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Fue a comienzos de noviembre de 1994. En pleno barrio Peñarol, el hoy senador José Amorín comenzaba a dar sus primeros discursos públicos pidiendo el voto por el Partido Colorado. Y 19 años después de eso, además de recordar que le cantaron el “feliz cumpleaños”, Amorín recuerda cómo la calle Shakespeare casi Coronel Raíz estaba colmada de gente.
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Eran otros tiempos: los colorados en esa elección estaban a punto de volver al gobierno de la mano de Julio María Sanguinetti luego de cinco años de administración blanca.
El martes 24, en la reinauguración del bastión colorado en Peñarol de la mano del dirigente Adrián Juri, había gente dentro del local pero poca afuera. Para Amorín, los colorados se están recuperando de a poco y para ello es clave volver a tener “contacto con la gente”.
“En algún momento dejamos de hacer estas reuniones. ¿Ustedes se acuerdan las veces que íbamos a casas de familia en Peñarol, recorriendo cinco o seis casas por día para hablar, para escucharlos y saber qué sentía la gente? (...) Nuestro último gobierno fue enormemente difícil. Gobernamos en vez de estar con la gente, y la gente lo sintió y lo cobró. Y el Partido Colorado cayó con mucha fuerza. Ahora estamos trabajando para levantarlo”, afirmó.
Un día antes, en un acto en el barrio Cordón organizado por Conrado Rodríguez, Amorín mostró una autocrítica similar. “El Partido tuvo una caída fenomenal en el 2004. En parte fue por la crisis y en parte porque los dirigentes cometimos errores. Nos alejamos de la gente y ese fue un error grave”, remarcó.
En el Cordón insistió con hacer un “fenomenal esfuerzo”. Dijo que eso ya “empezó” con la “renovación” del Partido Colorado. “Batlle y Sanguinetti no van a ser más candidatos y el Partido tendrá dos sectores principales como siempre. Queremos que a Vamos Uruguay le vaya bien, pero a nosotros mejor”, apuntó. Por su parte, el senador Tabaré Viera reafirmó el origen “batllista” del sector que impulsa a Amorín como candidato a presidente.
En Peñarol, Amorín sostuvo que se está frente a “una elección abierta” que aún “no está definida”. “Dicen que el favorito es Tabaré Vázquez, pero él no es el mismo candidato de hace diez años”, subrayó.
“Ahora lo conocemos, ahora fue gobierno y ya hizo algunas cosas”, añadió. Luego comentó que durante su gobierno se aprobaron leyes importantes, como la de educación, donde se puso “a los sindicatos en el gobierno de esta área”. “Cuando Mujica nos llamó hace un año y medio para conversar de cómo mejorar los temas de educación, lo primero que nos dijo fue: denme el doble voto para el Codicen porque, si no, no puedo gobernar y no tengo las mayorías necesarias”, relató.
Recordó que Vázquez también impulsó la reforma del sistema de salud: “Ese sistema a todas luces funciona mal. Funcionan mal los hospitales públicos y funcionan mal las mutualistas. También hizo la ley de ASSE (Administración de Servicios de Salud del Estado), donde puso a los sindicatos”.
Comentó que el ex presidente del Frente Amplio impulsó un “más y mejor Mercosur”. Pero hoy —contrastó— no se sabe si hay más Mercosur, pero “notoriamente hay peor Mercosur”.
Herencia maldita.
Amorín también criticó la reforma tributaria en la que se implantó el Impuesto a las Rentas de las Personas Físicas (IRPF). “Es un impuesto al que trabaja”, cuestionó. “¿Es justo? ¿es sensato? El Impuesto a la Renta de las Personas Físicas existe en otros países, pero lo paga el que gana bien y tiene cosas que deduce. Por ejemplo, si gasta en educación de sus hijos lo deduce del impuesto, si gasta en salud personal y de su familia, lo deduce del impuesto, si está pagando una hipoteca porque se compró una casa, lo deduce del impuesto. Acá prácticamente no hay deducciones. Y no es como dijo Vázquez, que nos engañó de que ‘el que tiene más paga más y el que tiene menos paga menos’. Los que tienen más son los que ganan $ 18.200 en bruto”.
Por todo esto, dijo Amorín, “Vázquez no es el mismo que hace diez años, no trae las mismas ilusiones que hace diez años”.
“Lo que vamos a discutir en la campaña es cómo vamos a cambiar el estado de cosas que dejó el doctor Vázquez. Si Mujica recibió una herencia maldita, la recibió de Vázquez”, añadió.
En sus discursos, Amorín pone énfasis en lo que entiende que es uno de los principales problemas que debe enfrentar el país: la educación. “Eso definirá qué país vamos a ser”, señaló. “La educación es básica. En este país que se está partiendo en dos entre quienes tienen posibilidades de acceder a buena educación y los que no la tienen, la obligación del Batllismo es dar educación pública de calidad para todos”, agregó.
Amorín aseguró que todos los partidos, incluido el oficialismo, quieren hacer cambios en educación. “Tenemos que ponernos de acuerdo en un plan”, dijo.
A su vez comentó que si gana el gobierno planteará una coalición con otros partidos en la que propondrá ponerse de acuerdo en ideas clave para mejorar la educación.
También dijo que hay que trabajar para mejorar la seguridad y en tal sentido, se mostró crítico con lo realizado durante el gobierno de Vázquez. “El gobierno que venga tiene que cambiar la situación, y con firmeza”, dijo. Afirmó que bajar la edad de imputabilidad —una idea impulsada por su correligionario Pedro Bordaberry— y aumentar las penas son ideas “interesantes”, pero de “nada sirven si no hay lugares para la rehabilitación”.
