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    El gobierno busca regular el uso de plaguicidas

    Hace 10 años nadie hubiera imaginado el crecimiento que iba a tener la agricultura, según reconocieron los mismos productores. Pero el boom que experimentó esta actividad agropecuaria también implicó un incremento en la cantidad de hectáreas cosechadas, y, por lo tanto, en el uso de plaguicidas, lo que representó un nuevo desafío para el sector.

    Fue por este motivo que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por su sigla en inglés) comenzó a diseñar junto al Estado y las asociaciones rurales un programa para mejorar las prácticas en el uso de agrotóxicos.

    “Lo más significativo es que el proyecto, en estos momentos, es muy necesario, y así nos lo ha hecho ver el gobierno” uruguayo, dijo a Campo el representante del organismo internacional en Uruguay, Antonio Morales.

    “Ha habido una diversificación muy profunda en el agro, y eso está suponiendo un uso más intensivo de los plaguicidas” en el país, explicó. Y destacó: “Lo que se quiere impulsar es un uso racional” que implique un “análisis de riesgo” y sea “lo menos contaminante posible”.

    Según informaron fuentes del organismo internacional, la Dirección Nacional de Medio Ambiente del Ministerio de Medio Ambiente solicitó asesoramiento a la FAO para impulsar este programa, en el cual participarán los Ministerios de Ganadería, Agricultura y Pesca y de Salud Pública.

    El proyecto fue autorizado en 2013, y se espera que empiece a implementarse a fines de 2014, con un plazo límite de finalización de tres años.

    “Se busca generar conciencia en los productores en que cada vez tienen que hacer un uso más adecuado de los plaguicidas”, cuyas “técnicas muchas veces no conocen”, fundamentó Morales, que también es ingeniero agrónomo. “Esta es una oportunidad” para que conozcan estas prácticas, porque hay personas “que están muy concientizadas, pero hay otras que no”, reiteró, aludiendo sobre todo a pequeños y medianos productores.

    Morales instó a “cuidar los recursos naturales” y mantener un “equilibrio ambiental” que —advirtió—“muchas veces se rompe con el uso de estos productos”. “Uno no puede utilizar tal insecticida” que es “efectivo” y que “mata determinada plaga” si a la vez “afecta la polinización”, ejemplificó.

    El organismo internacional Global Environment Facility (GEF) le asignó a Uruguay un fondo de U$S 2 millones para la ejecución del proyecto. Esta institución exige una contrapartida de inversión que sea entre tres y cuatro veces el dinero que dona. Es decir, el gobierno uruguayo deberá aportar entre U$S 6 y 8 millones para su implementación, ya sea con capital o con otro tipo de aportes, como puede ser la facilitación de predios o infraestructura, explicaron a Campo fuentes de la FAO.

    No obstante, “los fondos todavía no llegaron”, apuntó la técnica de ese organismo, Valeria González, que estuvo en una visita oficial hace dos semanas con el objetivo de coordinar actividades con las distintas dependencias e instituciones implicadas en el programa, cuyo nombre oficial es: “Fortalecimiento de capacidades para la gestión ambientalmente adecuada de plaguicidas en Uruguay”.

    Uno de los ejes de esta propuesta “es trabajar en el marco normativo” y en las “capacidades de las instituciones para reaccionar ante eventos de emergencia sobre la salud humana relacionada con los plaguicidas”, amplió González, aunque aclaró que “las actividades en concreto todavía están en etapa de negociación”.

    El proyecto incluirá experimentos que abarcaran todos los productos agrícolas de relevancia en Uruguay. Los funcionarios de la FAO resaltaron la “fortaleza de las organizaciones” y la “estabilidad climática” del país como factores que favorecerán la ejecución de esta política agropecuaria.

    La preocupación por regular el uso de agrotóxicos y generar una mayor conciencia medioambiental también está en la agenda de los partidos políticos.

    El asesor nacionalista en materia agropecuaria, José Claramunt, dijo a Campo que hay que profundizar el “control en el uso de los agroquímicos” porque “mucha gente lo hace según el calendario” y no cuando realmente lo “necesita”.

    Más de una vez “se ha reportado sobre máquinas (de fumigación) que son lavadas en los arroyos” y “eso debe ser penado gravemente”, enfatizó.

    Las fumigaciones en Uruguay son llevadas a cabo principalmente por contratistas. El presidente de la Cámara Uruguaya de Servicios Agropecuarios —que nuclea a quienes prestan este servicio—, Juan Maisterra, explicó a Campo que quienes deciden cuándo fumigar, con qué productos y en qué dosis, son los técnicos encargados de los cultivos. “A nosotros nos llaman para realizar la aplicación”, comentó.

    En un ciclo de cultivo de soja se realizan un promedio de 5 fumigaciones —en donde se utilizan herbicidas, insecticidas y fungicidas—, mientras que en el de trigo bajan a dos, informó Maisterra.

    Regulación

    En la línea de fomentar “la producción agrícola responsable”, la Dirección General de Servicios Agrícolas del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) prohibió a fines del año pasado “la aplicación de productos fitosanitarios a base del ingrediente activo fipronil”, según estableció el organismo en un documento público con fecha de 16 de diciembre de 2013.

    “El fipronil es una sustancia activa insecticida, clasificada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como Clase II, `moderadamente peligroso´; es tóxico para las personas, muy tóxico para aves y peces y altamente tóxico para abejas”, fundamentó esa dependencia estatal en el comunicado.

    Entre los productos cuyo uso restringió se encuentra la curasemilla para el caso del cultivo de arroz.

    Sin embargo, en la redacción del documento, luego de establecer la prohibición de los productos que contengan fipronil, otorgó un plazo de dos meses para su comercialización.

    Importaciones

    El volumen de las importaciones de agrotóxicos —que incluyen los herbicidas, fungicidas e insecticidas— aumentó casi 4 veces en el período 2002/2013, y pasó de 5,3 a 24 millones de kilogramos de Sustancia Activa Grado Técnico, según datos del MGAP.

    En ese mismo período el monto de las importaciones se incrementó de U$S 34 a 249 millones

    Agro
    2014-03-27T00:00:00