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Con la inflación cediendo y el precio del dólar en baja —lo que acentúa las presiones empresariales y políticas—, el Banco Central (BCU) tendrá en un par de semanas una nueva reunión de su comité y posterior sesión de directorio para evaluar decisiones monetarias. Dado ese contexto, para algunos analistas, resulta claro que en esa instancia del 6 de julio la opción será abatir la tasa de política (TPM), que está en 11,25% desde abril. Y los exportadores reclaman con urgencia que el movimiento sea “agresivo”.
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“Intervenir” en el mercado cambiario desde el BCU, como planteó hace pocas semanas el presidente Luis Lacalle Pou, “sería tirar por la borda parte de los avances institucionales que ha tratado de hacer en el manejo de la política monetaria”, opinó el economista Alfonso Capurro, socio de CPA/Ferrere.
El mandatario hizo ese comentario en una rueda de prensa luego de que la Asociación Rural, en una declaración pública, criticó al gobierno por medidas que a su entender alimentan la apreciación del peso —la baja del tipo de cambio— y dañan la rentabilidad y competitividad agroexportadora. Pero desde hace tiempo el BCU no ha participado en el mercado cambiario, donde en las últimas semanas predominan las fuerzas de venta de divisas. En ese contexto, ayer miércoles 20 fue la novena baja diaria consecutiva en el circuito mayorista —“interbancario”— y la segunda en la que se negoció a precios promedio por debajo de los $ 38 ($ 37,912 en la víspera). Al empezar el 2023 el tipo de cambio estaba en torno a $ 40.
“La divisa está más débil en el mundo y en Uruguay”, comentó a Búsqueda un operador del mercado. Opinó que, sin una medida del BCU, “va a ser difícil que esta tendencia cambie”.
“Urgentemente el BCU tiene que empezar el proceso” de reducción “agresivo” de la TPM, que en el corto plazo “incide en el tipo de cambio”, reclamó por su parte a Búsqueda el presidente de la Unión de Exportadores, Facundo Márquez.
Según el Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social, actualmente el “atraso cambiario” es de 25%.
Dilema
Según la medición oficial, la inflación anual cedió en mayo y se ubicó en 7,1%, algo menos lejos del techo del rango (3%-6%) fijado como objetivo por las autoridades económicas, aunque el Índice de Precios al Consumo de Búsqueda de la primera quincena captó una cierta aceleración para junio (0,4%). Para tratar de ponerla en ese camino, el BCU utiliza la política monetaria: mediante una TPM más alta (“contractiva”) apunta a desalentar el crédito bancario y, por esa vía, la demanda y las presiones sobre los precios.
En una charla para clientes de Banca Privada de Itaú, el jueves 15, Capurro dijo que ven la inflación de 12 meses cediendo y que en setiembre se ubicará “en el límite del rango meta”. Entonces —agregó— “el BCU podría decir que la política monetaria contractiva dio resultado”.
En CPA/Ferrere prevén que ya tras el próximo Comité de Política Monetaria de julio habrá un recorte de 25 puntos básicos en la TPM, y que luego el BCU alternará pausas y nuevas rebajas, eventualmente con alguna más “agresiva” (de 50 puntos). Así, la tasa terminaría el 2023 en 10,5%.
“Desde la lógica de la política monetaria, uno podría tomar el riesgo de ir suave y de no apurarse con la rebaja de tasa para tratar de recomponer la credibilidad, pero sabemos que eso tiene un costado sobre el dólar. La presión sobre el dólar a la baja sigue siendo importante, y empieza a ser un tema de preocupación política. Hay una solicitud de la Presidencia de la República para que las autoridades tomen alguna acción sobre el tema; no nos imaginamos que el BCU intervenga en el mercado como en otra época, todavía. Sí nos imaginamos que pueda acelerar el tranco” revirtiendo la contracción monetaria, “si la inflación lo ayuda”, analizó. Argumentó que el organismo “ha tratado de ir a un mercado más limpio, más puro, tratando de no ser tan oscuro con las intervenciones en el mercado de cambios; va a tratar de resistirlo hasta que pueda (…) y soporte la presión que seguramente habrá del Poder Ejecutivo”.
“Intervenir (en el mercado cambiario) sería tirar por la borda parte de los avances institucionales que ha tratado de hacer” en el manejo monetario, insistió Capurro.