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La Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE) tiene varios frentes abiertos. A las irregularidades detectadas en la contratación tercerizada de ambulancias durante la pandemia, se le sumó un conflicto de anestesistas que derivó en la renuncia en masa de estos especialistas en el Hospital Maciel, en la suspensión de un centenar de estudios clínicos y en el atraso de cirugías coordinadas. En medio de este escenario incómodo para las autoridades sanitarias, otra cuestión irregular en ese mismo hospital es denunciada por dos legisladores oficialistas.
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El asunto tiene ya un par de años. En abril de 2021, el senador blanco Carlos Camy procuró información sobre el funcionamiento de un equipo para el tratamiento de patologías endovasculares neurológicas y periféricas. Se trataba del angiógrafo Azurion Clarity IQ, de la marca Philips. Una moderna y costosa tecnología médica que se había instalado bajo la gestión de Álvaro Villar, a fines de la pasada administración de gobierno, y que quedó inaugurada en marzo de 2020. Un año más tarde, Camy quiso saber las razones por las cuales tanto la sala híbrida para operar como el equipamiento estaban bajo llave e inutilizados y se derivaban pacientes al sector privado. El senador mantuvo reuniones con el ministro de Salud, Daniel Salinas, con el presidente del directorio de ASSE, Leonardo Cipriani, y con el entonces director del Maciel, Aníbal Dutra.
La respuesta oficial, en todos los casos, fue la misma: que existían problemas de presupuestación salarial y que había deficit de personal capacitado para hacerse cargo de las intervenciones. El uso principal del aparato es para procedimientos de trombectomía mecánica para tratar accidentes cerebrovasculares isquémicos hiperagudos. Esta prestación fue incorporada por el actual gobierno a la canasta básica que cubre el Fondo Nacional de Recursos (FNR), una iniciativa que el ministro Salinas trazó como prioridad en su política sanitaria.
En mayo de 2021, Cipriani aseguró a Búsqueda que se estaba buscando “subsanar” la “irregularidad” de tener una tecnología de estas características sin uso en la salud pública. Para eso, contó, se estaban preparando las bases de un llamado a concurso que incluía cargos de auxiliares de enfermería, nurse, neurocirujano, cirujano vascular e imagenólogos. El presidente de ASSE dijo en ese momento que estaba decidido a reabrir la sala. Y argumentó: “El país no puede tener una Ferrari y no usarla”, en referencia al angiógrafo que es, según han descripto autoridades de la salud y médicos especialistas, uno de los mejores de América Latina.
Sin embargo, pasó todo 2021 y todo 2022, y si bien la sala se puso en funcionamiento, el equipo sigue siendo subutilizado, según confirmaron distintas fuentes médicas. El tema motivó un pedido de acceso a la información pública por parte de otro legislador oficialista, el diputado de Cabildo Abierto Martín Sodano.
El diputado elevó una serie de preguntas al FNR con el objetivo de saber la cantidad de trombectomías realizadas desde la incorporación de esta técnica hasta el 8 de diciembre de 2022. De la respuesta general, que incluye a pacientes del sector privado, se desprende que todos los usuarios del Maciel —y de otras zonas metropolitanas que tienen como referencia a ese hospital— que necesitaron una trombectomía, fueron derivados al mutualismo, en concreto al Sanatorio Americano. En total fueron cuatro pacientes del Maciel los que fueron trasladados a esa mutualista para ser sometidos a la intervención quirúrgica.
El equipo de Neurointervencionismo del Americano está integrado por los especialistas Mariana Romero, Matías Negrotto y Alejandra Jaume. Estos tres médicos son a su vez los encargados de coordinar intervenciones en la sala híbrida del Hospital Maciel.
Con esta información, el diputado Sodano dijo a Búsqueda que está preparando denuncias por posible conflicto de interés en la Junta de Transparencia y Ética Pública (Jutep).
Fuentes médicas consultadas por Búsqueda cuestionaron el “lujo de la miseria” que significa tener el angiógrafo del Maciel disponible “únicamente para intervenciones menores” y la “discrecionalidad” de los médicos a su cargo para derivar pacientes al sector privado.
El Sanatorio Americano inauguró en febrero de 2021 un Centro de Intervencionismo Vascular que cuenta con un angiógrafo Azurión Clarity, de la marca Phillips, similar al que está instalado en el Maciel.
En la respuesta al pedido de informes que realizó Sodano, se señala que en el período de un año y medio se realizaron 57 trombectomías, de las cuales solo cuatro fueron resueltas en el sector público: dos en el Hospital de Clínicas y dos en el Hospital de Tacuarembó. El Sanatorio Americano y Médica Uruguaya son los centros privados en los que se llevaron adelante la mayoría de intervenciones, con 21 trombectomías en cada una de las instituciones.