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Con un nuevo impulso a raíz del incremento del precio de la soja en el mercado de Chicago y las perspectivas de que esa tendencia se mantendrá con oscilaciones, pero sin grandes sobresaltos en los próximos meses, los productores de granos se aprestan a definir la siembra de esa oleaginosa.
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Y en ese marco el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) prevé un aumento del área a sembrar este año en soja, que es el principal cultivo agrícola de Uruguay.
Autoridades de esa secretaría de Estado consultadas por Búsqueda señalaron que en esta zafra habrá una mayor extensión de soja sembrada, lo que significará romper con la evolución de años recientes, cuando disminuyó la superficie destinada a esa producción.
Sin dudas que el alza en el valor de la soja del mercado internacional es el principal factor en juego para esa decisión de los empresarios agrícolas, pero también incide la necesidad de alternar el área destinada a las pasturas en otros años, indicaron.
Dijeron eso en el entendido de enfocarse en un mayor equilibrio en la diversificación de actividades en los predios rurales.
El crecimiento de las pasturas mejoradas es evidente en los registros de la Dirección de Estadísticas Agropecuarias (Diea), que muestran un área de 2,6 millones de hectáreas de mejoramientos en el año agrícola 2018-2019. Eso representó unas 300.000 hectáreas más que en 2011-2012, en un contexto de apuesta productiva a la ganadería y a la rotación entre cultivos cerealeros y praderas.
“Hasta por una cuestión biológica y de sustento de los sistemas sería de esperar el retorno de cultivos agrícolas en las áreas de pasturas mejoradas”, comentó una de las fuentes del MGAP. Y acotó: “¡Qué mejor momento para hacerlo con la soja a un precio de US$ 350 o más por tonelada!”.
El máximo registro histórico de superficie sembrada de soja en Uruguay fue en el año agrícola 2014-2015 cuando alcanzó 1.334.000 hectáreas, debido justamente al fuerte incremento que tuvo el precio de la oleaginosa, llegando incluso hasta US$ 650 la tonelada en 2012, lo que entusiasmó a los productores a extender su producción.
De la misma manera, cuando el valor de la soja empezó a caer, el área sembrada entró en una fase de achique, principalmente de las zonas no agrícolas, alejadas de los puertos de salida de las exportaciones, que dejaron de ser rentables para producir el grano.
Fue así que la superficie de siembra de esa oleaginosa bajó del millón de hectáreas en 2018-2019 a 917.000 hectáreas en 2019-2020, que fue la zafra anterior a la que ahora está por comenzar.
Varios factores en juego
Algunos operadores del sector agrícola consultados por Búsqueda coincidieron en la posibilidad de un aumento del área de siembra de soja en el campo uruguayo. Y en ciertos casos, si bien reconocieron la tentación que significa un precio superior a los US$ 350 la tonelada, plantearon la dificultad que representa el esquema agrícola ganadero en el cual incursionó en los últimos años un grupo de productores. Eso hace que no sea fácil pasarse de las pasturas a la soja en tan poco tiempo.
Otro factor mencionado por empresarios del sector es que los arrendamientos para este año ya fueron acordados en meses anteriores, lo que complica hacer un cambio de planificación respecto a qué actividad utilizará el campo alquilado.
“Hasta 2014 por el efecto del precio de la soja los sistemas eran más agrícolas, luego hubo un reacomodo con un área que se está rotando con praderas”, señaló el presidente de la Mesa Tecnológica de Oleaginosas, Roberto Verdera.
Admitió que “el precio actual es un llamador y un aliciente”. “Si no hubiese ocurrido este incremento (en la bolsa de Chicago), seguramente habría de bajar el área de siembra de soja”, dijo Verdera, a título personal.
Opinó que ahora con el alza del valor del grano “reducción de área no va a haber; puede ser que algo aumente”.
Con una visión igualmente moderada, el presidente de la Asociación Rural de Soriano, Jorge Andrés Rodríguez, señaló que “si el alza de precios de los granos se hubiera dado en marzo o abril el empuje habría sido más fuerte en la producción de soja”.
Y destacó el giro que representa en el escenario del negocio agrícola el salto del valor de la oleaginosa, más aún considerando que la zafra de cultivos de verano pasada registró una baja en el volumen cosechado, debido al déficit hídrico. Esa situación se sumó a un precio de algo más de US$ 320 por tonelada a setiembre de 2019.
Invierno
En cuanto a la próxima cosecha de cultivos de invierno (trigo, cebada y colza), prevista para noviembre en adelante, las perspectivas son favorables hasta el momento, ya que el desarrollo de las plantaciones es bueno, indicaron empresarios del sector.
El resultado final dependerá de lo que suceda con el clima en lo que resta de setiembre y en octubre, ya que los pronósticos marcan una mayor probabilidad de lluvias por debajo de lo normal, pero también el riesgo de heladas tardías, comentó el titular de la Mesa de Oleaginosos.
Contó que ya hay algunas chacras de colza que fueron perjudicadas por ese fenómeno climático, debido a las bajas temperaturas. El partido se define en octubre si no hay exceso de lluvias que generen problemas de fusarium (hongo) en el trigo y permitan levantar la cosecha sin inconvenientes de humedad, dijo.