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En octubre de 2018, cuando faltaban unos ocho meses para las elecciones internas, un rumor se transformó en noticia y sacudió las estructuras del Partido Nacional. Muy pocos blancos sabían quién era Juan Sartori, más allá de alguna información dispersa sobre ese empresario millonario, casado con la hija de un magnate ruso y dueño de un club de fútbol en Inglaterra. Lo que sí estaba claro era que se trataba de un tipo bastante ajeno a la política. Por eso, la sorpresa y la desconfianza de los dirigentes. Porque al inicio se lo miró muy de reojo al outsider sin estructura ni legajo político que quería meterse a fuerza de una billetera generosa en la carrera de los precandidatos nacionalistas.
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Y mal no le fue. Sartori, la novedad incómoda, arrancó último y terminó segundo. Tuvo 92.000 votos y desplazó a un peso pesado como Jorge Larrañaga a un tercer lugar. El empresario millonario y carismático, con una campaña vertiginosa y cargada de polémica, se ubicó en apenas unos meses al frente de la segunda fuerza política del Partido Nacional.
Sin embargo, luego ese capital político se fue dilapidando. Tras las elecciones internas primero y las nacionales después, quedó en evidencia que la estructura política de Sartori estaba prendida con alfileres y muchos de sus dirigentes fueron abandonando el barco ante la falta de respuestas y liderazgo del empresario, que de todas formas llegó al Senado junto con otros dos legisladores —Álvaro Dastugue y Pablo Viana—, que pronto se declararon independientes.
Como senador, Sartori también ha estado más bien ausente, con escasa participación en debates y asuntos parlamentarios. Lo han señalado sus propios compañeros. El miércoles 9, el senador Jorge Gandini salió a trancarlo con dureza para rebatir un proyecto de ley que busca equiparar el subsidio de los cargos políticos con el seguro de desempleo de los trabajadores privados. “Si lo que quiere es equiparar el sector público con el privado, tiene que venir a trabajar, porque si no viene en nueve meses en el privado no le van a pagar los nueve meses, lo van a despedir. Y él viene muy poquito. Yo creo que de noviembre hasta acá vino 15 días más o menos”, dijo en rueda de prensa. “Viene cada tanto al país y hace estas cosas para generar atención”, agregó.
Sartori le respondió. “Era de esperarse tu reacción y la de muchos. Toqué sus privilegios”, escribió en su cuenta de X (antes conocida como Twitter) “Mi trabajo para el Parlamento es todos los días (…). La cuestión no es ir a calentar asiento para representar dignamente a los uruguayos que confiaron en mí (…). Soy el senador blanco con más proyectos presentados. Vos, entre los cuatro con menos. Y decidís quedarte con los viáticos que no usas en los viajes. Mi propuesta va a reducir privilegios a los políticos, no al sector público”.
¿Precandidato?
Sartori pasa buena parte de su tiempo en el exterior. Pero cuando está en Uruguay, ciertamente, no pasa desapercibido. Hace unas semanas, el empresario llamó la atención con un posteo en su cuenta de Instagram. Con una banda presidencial cruzándole el pecho, el senador escribió que así lo veía la inteligencia artificial en su futuro. Guiñada. La posibilidad de Sartori como precandidato no está hoy en los planes inmediatos del senador. Pero distintas fuentes políticas consultadas por Búsqueda afirmaron que es un escenario que no descarta del todo. Los informantes señalaron en ese sentido que el propio presidente de la República, Luis Lacalle Pou, se lo planteó en una reunión mantenida en noviembre de 2022. Se lo dijo como parte de una idea que lo desvela: que haya un amplio menú de precandidatos en las próximas elecciones internas para ensanchar la base del partido.
Lo que respondió Sartori en ese momento y lo que contesta hoy a la gente de su entorno es que su intención es seguir en el Senado y que, aunque no lo descarta —porque hay distintos dirigentes que lo presionan—, todavía no está convencido de largarse al ruedo. Sí mantiene conversaciones con los grupos que tienen raíz wilsonista. Ahí hay un espacio que actualmente solo lo está ocupando Gandini. Y Sartori con la que más diálogo y afinidad tiene en ese sentido es con la vicepresidenta de la República, Beatriz Argimón, que todavía explora el terreno para ver si será precandidata.
Una fuente cercana a Sartori insistió en que el legislador “mantiene su intención de lista al Senado sin descartar nada”. Y aportó un detalle significativo: dijo que la experiencia con la inteligencia artificial en su posteo en Instagram “le sirvió como medidor positivo por el feedback” que tuvo.
“Está claro que no quiere ser candidato ya, pero no hay nada seguro ni descartado”, concluyó.
