recibido de contador-economista entró a trabajar en lo que se conocía como la CIDE­-Agropecuaria, antecesora de la Oficina de Política y Programación Agropecuaria (Opypa). El ministro de Ganadería de la época, Wilson Ferreira Aldunate, fue uno de sus “grandes maestros”, según dijo para el libro Astori. Vida y pensamiento político de Miguel Ángel Campodónico.

    A fines de los años sesenta con Zerbino coincidió en Santiago de Chile formándose en el Instituto de Planificación Económica y Social de Naciones Unidas. Por esos años siguió viajando a distintos países de la región, dictando cursos y haciendo consultorías. Astori ya se había casado con su primera novia, Norma, vecina del barrio.

    De vuelta en Montevideo, fue docente en Ciencias Económicas. Llegaba a las clases, se sentaba y esperaba con las piernas cruzadas aguardando silencio. Los estudiantes enseguida se callaban, relató a Búsqueda un compañero de facultad de Astori. Ya imponía respeto. También dictaba un curso teórico, pero iba a clases de práctico y se acomodaba en el fondo a escuchar.

    En 1972 asumió como decano de esa facultad por aproximadamente un año, hasta que lo corrió la dictadura acusado de confabulación por no reprimir las actividades gremiales del centro de estudiantes. Volvió al cargo con el restablecimiento democrático. En el interín hizo consultoría privada desde Uruplan Sociedad de Consultores, que había creado en 1969 con Porteiro y dos socios más; tras el cierre del emprendimiento, Astori fundó junto con otros el Centro Interdisciplinario de Estudios sobre el Desarrollo del Uruguay (Ciedur).

    No tenía militancia partidaria y su aproximación a la política se dio, en parte, por Líber Seregni­, quien lo convocó junto con otros jóvenes para participar en la elaboración programática de la naciente coalición de izquierda. Hasta entonces no conocía al líder histórico del Frente Amplio, que se transformaría, según aseguró, en su otro “gran maestro”. Por él sentía cariño y admiración.

    Ya metido de lleno en la política, encabezó primero los Núcleos de Base Líber Seregni. Al general (r) lo acompañó en la fórmula del Frente Amplio en las elecciones de 1989 que ganó el blanco Luis Alberto Lacalle, pero entró al Senado gracias a un acuerdo que lo ubicó como cabeza de todas las listas del Frente Amplio.

    Con los años la concepción ideológica de Astori fue pasando de posturas de izquierda más clásicas a otras socialdemócratas. Estaba convencido de que la coalición debía renovarse para tener chance de desplazar del poder a los partidos históricos. Para algunos de sus compañeros de partido, ciertas posturas lo ubicaban “con la derecha”, como cuando apoyó la reforma electoral que instaló el balotaje.

    En 1994 creó su propio grupo, Asamblea Uruguay, para dejar de ser un “frenteamplista a secas” y poder incidir en la orientación partidaria, recogió Campodónico. Como senador fue reelecto en ese año y otra vez en 1999, después de haber perdido con Vázquez en el estreno de las internas presidenciales obligatorias.

    Su modo de hablar profesoral cautiva a los habitantes del mundo de los negocios —empresarios, inversores, analistas— pero suena soberbio y distante para los devotos de los caudillos. Quizás por eso las urnas siempre han sido un desafío para él.

     

    El ministro y el vice

     

    Con el triunfo de Vázquez en 2004, Astori asumió al frente del Ministerio de Economía, tal como se había anunciado en la campaña electoral. Se rodeó de técnicos solventes, fogueados en la militancia estudiantil —Fernando Lorenzo, Mario Bergara, Andrés Masoller— y con posgrados afuera. Con ellos tenía muy poca relación previa, pese a lo cual el grupo logró la solidez de una roca.

    Apenas recuperó el aliento tras la crisis de Cofac —resuelta con el apoyo del gobierno venezolano de Hugo Chávez, que a través del banco estatal Bandes absorbió a esa cooperativa financiera e instaló una sucursal en Uruguay con más sentido político que comercial—, el ministro ya estaba sumergido en una compleja discusión sobre el primer Presupuesto quinquenal. Astori tuvo que poner en juego todo su peso político buscando impedir que, como defendía el presidente Vázquez y el ministro de Educación, Jorge Brovetto, el compromiso de llevar el gasto en educación a 4,5% del Producto Bruto Interno comprometiese las finanzas públicas e hiciera caer el acuerdo recién alcanzado con el Fondo Monetario Internacional. El equipo estuvo a punto de acabar tempranamente su gestión, pero finalmente se revió el artículo de la polémica. Aunque se erosionó la relación con el mandatario, Astori y sus economistas salieron fortalecidos. Tras ese episodio, en esos años se “aseguró la sustentabilidad fiscal” del país, evaluó uno de los protagonistas de la época, consultado por Búsqueda.

    Con una reforma tributaria ya en marcha —que eliminó varios impuestos e introdujo el prometido gravamen a la renta personal—, Astori dejó el cargo en setiembre de 2008 para volver al Senado y hacer campaña. Perdió en las internas presidenciales y terminó secundando en la fórmula a Mujica. Otra vez fue convocado para mostrar equilibrio (aunque no se sentía cómodo con el estilo del exlíder tupamaro).

    En ese período como vicepresidente de la República la economía fue monitoreada por técnicos que le eran afines. Ese equipo fue desafiado por economistas que rodearon a Mujica en la Torre Ejecutiva; sin embargo “ganó Harvard”, aunque no todas. Por ejemplo, Astori discrepó con el “impuesto a la tierra” gestado desde el entorno mujiquista ya que lo consideraba “un error” que cambiaba las “reglas de juego”. Pero terminó apoyándolo, dijo, por disciplina (Nº 1.625).

    Por entonces debió, más de una vez, ratificar el “rumbo” de la política económica e instar a evitar “atajos”, cuando algunos veían que su equipo perdía batallas. “¿Qué sería un corrimiento a la izquierda? ¿Aumentar las funciones del Estado como empresario? Cometeríamos un grave error si lo hiciéramos. ¿Estatizar las actividades privadas? Cometeríamos otro gravísimo error”, declaró en enero del 2012 (Nº 1.646).

    Astori fue uno de los embanderados detrás de la idea de integrar más a Uruguay al mundo —mediante, por ejemplo, la negociación de un tratado comercial amplio con Estados Unidos y el acuerdo para la liberación de los servicios conocido por la sigla TISA—, un posicionamiento que varias veces lo encontró con pocos aliados en el oficialismo. En palabras de Mujica, en esta área, hasta ahora, “perdió Harvard”.

    Y su insistencia con la importancia de atraer inversión —nacional, pero necesariamente, también la extranjera— para generar empleos no contagia a comunistas y emepepistas, entre otros grupos del Frente Amplio que consideran demasiado generosos los beneficios fiscales otorgados.

    Durante el mandato de Mujica, la gestión de las empresas públicas se escapó del control del equipo económico astorista, que otra vez estuvo a punto de desintegrarse.

    Un aval del Banco República gestionado políticamente a favor de una empresa española para facilitarle la compra de aviones de la cerrada aerolínea Pluna, salpicó al Ministerio de Economía. Lorenzo, su titular, terminó renunciando y procesado por “abuso innominado de funciones”. En las elecciones de 2014, el Frente Líber Seregni —que nuclea a Asamblea Uruguay y otros grupos— perdió cerca de 100.000 votos respecto a 2009, pero para Astori el “caso Pluna” influyó “muy poco” y sólo golpeó en “círculos menos masivos y más informados”.

    Vázquez volvió a confiarle la gestión de la economía en su actual gobierno, dándole, una vez más, continuidad a las políticas.

    Astori ha dicho que, en general, está conforme con lo hecho por los gobiernos frenteamplistas —“la gente vive hoy mejor a como vivía en 2005”—, aunque es crítico con los resultados en la educación. También admite que el déficit en infraestructura de transporte limita el crecimiento; un “involucramiento muy grande (de Economía) para hacer posible avances” en esas áreas era la prioridad de su gestión para el actual período, según dijo a Búsqueda en noviembre de 2014 (Nº 1.790).

    Por otro lado, ha cuestionado la falta de renovación de los liderazgos dentro de la izquierda. De hecho, él forma, junto con Vázquez y Mujica, la tríada de políticos más influyentes de los últimos 15 años, lo que en su caso puede prolongarse si decide volver a correr la carrera presidencial y, esta vez, además de ganas, tiene éxito.