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La variabilidad del clima generó este año pérdidas de granos en las chacras de los agricultores y un impacto negativo en el estado corporal de los vacunos en los predios ganaderos, a lo que se suman problemas sanitarios por el exceso de humedad en los tambos. La ocurrencia de fenómenos climáticos extremos derivó en una mayor sensibilidad respecto a ese tema por parte de los productores del agro, que cada vez recurren con más frecuencia a las empresas de seguros.
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“Para los seguros ha sido tan complicado como para los productores; primero, por la sequía en enero y parte de febrero, y luego por las lluvias en abril, además de alguna granizada”, declaró a Campo el supervisor del Departamento Agronómico del Banco de Seguros del Estado (BSE), Jorge Muzante.
El funcionario informó que durante 2015, el BSE pagó unos U$S 12 millones en concepto de indemnizaciones a empresas y productores del agro afectados por distintos fenómenos climáticos, como la caída de granizo en Soriano y exceso de lluvias. Es la mayor suma pagada por esa institución estatal en los últimos 10 años, informó.
Si bien el tornado registrado en abril en la ciudad de Dolores (Soriano) tuvo un impacto mayor en la zona urbana, también afectó a la población rural cercana a ese punto, especialmente a las instalaciones de la Cooperativa Agraria local. (Campo, Nº 72).
Ese tipo de situaciones dejó secuelas en la memoria reciente de los productores, que ahora buscan cómo proteger su actividad de alguna manera para minimizar los riesgos que tiene la producción a cielo abierto.
De hecho, en los nuevos contratos para la próxima siembra de cultivos de verano (soja, maíz y sorgo) están solicitando coberturas “más globales e integrales”, dijo Muzante.
Comentó que el BSE ofrece “coberturas de rendimiento y de inversión que atienden los efectos de sequía y exceso de lluvias, que no son cubiertos por las coberturas tradicionales”.
En esos casos “tenemos algunos límites, que es un determinado capital de riesgo a jugar en el año”, aclaró.
Según el funcionario, a los clientes tradicionales y consecuentes, el BSE les ofrece coberturas que les permiten “tener una red de salvataje para cuando se registran catástrofes climáticas”, como las ocurridas en los años recientes.
En cuanto a la evolución de los seguros en el sector agropecuario, Muzante indicó que en los últimos siete años el BSE aumentó su participación en el mercado asegurador del agro, pasando del 28% al 57%. Igualmente, en línea con el crecimiento que tuvo la producción de granos, especialmente de soja, en la agricultura uruguaya el área de cobertura de seguros vinculada a los cultivos agrícolas subió a 660.000 hectáreas anuales.
Otros rubros del campo en los que avanzaron los planes de seguros son la producción de frutas y de hortalizas, mediante proyectos elaborados en conjunto con la Dirección de la Granja del Ministerio de Ganadería (MGAP) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Para esas coberturas se utiliza un índice que muestra los registros de lluvias y que permite la implementación de seguros ante excesos hídricos.
El seguro funciona en base al registro de precipitaciones acumuladas durante 10 días consecutivos dentro del mes de cobertura. Y se considera que hubo exceso hídrico cuando ese índice es mayor o igual a un determinado valor en milímetros, que es el disparador del pago al asegurado.
Ese sistema funciona en acuerdo entre el MGAP y el BSE, y comprende un componente de subsidio generado por el Fondo de Fomento de la Granja, que se financia con la recaudación del Impuesto al Valor Agregado por la venta de frutas, hortalizas y flores.
Otra herramienta novedosa es la generación de un seguro por índice para la ganadería, que está en curso mediante un plan piloto.
Para eso se utiliza un “índice verde” que mide la vegetación en el campo y permite advertir sobre la necesidad de forraje y la configuración de una sequía, “que hoy funciona” y que “es uno de los primeros seguros de América Latina con estas características”, destacó Muzante.
Ese plan piloto está dirigido a la cría de ganado en zonas del norte (Artigas y Salto) y del este (Maldonado, Lavalleja y Rocha). En esta etapa no hay costo para el productor porque la prima es financiada con los recursos del proyecto de Desarrollo y Adaptación al Cambio Climático, entre el Banco Mundial y el MGAP.
El objetivo del gobierno es fomentar el uso de seguros entre los ganaderos en lugar de dar asistencia en una emergencia climática.