Mientras, en el segundo mapa, correspondiente a la tercera década de enero, se nota un predominio del color verde oscuro, que significa el mayor rango de agua disponible, de entre 71% y 100%.
Esos datos, publicados en el portal de la Unidad de Agroclima y Sistemas de Información del Inia, corresponden a los cultivos de soja temprana, que fue sembrada en los primeros días de noviembre. Los mapas vinculados a la soja tardía, sembrada al inicio de diciembre, si bien en los primeros días de enero no mostraban un estado tan marcado de déficit de agua en el suelo, como en los cultivos de la temprana, igualmente marcan un contraste con lo que se puede ver en el mapa de los últimos diez días del primer mes del año.
Las zonas que concentran la mayor área sembrada de soja, ubicadas en los departamentos de Soriano, Río Negro, Colonia, Flores y Paysandú, aparecen en los mapas del Inia en color verde oscuro.
Esa información muestra el panorama general medido en tres décadas por mes y separado por secciones policiales. Para conocer la situación en el territorio por parte de productores y técnicos agrícolas, Búsqueda realizó algunas consultas de manera de tener una visión de quienes se encuentran en el campo y recorren diferentes zonas productivas, además de estar en constante intercambio con aquellos que monitorean y realizan labores en las chacras.
“Estábamos en el CTI mal, ahí por el 14 de enero, con alguna pequeña pérdida de soja sembrada en campos medio pobres y también algo de maíz, que en algunos casos ya se cosecharon, dando entre 4.000 y 5.000 kilos por hectárea, pero en general es poco el maíz afectado”, dijo el presidente de la Cámara Uruguaya de Servicios Agropecuarios (Cusa), Edgardo Rostán.
Comentó que del área plantada de soja “hay un 30% de primera (temprana) y 70% de segunda (tardía)”, y las chacras “sufrieron unos cinco a seis días la ola de calor intenso” pero después de las lluvias “arrancaron a crecer con todo”.
La “reacción” de las plantaciones de la oleaginosa no solamente se debió a las precipitaciones, sino también a la “fertilización natural” generada por el nitrógeno en los suelos, señaló. Acotó que los cultivos están “espectaculares”.
Rostán, que además es productor de granos y opera en la zona de Ombúes de Lavalle, cerca del límite entre los departamentos de Colonia y Soriano, destacó que el acumulado de lluvias en esa región fue de unos 200 milímetros.
Ahora, con la humedad rebrotaron algunos yuyos y malezas, como pasto blanco y amaranthus, y también aparecieron casos de insectos como las arañuelas que atacan a las plantas, dijo.
Esos problemas, que consideró como habituales cuando se dan situaciones de calor y humedad al mismo tiempo, son tratados por los productores con las aplicaciones de productos fitosanitarios adecuados, entre otras medidas.
Otros operadores del sector agrícola también enfatizaron que todavía queda tiempo para terminar de asegurar el resultado productivo de las chacras, en el entendido de que las lluvias “salvaron” los cultivos pero resta un período de desarrollo, antes de pensar en la cosecha de soja y en proyectar algún rendimiento promedio en cuanto a kilos por hectárea a levantar.
Además, hay situaciones puntuales en ciertos lugares donde el agua caída superó todos los registros previsibles y el exceso hídrico generó pérdida de plantas y granos, señalaron.
El área sembrada de cultivos de verano en la zafra 2021/22 aumentó 6% en comparación a la anterior, llegando a 1.154.000 hectáreas, de las cuales 980.690 hectáreas son destinadas a soja, 145.160 hectáreas a maíz, 21.273 hectáreas a sorgo y unas 7.300 a girasol, según datos de la Dirección de Estadísticas Agropecuarias (Diea). La extensión de siembra de soja se incrementó 9% respecto a la zafra 2020/21.
Valorización y mercado
Paralelamente a ese seguimiento de lo que pasa en el campo y a cómo reaccionan los cultivos, los empresarios agrícolas siguen bien de cerca la evolución del precio de la soja en la Bolsa de Chicago y en la plaza local, donde registró un alza significativa en los últimos 30 días.
En un momento llegó a los US$ 550 por tonelada, luego continuó la tendencia en aumento para acercarse a los US$ 600, lo que trajo a la memoria de los productores del sector uno de los máximos valores históricos de la oleaginosa, como sucedió en 2012 cuando algunos actores la denominaron el “oro verde” para el campo.
De diciembre al lunes 7 el valor de la soja en Chicago se incrementó 24%, lo que significa unos US$ 115 más por tonelada y genera entusiasmo entre los productores, que tienden a arriesgarse a vender parte de su producción a cosechar. Eso es algo que hace un mes parecía difícil de concretar, debido a la incertidumbre provocada por la sequía, pero hoy la situación cambió y la tendencia apunta a definir la comercialización del grano.
Una situación peculiar que se registra en la actual zafra agrícola es que Uruguay salió prácticamente ileso de la sequía, en comparación con el impacto negativo registrado en otros países de la región, donde las pérdidas son importantes, como en parte de Argentina, Paraguay y en ciertas zonas del sur de Brasil.
La caída en la producción de soja en Sudamérica es uno de los principales factores que inciden en el alza en la cotización de la oleaginosa en el mercado internacional, así como en Uruguay.
El precio de ese grano llegó a unos US$ 582,30 por tonelada en la posición marzo 2022, y a US$ 581,29 en la posición julio de este año, según divulgó el sitio revistaverde.com.uy.
En el caso del cultivo de maíz, que representa una extensión menor respecto a la soja, la falta de agua generó pérdidas en kilos, especialmente en el temprano, que se sembró en setiembre. El mapa del Inia correspondiente al balance hídrico para ese grano muestra que en las dos primeras décadas de enero el área agrícola estuvo en rojo.
De hecho, ante el estado deficitario de los choclos algunos productores de ciertas zonas decidieron cosecharlo y picarlo para darle otro destino, específicamente la elaboración de raciones para alimentar el ganado.
El maíz tardío o de segunda, a ser sembrado en diciembre, presenta un estado favorable para lograr un mejor resultado productivo, lo que dependerá en gran medida de la respuesta de las chacras a las recientes lluvias y a cómo continúe la evolución del clima.
El precio de ese grano también aumentó este año y actualmente varía en unos US$ 250 por tonelada.
