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    El Hospital de Clínicas tiene que lograr que el usuario lo “elija” y no que esté por “obligación”, dice su nuevo director

    El neurocirujano Álvaro Villar, excandidato a la Intendencia de Montevideo, señala que en la política “hay valores” pero “no es Disney”; quiere repensar el funcionamiento interno del centro de salud universitario

    Álvaro Villar recuerda con precisión los detalles de su infancia. Aún habla con nostalgia de las horas que pasó doblando gasas –que las enfermeras utilizaban para curar pacientes– y las tardes de picaditos de fútbol en los corredores con el personal de los ascensores. Cuando no quedaba mucha gente, incluso, lo dejaban controlar los botones que marcaban las subidas y las bajadas del elevador. Es que el neurocirujano y político pasó los primeros 11 años de su vida en un apartamento del piso 18 del Hospital de Clínicas, donde su padre, Hugo Villar, trabajaba como director.

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    La vista era privilegiada. Los fines de semana se sentaba junto a su padre en los pisos más altos para mirar los partidos del Estadio Centenario. “Y ver Montevideo era una maravilla”, dice. También, y a escondidas, aprovechaba para espiar las operaciones desde las cúpulas de los blocks del hospital.

    De aquel niño queda poco, pero Villar siguió los pasos de su padre, una figura emblemática del Frente Amplio. Se presentó como candidato a la Intendencia de Montevideo y ahora es el nuevo director del Hospital de Clínicas. Dice que no tendrá que vivir en la institución universitaria donde pasó su infancia, pero de alguna manera vuelve a su casa.

    Después de dirigir el Hospital Maciel e iniciar una carrera en la política, Villar asegura que está a punto de asumir la responsabilidad de “repensar” el funcionamiento en el Clínicas. En entrevista con Búsqueda, el neurocirujano señala que se deben agilizar los tiempos de respuestas a los pacientes y que vuelvan a elegir al hospital por su atención. También asegura que es necesario rendir cuentas de forma constante y apostar por la transparencia. “En los hospitales públicos está la idea de que la gente viene porque no tiene más remedio y que, si pudiera elegir, iría al sector privado. Queremos que no sea por obligación”, indica. “Y es una apuesta grande, sí”.

    ¿La dirección del Hospital de Clínicas fue un desafío inesperado? Era candidato a intendente de Montevideo y sorprendió con su postulación.

    —En realidad, dependió muchísimo del momento que eligió Graciela Ubach para retirarse. Si lo hubiera hecho unos meses antes, no me hubiera presentado. Y tal vez si lo hubiera hecho más adelante, ya tendría otros compromisos. Me enteré a los pocos días de conocidos los resultados de las elecciones de Montevideo que se iba del Clínicas y me vino a hablar un grupo de docentes para plantearme esta posibilidad. No fue algo pronosticado ni buscado.

    ¿Por qué ahora sí?

    —Ahora sí porque creo que es lo que he hecho en los últimos ocho años con la dirección del Hospital Maciel. El Clínicas es un hospital que está llamado a jugar un papel importante dentro de la salud pública y creo, además, que un sistema de salud pensado con hospitales públicos fuertes es la mejor opción.

    ¿Cómo pretende trasladar la impronta del Maciel a un hospital de las dimensiones del Clínicas?

    —Ambos tienen una concentración muy alta de especialistas y tecnologías, un nivel de organización muy complejo y son ideales para resolver la mayoría de las patologías. El Maciel tiene el apoyo del Hospital Español y el Clínicas del Pasteur. Son bastante similares en cuanto al objetivo; tienen que tener una relación con un grupo de hospitales del interior. Y en cuanto a diseño hospitalario y la visión son bastante similares. En el mundo se está revisando el tamaño de los hospitales y su funcionamiento; se le está dando mucha más importancia a la medicina del primer nivel, a las policlínicas barriales como lugar para resolver los problemas en primera instancia.

    Si la tendencia es volver a policlínica del barrio y de corta estadía, ¿cómo se adapta el Hospital de Clínicas? ¿Cumple con esos requisitos?

    —El Hospital de Clínicas permite hacer diagnósticos muy complejos y tiene una carga de especialistas con una cantidad muy variada que permite acelerar los procesos de forma segura y con buenos resultados; incluso en el manejo de complicaciones difíciles en enfermedades habituales. Tiene condiciones para eso, pero tenemos que repensarlo porque justamente los tratamientos se han acortado y la forma de tratar pacientes también. No tengo dudas de que el hospital tiene que ocupar su rol, pero tenemos que hacerlo con una mente abierta para estar continuamente innovando sobre el tamaño que tiene que tener. Tenemos que buscar formas para que el proceso de diagnóstico y tratamiento sea más eficiente y personalizado. Antes se hablaba de atención sanitaria y la gente se imaginaba a un médico. Hoy, si vas a una emergencia, te pueden ver no menos de cinco o seis médicos, y 10 o 20 enfermeros. Te pueden hacer más de 10 exámenes. ¿Dónde recuperás la humanidad en ese trato? Primero, teniendo a tu médico de cabecera. Y segundo, con algo que también es un cambio de nuestros tiempos que es el hecho de que el paciente pueda participar en qué tratamiento seguir.

    ¿Por ejemplo?

    —Hoy todos le reclamamos al sistema de salud que nos informe con más detalle qué es lo que está pasando y cuáles son nuestras opciones. No alcanza con la respuesta de antes. Queremos saber cuáles son los riesgos y el paciente tiene que tener el derecho a negarse, a buscar una segunda opinión y que le den sus placas.

    ¿Se plantea el cambio en el Clínicas?

    —Tiene que plantearse cada vez con más fuerza. Yo te diría que es un problema en todos los lugares de atención. Aceptar que el lugar del paciente cambió y ya no es pasivo. Ir a buscar en internet no te resuelve problemas. La doctora que te está atendiendo, tiene que ponerse del lado tuyo y eso muchas veces lo hace enfermería. Está la importancia de buscar a otros especialistas, que antes no le dábamos importancia, como el nutricionista, que lo tomábamos como algo accesorio. Que una psicóloga participe es fundamental. Ahora, ¿cuánto del hospital de Clínicas de las dimensiones de hoy nos ayuda o complica? Es un desafío para los próximos años. Hay que lograr que la atención sea más rápida y humana.

    ¿Se puede trasladar ese espíritu, que existe en el Maciel, al Hospital de Clínicas? ¿Ya tuvo contacto con los funcionarios?

    —La actitud Maciel es interesante porque el conjunto de trabajadores la sentía. En el Clínicas, y a pesar de los cambios, se mantiene un orgullo de pertenencia al lugar. Sobre ese orgullo hay que trabajar y hay que convertirlo en actitud. Este concepto tiene otro valor porque está ligado al hacer y trabajar. El lugar que ocupa el hospital en la sociedad hay que ganárselo. Queremos que la gente nos siga eligiendo y tenemos que ganarnos todos los días ese lugar. En los hospitales públicos está la idea de que la gente viene porque no tiene más remedio y que si pudiera elegir, iría al sector privado. Un objetivo al que tenemos que aspirar es que nos elija la gente que puede y que no sea por obligación.

    Es una apuesta grande, ¿no?

    —Es una apuesta grande, sí. Hay un cuento que me hizo un colega una vez sobre dos hospitales que están al norte de Chile y de Perú. El hospital chileno tiene un desarrollo tecnológico mayor, pero la gente elige el peruano porque la atención es más cálida y humana. Eso es algo que he visto en mis años como cirujano. La gente prefiere al que lo trata bien, cuando puede optar.

    Además de que los elijan los usuarios, tienen que ser atractivos en la búsqueda de presupuesto de la Universidad de la República. ¿Cómo apuestan a conseguirlo y sellar ese valor?

    —Los hospitales tienen que estar rindiendo cuenta de forma permanente para dar una confianza de transparencia para toda la población. En el caso de la universidad, también hay que establecer una relación con el resto de las facultades para que el hospital universitario exista para mucho más que la asistencia y la formación. En el Clínicas se forman odontólogos, psicólogos, enfermeras, técnicas.

    También se involucra a otras facultades como la de Economía. ¿Cómo funciona la economía en salud?

    —La economía en salud es muy importante. Los datos que te da un hospital es un objetivo a desarrollar con la Facultad de Economía, y así lo hablamos con el rector, Rodrigo Arim. Lo mismo con la información en la tecnología y el acceso a lo que se llama la big data, que generan los laboratorios, los equipos de imágenes. Hay que conseguir sistemas de análisis de esa información y es un desafío para los economistas. Para esas facultades, y hasta para la de Arquitectura, Ingeniería y Química, es importante. Un hospital es un laboratorio para toda la universidad. La inversión en investigación es algo que hay que trabajar mucho más y lo que se está haciendo hoy con el Institut Pasteur muestra su importancia.

    ¿Aún falta más diálogo interdisciplinario?

    —Mucho más. El Clínicas se tiene que abrir más a estas otras facultades. Es que no nos piden una actitud pasiva, piden una participación más activa. La arquitectura hospitalaria, por ejemplo, no es solo diseñar un block quirúrgico; es estudiar cómo inciden las relaciones de poder dentro del sistema de salud o en el confort de los pacientes. O cómo vamos a responder los desafíos de una pandemia como esta. Porque nos obliga a repensar las salas, los sistemas de circulación de aire…

    La exdirectora del Clínicas Graciela Ubach fue por muchos años un sinónimo del hospital. ¿Cómo evalúa su gestión?

    —Bueno, yo no voy a... no puedo evaluar la gestión de Ubach. Lo que sí puedo reconocer es que ella dedicó su vida al hospital. Es una luchadora por la salud pública y se dedicó con mucha intensidad a pelear por el hospital. No tengo credenciales para pararme a evaluar su gestión.

    Pero algún diagnóstico debe haber hecho del hospital que recibe...

    —Lo que sí puedo decir, y no de Graciela, es que yo entendía muchas de las decisiones de mis antecesores en el Maciel luego de dos o tres años de estar en la dirección. Había cosas que al principio no entendía por qué se habían hecho mal. Hay que darle tiempo a las cosas para mirarlas con perspectiva.

    Asumir la dirección de un hospital en medio de una emergencia sanitaria y con los casos de Covid en alza implica un desafío extra. ¿Cómo lo afronta?

    —Uno de los desafíos es lograr aumentar la disponibilidad de camas en CTI. Y también la de los recursos humanos. Necesitamos más personal de enfermería y técnicos. Estamos en el límite. Vamos a tener que repensar cómo trabajamos, habrá que postergar operaciones para poder aumentar la capacidad instalada en el CTI. Hay que ir pensando soluciones nuevas porque esto ha venido para quedarse.

    Hay un acuerdo para instalar un IMAE cardiológico en Tacuarembó con el apoyo del Clínicas, pero siempre ha estado salpicado de fricciones y no se ha logrado concretar. ¿Se podrá avanzar en esta gestión?

    —Para mí, sería muy importante trabajar junto con el Hospital de Tacuarembó para concretarlo. Estoy convencido de la importancia que tiene para el norte del país. Creo que el Clínicas puede ayudar mucho a buscar una salida. Y trabajaremos como en tantas otras cosas junto con el equipo de Tacuarembó para esto. Hay una sintonía muy fuerte. Sigo haciendo guardias allí y es un hospital que tiene un desarrollo tecnológico formidable.

    • Recuadro de la entrevista

    Política uruguaya y House of cards

    Información Nacional
    2020-12-23T00:14:00