Las feministas frenteamplistas respaldan al nuevo presidente, Fernando Pereira, pero resisten su decisión “inconsulta” de crear una comisión de género
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acá“Desgraciadamente, nuestro (…) congreso (…) ha fallado en el modo de plantear el problema de la mujer. Planteó el problema, pero sin llegar a tomar una posición ante él. El asunto se halla todavía en poder de una comisión. Esta se encargará de redactar una proposición, tesis, líneas directrices. Sin embargo, hasta hoy no ha hecho gran cosa. Es necesario que usted eche una mano”.
Esta afirmación no pertenece a Fernando Pereira, quien desde el sábado 5 será el nuevo presidente del Frente Amplio (FA), sino al jefe revolucionario ruso Vladimir Ulianov (Lenin), y fue difundida por la feminista alemana Clara Zetkin hace casi cien años.
Desde entonces, 1925, el complejo vínculo entre feministas y partidos de izquierda, históricamente dirigidos por hombres, ha tenido mejores y peores momentos, y según académicas y activistas conoció al menos tres olas: una primera caracterizada por la lucha por el derecho al voto, otra de afirmación, que tiene a la francesa Simone de Beauvoir como porta estandarte, y una tercera, más reciente, denominada “radical”.
La llegada de Pereira a la presidencia del FA está rodeada de anuncios de cambios luego del duelo por el pasaje del oficialismo a la oposición. “Mi primera medida será nombrar a los presidentes de las comisiones. Con paridad, con la formación de una comisión de Género y Feminismo y con una convocatoria rápida a los jóvenes para que sean parte del proceso de cambios del Frente Amplio. Y como medida potente, el mismo 5, convocamos a todos los presidentes y presidentas de las departamentales porque queremos que jueguen un papel fundamental en la capilaridad”, explicó Pereira a Búsqueda. Y abundó: “Entra el feminismo con todas sus variantes, con todas sus formas de ver el mundo, con todas sus transformaciones. Y sobre todo con mucho feminismo. ¿Esto es incompatible con los demás trabajos que se hacen en el Frente Amplio? No, pero necesitamos una comisión que transversalice el tema de género en todos los temas políticos que aborde el Frente Amplio”.
La iniciativa de Pereira, que pondría al frente de la nueva comisión a la politóloga Patricia González, según dijeron a Búsqueda fuentes de la coalición, chocará con dos problemas. El primero es formal, porque crear una comisión nacional no es algo sencillo dentro de la estructura del FA. Otra traba es de tipo político, porque el nuevo presidente hizo el anuncio “sin escuchar, de forma inconsulta” la opinión de las integrantes de la Unidad Temática de las Ciudadanas, un órgano que viene funcionando desde hace décadas y tiene una estructura sólida, con voceras electas democráticamente por alrededor de 600 mujeres vinculadas a través de un grupo de Google.
Para peor, las primeras declaraciones del candidato, en setiembre, no cayeron bien a muchas militantes veteranas que se sintieron excluidas, ya que anunció un “recambio generacional” con “mujeres menores de 40 años” y de hecho propondrá a la representante de las bases Verónica Piñeiro, que tiene esa edad, como vicepresidenta.
“Las mujeres políticas no somos objetos elegibles de compañía. No estamos en estantes. (…) Nos preocupa el ejercicio de la violencia política basada en género. Cada vez que se cosifica a una mujer, se atenta contra sus derechos humanos. Las mujeres frenteamplistas hemos conquistado lugares con nuestra lucha”, afirmó en respuesta la Unidad Temática de las Ciudadanas. Una de las voceras, Alicia Esquivel, dijo entonces a El País que se decidió hacer un comunicado porque si bien están de acuerdo con el recambio generacional, no comparten que sea de esta manera.?“No se pide una edad para los varones, pero sí para las mujeres. Por ese lado lo vemos como una cosificación”, señaló Esquivel.
Pereira, a pesar de ese traspié, no solo llega al despacho de la calle Colonia con fortísimo respaldo de votos, sino con muy buenos antecedentes de “sensibilidad” ante el feminismo. Margarita Percovich, una de las referentes del movimiento y desde junio presidenta del Tribunal de Conducta Política que tiene a estudio casos de violencia de género (ver recuadro), destacó las cualidades de Pereira, aunque admitió que tendrá dificultades para crear esa comisión a nivel nacional, salvo que sea ad hoc.
Las buenas referencias se basan en que, en el PIT-CNT, donde el exdirigente de los funcionarios de Primaria ocupó la presidencia hasta hace algunas semanas, fue el principal impulsor del ingreso “masivo” de mujeres al Secretariado Ejecutivo, una incorporación reclamada durante años, pero jamás concretada hasta el último congreso gracias a las fuertes presiones que ejerció Pereira.
Otra singularidad es que después de las derrotas electorales de 2019 y 2020, el FA cobró nuevo impulso en unas elecciones internas en las que 13 de las 19 presidencias departamentales están a cargo de mujeres.
No solo eso. En los últimos tiempos, el Frente además incorporó tres nuevas definiciones que van en la misma línea: en el congreso de 2016 sumó los atributos de antirracista y antipatriarcal a su definición; es el primer partido local y uno de los primeros de la región en firmar un protocolo para lograr la paridad, y además suscribió un protocolo de actuación sobre responsabilidad política ante situaciones de violencia política hacia las mujeres basada en género.
Estos cambios expresan la fuerza que ha ido tomando el movimiento feminista, explicaron a Búsqueda tres de las voceras de la Unidad Temática de las Ciudadanas –Esquivel, Cecilia Wernick y Silvana Ruggieri–, que el lunes 31 de enero pidieron una reunión a Pereira para discutir mano a mano su propuesta.
Aunque Pereira fue presidente e intendente de un comité de base, es notorio que su mayor experiencia política no la obtuvo en la coalición sino en el movimiento sindical.
Tampoco Liber Seregni, como fundador en 1971, ni Tabaré Vázquez, Jorge Brovetto o Fernando Miranda eran expertos en la ingeniería interna partidaria cuando asumieron la máxima responsabilidad, que en los últimos cinco meses quedó en manos del científico Ricardo Ehrlich y de la representante de las bases María Jossé Rodríguez (Búsqueda N° 2.135).
La periodista de Cotidiano Mujer y exintegrante de la comisión de mujeres del FA, Lucy Garrido, recordó cómo obtuvieron el respaldo del general Seregni, luego de la dictadura, cuando el movimiento feminista cobró impulso. “Estas muchachas tienen una comisión y es muy interesante lo que dicen”, anunció en la Mesa Política el veterano militar, sin demasiada experiencia en feminismos, y designó a su esposa Lilí Lerena formalmente al frente.
En las primeras elecciones luego de la dictadura, el movimiento de mujeres demandó mayor participación política, además de presentar un amplio repertorio de propuestas, entre ellas “democracia en el hogar”. Según relata la politóloga Ana Laura de Giorgi en el libro Historia de un amor no correspondido. Feminismo e izquierda en los 80, el movimiento se planteó una “lucha contra el autoritarismo en todos los frentes” y “democracia en el hogar”, incluyendo “tareas domésticas compartidas entre todos los miembros de la familia que estén en condiciones de realizarlas, independientemente de su sexo”. Sin embargo, la medida “fue rechazada por el comando electoral del FA, alegando que podría considerarse una invasión de la privacidad de los hogares”.
A comienzos de la década de 1990, en el Partido Comunista, el principal dirigente Jaime Pérez había causado un gran revuelo interno cuando se proclamó “marxista, leninista y feminista”, más o menos por la misma época que rechazó la “dictadura del proletariado”.
“La relación entre los partidos de izquierda latinoamericanos y los feminismos nunca fue un asunto sencillo y mostró picos conflictivos en los años triunfales del ‘ciclo progresista’ opinó en un artículo en la revista Bravas (marzo de 2020) Rafael Sanseviero cuando finalizaban 15 años de gobierno del Frente.
Sanseviero, coautor junto a la historiadora Marisa Ruiz del libro Rehenas, donde se relata “la historia oculta” de 11 mujeres tupamaras presas de la dictadura, se colocó en una postura escéptica respecto al vínculo entre partidos y movimientos sociales.
“En la hora de avance y radicalización de las opciones políticas reaccionarias, aquella relación parece haber entrado en una dimensión diferente. Feministas y partidos de izquierda se ven como habitantes de universos paralelos” y “en las casas partidarias, la única pasión que vibra es la de no perder los dividendos electorales que todavía les acerca la fractura entre las derechas y buena parte de las sociedades”, fue el diagnóstico.
Desde esta perspectiva, los partidos no tienen respuesta “mientras los feminismos se despliegan como una voz colectiva que inyecta de energía y de sentido a las luchas de millones de personas alrededor del mundo. En lo macro de las calles y en lo micro de casas y camas, para usar la antigua y siempre potente descripción”.
Durante la presidencia de Mónica Xavier (2012-2015) las feministas lograron avances importantes en sus derechos. Para las feministas, aunque el vínculo con Javier Miranda comenzó bien, luego terminó tenso y les negó recursos para realizar encuentros.
La lectura que hace Sanseviero es crítica respecto de Vázquez y finalmente de José Mujica. “Entre todos los izquierdistas normalizadores del continente el más vistoso es José Mujica. A diferencia de un canalla como Daniel Ortega, Mujica no gobernó como enemigo de los derechos de las mujeres. Por el contrario, durante su gobierno se salvó parcialmente el agravio hecho por el Frente Amplio cuando en 2008 el presidente Tabaré Vázquez vetó la ley de interrupción voluntaria del embarazo”. El artículo es crítico con Mujica luego de la derrota de 2019. Opinó que “el buen talante de ‘el Pepe’ entra en crisis cuando la tensión entre revolución feminista y reacción fundamentalista escala otros niveles, y el izquierdista normalizado se acerca con más facilidad a las razones del viejo orden de géneros que a las demandas de quienes lo impugnan”.
A pesar de los avances que produjo el Frente en el gobierno, Mujica se revela “machista” cuando trata de explicar la derrota electoral y “el avance de una novedosa derecha que es militarista, populista, violenta y radical en su anti feminismo”. Para Sanseviero, “el expresidente argumenta, en su versión soez, que fueron las feministas quienes excitaron el alma conservadora uruguaya, provocaron a los militares y despertaron un liderazgo mesiánico de ultraderecha”.
“Es muy positivo que nuestro presidente, que será un excelente presidente con capacidad de articulación, ponga el tema del feminismo arriba en la agenda”, dijo a Búsqueda la actual vocera Esquivel, que se había mostrado crítica del criterio de “objetos elegibles” en la elección de la vicepresidenta y tiene dudas respecto a si la comisión de género es un verdadero avance.
Para Liliana Pertuy, que también integra la Unidad Temática, “el FA es un espejo de la sociedad machista y cuesta que se entiendan estas cosas”.
Una de las preocupaciones de las feministas es que perciben que los sectores mayoritarios del Frente están más interesados en mantener el statu quo que en procesar cambios como el de la paridad.
La exdirectora de Inmujeres, Mariella Mazzotti, dijo a Búsqueda que es “muy interesante” el planteo de Pereira porque “el feminismo es una corriente que cuestiona sustantivamente la distribución del poder en la sociedad” y hay que tener en cuenta que generalmente “el complejo movimiento social va más adelantado que una estructura política”.