El Ministerio del Interior pone en funcionamiento la cárcel de máxima seguridad, aunque sin la envergadura de su plan original

escribe Juan Pittaluga 
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Como tantas otras veces, Edwin Parentini volvió a hablar sin tapujos por su celular en una prisión. “Aténganse a las consecuencias. La violencia se combate con violencia, les van a aparecer por todos lados. Ahora se viene un vendaval”, dice parte del audio que envió la semana pasada desde el Penal de Libertad. Una amenaza directa a hinchas de Nacional por el reciente homicidio de un hincha de Peñarol, en una escalada de asesinatos entre ambas barras bravas que puso en jaque la disputa de clásicos amistosos, determinó que la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) se deslindara de posibles responsabilidades y tiene al Ministerio del Interior inquieto con los operativos de seguridad para esos partidos.

El mensaje de Parentini derivó además en consecuencias dentro del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR), que dispuso su traslado del Penal de Libertad al módulo 12 de Santiago Vázquez. Allí lentamente comenzó a funcionar la cárcel de máxima seguridad que el gobierno prometió al inicio del período. Aunque lejos de la idea original, en este sector se pretende alojar a los presos más peligrosos del sistema carcelario. Con 48 plazas, celdas individuales, más vigilancia y un control directo del responsable del INR, Luis Mendoza, el Ministerio del Interior pretende limitar la acción de las personas más riesgosas, por ejemplo al controlar que no tengan acceso continuo a celulares.

“Todavía no está funcionando como se tiene planificado de acuerdo a su estructura de máxima seguridad. Parentini no es el primero en ir, fueron alojados unos cuantos antes”, señaló Mendoza a Búsqueda.

Mientras el sector termina de acondicionarse, el INR debe decidir quiénes lo ocuparán. Mendoza explicó que no necesariamente quienes cometan los peores crímenes terminarán ahí. La selección analizará el delito cometido, la conducta dentro del sistema carcelario y la influencia tanto hacia el afuera como en la interna. “Sobre todo nos interesan quienes aún privados de libertad logran liderar y operar organizaciones y delitos”, señaló Mendoza. “Se debe ubicar ahí a gente pesada, jefes de bandas, narcos de relevancia como el Ricardito, el Pablo...”, había adelantado meses atrás a Búsqueda el ministro del Interior, Luis Alberto Heber.

Parentini, por ejemplo, fue imputado en 2020 como autor intelectual del asesinato de un hincha de Nacional, el cual ordenó desde el Penal de Libertad. Ya en 2016, también desde la misma cárcel, coordinó los desmanes en el Estadio Centenario que concluyeron con una garrafa lanzada a policías y la suspensión de un clásico. Pese a sus años de reclusión, hoy mantiene vigente su autoridad sobre un grupo de la barra brava de Peñarol.

Cambios al plan original

Abierto a inicios de 2016, el módulo 12 tiene una corta pero sombría historia. Cuenta con sala de visitas familiares, sala de visita conyugal, escritorio dentro de las celdas y control central de monitoreo por cámaras. Pese a sus buenas condiciones estructurales, fue denunciado por el Comisionado Parlamentario Penitenciario y la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo porque a sus ocupantes —en su mayoría delincuentes con antecedentes graves— se les aplicaba un régimen de aislamiento en solitario donde no salían de sus celdas. En 2018 hubo un motín con toma de rehenes y destrozos y fue clausurado hasta 2020, donde se abrió destinado al tratamiento de pacientes con graves afectaciones de salud mental, a cargo de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE).

El año pasado dos personas se suicidaron y otras dos murieron por causas a determinar. Todo ese sector mental está ahora en proceso de traslado a la planta baja de Cárcel Central.

La transformación del módulo 12 de Santiago Vázquez en un área de máxima seguridad supone un cambio a la intención inicial del Ministerio del Interior de construir una cárcel desde cero para recluir a los prisioneros más peligrosos del país. Esa era una de las propuestas clave del Plan de Dignidad Carcelaria presentado en el comienzo del mandato, e incluida en la ley de Presupuesto.

Autoridades del INR incluso viajaron hace poco más de un año a Brasil para conocer las dos penitenciarías de seguridad máxima del estado de Espirito Santo (PSMA I y PSMA II) y obtener una referencia directa sobre la cual empezar a construir la nueva prisión, que tenía un costo previsto aproximado a los US$ 20 millones. También viajaron a Porto Alegre para entrevistarse con una empresa especializada en construcción modular para cárceles. La idea era visitar otras prisiones de la región para acumular más información, pero la cárcel de máxima seguridad quedó truncada y se optó por reformar un área de Santiago Vázquez y uno de los pisos de Cárcel Central.

En cuanto a nuevas obras, el Ministerio del Interior decidió construir tres módulos dentro del predio del Penal de Libertad con una capacidad para 1.500 presos comunes, así como un pabellón adicional para atención hospitalaria. Esta obra será costeada mediante un esquema que Heber denominó como Contratos de Construcción Carcelaria (CCC): una financiación a 10 años con recursos del presupuesto del ministerio, más dinero que se compromete en futuras rendiciones de cuentas por parte del Ministerio de Economía. Interior también construirá tres barracones para albergar presos en Artigas, Tacuarembó y Treinta y Tres. El monto total sumado de los proyectos es de US$ 60 millones.

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2022-01-19T22:11:00