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El derecho a la vida de las personas “no significa la obligación de seguir viviendo”, dice experto neerlandés en eutanasia
El suicidio asistido, con garantías adecuadas, fortalece la relación médico-paciente y no es excluyente de los cuidados paliativos, según René Héman, presidente de la Real Academia de Medicina de Países Bajos, donde esa práctica se legalizó hace 20 años
René Héman. Foto: Cortesía de la Real Academia de Medicina de Países Bajos
La voluntad de un paciente con una enfermedad terminal y un sufrimiento insoportable es el primer requerimiento para la eutanasia. Solo un médico, y solo luego de que se constaten una serie de requisitos, puede llevarla a cabo. No es una práctica excluyente de los cuidados paliativos. Tampoco lo es de otros valores con los que parecería chocar, como las convicciones morales y religiosas que son las que más han rechazado esta posibilidad.
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Todo esto lo sostiene René Héman, presidente de la Real Academia de Medicina de Países Bajos. “Si una persona está sufriendo insoportablemente, puede ser un acto de compasión ayudar a esta persona a ponerle fin a su sufrimiento, aun si eso significa también ponerle fin a su vida, si así lo solicitara”, afirma.
Su país de procedencia fue el primero en el mundo en legalizar la eutanasia, con una ley aprobada en 2001 que entró en vigencia el 1º de abril de 2002. Esa misma ley mantuvo a lo largo de los años un elevado respaldo popular. A veinte años del trámite legislativo, la norma era apoyada por el 87% de los neerlandeses y aproximadamente el 4% de las muertes en ese país eran a pedido de los pacientes terminales con respaldo médico y legal, según publicó en 2021 El País de Madrid. En ese país esto contempla a pacientes entre 12 y 16 años, con permiso de los padres, y actualmente se analiza regularlo en casos de niños más chicos.
Héman llegará en los próximos días a Uruguay, donde participará el miércoles 21 de tarde de una actividad en la antesala del Senado, organizada por el Sindicato Médico del Uruguay y el Colegio Médico del Uruguay. “Fui invitado por los médicos uruguayos para explicar la situación de los cuidados al final de la vida en los Países Bajos, incluyendo la eutanasia, la Ley de la Eutanasia neerlandesa, el involucramiento de la Real Asociación Médica Neerlandesa, los principios éticos más importantes y la implementación del sistema así como la práctica de la eutanasia”, contó a Búsqueda.
El evento está impulsado por Empatía y Muerte Asistida Digna en Uruguay (MADU), dos entidades que respaldan la legalización de la eutanasia en este país, que desde octubre de 2022 tiene media sanción en Diputados y que actualmente se encuentra en la Comisión de Salud del Senado, donde será tratada luego del proyecto de Cuidados Paliativos, ahora a estudio.
Lo que sigue es el resumen de una entrevista que este médico —que admitió no estar familiarizado con el proyecto de Uruguay— mantuvo por correo electrónico con Búsqueda.
—Luego de más de 20 años de aprobada, ¿cómo puede evaluarse la legalización de la eutanasia en los Países Bajos?
—La ley fue evaluada cuatro veces desde su aprobación en 2001. La respuesta ha sido siempre satisfactoria desde el cuerpo médico, los pacientes y el gobierno, incluyendo los partidos cristianos. En cada evaluación observamos que la gente está satisfecha con la ley y la apoya. Un factor importante es que los cuidados paliativos y la eutanasia no son tratados como excluyentes entre sí, sino que trabajamos juntos, operando desde una premisa de calidad de vida y de muerte, y respetando a aquellos que no perciben la eutanasia como permisible.
—¿A qué atribuye esa buena imagen en la opinión pública? En 2021, a veinte años de legalizada, un 87% de la población estaba a favor.
—El paciente siente seguridad de que, si la situación surgiera, su médico o médica reconocerá y posiblemente apoyará su petición de eutanasia. La posibilidad de la eutanasia no debilita la confianza o la naturaleza de la relación médico-paciente. Si un médico escucha seriamente, pero no sigue ciegamente, la opinión del paciente acerca de lo que este piensa que es el buen cuidado en esa situación específica, el médico demuestra respeto por la autonomía del paciente y compasión por él. Como tal, la relación médico-paciente puede ser fortalecida si el paciente sabe que puede confiar en el médico y que este no le forzará ningún cuidado que se oponga a su deseo y decisión autónoma. La relación médico-paciente también se fortalece si el paciente sabe que el médico, si eventualmente surgiese la situación, reconocería y posiblemente apoyaría su pedido de la eutanasia.
—¿En qué situaciones se admite la eutanasia? ¿Qué tiene que tomarse en cuenta?
—Solo un médico puede realizar la eutanasia y recibe inmunidad de castigo si es realizada de acuerdo a los requerimientos del cuidado. Los requerimientos son los siguientes. Primero, debe haber un pedido voluntario y bien meditado del paciente; ese es el primer requerimiento. Segundo, debe haber sufrimiento que el paciente considere insoportable y ninguna perspectiva de mejora. En tercer lugar, el paciente debe estar informado acerca de la situación en la que se encuentra y las posibilidades que tiene. Luego debe haber convicción del lado del paciente y también del médico de que no hay otra solución razonable disponible para la situación del paciente. Después se realiza una consulta a otro médico independiente, quien habla con el paciente y escribe un reporte sobre los requerimientos para su cuidado. La interrupción de la vida o el suicidio asistido pueden realizarse con la debida diligencia según el protocolo. Finalmente, luego de realizar la eutanasia o el suicidio asistido, el doctor debe reportarse en la oficina del forense e informar al Comité Regional de Revisión. Este revisa el caso y evalúa si los requerimientos fueron cumplidos. Si no lo fueron, lo reporta a la Fiscalía y al Inspectorado de Salud, quienes deciden sobre el procesamiento del médico involucrado. Este último procedimiento es crucial por razones de transparencia y responsabilidad en la práctica de eutanasia para el público.
—¿Qué voces hay que tomar en cuenta cuando el paciente no puede ejercer su voluntad, ya sea por edad o por incapacidad?
–—La eutanasia solo puede ser realizada cuando hay un pedido explícito, bien meditado y voluntario del paciente. Estos aspectos son especialmente difíciles en pacientes con demencia o enfermedades psiquiátricas, ya que su condición puede influenciarlos. La legislación neerlandesa también reconoce lo que se denomina “directiva anticipada” como una expresión válida del pedido voluntario y bien meditado de una persona. Una directiva anticipada es una declaración escrita de los deseos de una persona acerca de tratamiento médico o, en este caso, de las circunstancias bajo las cuales esta persona solicita la eutanasia. Esta declaración puede ser hecha para asegurarse de que el pedido voluntario y bien meditado sea reconocido y llevado a cabo en el caso de que uno no pueda comunicárselo a su médico más adelante.
—¿Cómo se previene que un tercero logre beneficios por su muerte?
—Eso pasa cuando se cumplen los requerimientos correspondientes. Dentro de estos requerimientos se encuentra el médico independiente que revisa el caso y escribe un reporte previo a la eutanasia. Luego de que se realice la eutanasia, el caso debe ser reportado a la oficina del forense y al Comité Regional de Revisión, quienes revisan el caso y el reporte del médico independiente. Así que hay varios controles para garantizar la transparencia.
—Usted es católico, ¿cómo se pudieron vencer las restricciones morales?
—El respeto por la vida humana es crucial; las personas tienen el derecho a la vida. Esto es reconocido en muchos tratados internacionales, en la legislación de muchos países y en la Iglesia católica romana. Sin embargo, el derecho a la vida de las personas no significa que tengan la obligación de seguir viviendo, sin importar sus circunstancias e independientemente de su opinión o decisión autónoma. ¿Tienen la obligación de seguir viviendo si su sufrimiento se ha vuelto insoportable?El principio de respeto a las personas, sobre el cual se basa el respeto por la vida humana, también puede ser traducido al respeto por la autonomía de esa persona. Las personas pueden ser consideradas autónomas siempre que tengan la capacidad y oportunidad de elegir su propio curso de acción, basándose en una evaluación personal de la situación y las opciones a su alcance. En el caso de sufrimiento insoportable, esa elección autónoma podría ser la muerte sobre la vida, la cual se ha vuelto insoportable debido al sufrimiento. Y aquí entra en juego el segundo principio: el principio de la compasión. Si una persona está sufriendo insoportablemente, puede ser un acto de compasión ayudar a esta persona a ponerle fin a su sufrimiento, aun si eso significa también ponerle fin a su vida, si así lo solicitara. Desde este punto de vista, el principio de compasión no está en conflicto con el principio del respeto a la autonomía, sino que reconoce explícitamente la autonomía de una persona al respetar su decisión autónoma. Como tal, la norma de “los médicos no deben matar” es un principio prima facie que puede ser anulado en circunstancias específicas si así lo exigen otros principios, como el de la compasión o el respeto a la autonomía.