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    El gobierno de Barack Obama “engañó” tanto al Congreso de su país como al Poder Ejecutivo uruguayo sobre los ex presos de Guantánamo

    La desaparición de Jihad Ahmad Deyab, uno de los seis ex prisioneros de la cárcel de Guantánamo que Uruguay recibió en diciembre de 2014 luego de haber sido trasladado por el gobierno de Estados Unidos, sacudió a la clase política de ese país, buena parte de la cual está reclamando al presidente Barack Obama que suspenda el programa de liberación de detenidos.

    El jueves 7, los miembros del poderoso Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes mantuvieron una acalorada discusión con dos representantes del gobierno de Obama. Congresistas republicanos, pero también demócratas, manifestaron su profunda preocupación por la desaparición de Deyab, quien, cuando aún estaba en Montevideo, manifestó públicamente su simpatía por el grupo terrorista Al Qaeda, así como por sus acciones.

    El presidente de ese Comité, Edward Royce (republicano por California) declaró a Búsqueda durante una entrevista que el gobierno norteamericano “engañó” al Congreso de Estados Unidos y al gobierno de Uruguay, con el propósito “político” de cerrar la cárcel de Guantánamo antes de enero, cuando expira el mandato del presidente Obama.

    “El gobierno de Estados Unidos engañó tanto al gobierno uruguayo como al Congreso de Estados Unidos. Y, como resultado de eso, detenidos peligrosos fueron liberados en un ambiente donde monitorearlos es prácticamente imposible”, dijo Royce.

    ——-

    —El jueves 7, Lee Wolosky, del Departamento de Estado, dijo durante una audiencia en el Congreso de Estados Unidos ante el Comité que usted preside que él hubiera preferido que el ex preso de Guantánamo, Jihad Ahmad Deyab (actualmente desaparecido) hubiera permanecido en Uruguay al menos hasta cumplir en diciembre dos años en el país, en base a un supuesto “acuerdo” entre los gobiernos de ambas naciones. Pero el gobierno de Uruguay ha negado reiteradamente la existencia de cualquier “acuerdo” con la administración del presidente Barack Obama para mantener dentro del territorio a Deyab y a los otros cinco ex prisioneros llegados en diciembre de 2014. Usted, como presidente del Comité, ¿puede afirmar que hay un “acuerdo” como el mencionado por Wolosky? Y si no es así, ¿qué se están perdiendo los ciudadanos uruguayos y norteamericanos en este tema tan sensible?

    —Esta pregunta va al corazón de las preocupaciones que yo manifesté respecto a los traslados de diciembre de 2014 sobre los “seis para Uruguay”. La administración Obama aseguró al Congreso que los traslados (de ex presos de Guantánamo) solo se concretan luego de asegurarse garantías específicas de los países receptores en cuanto a medidas que estos adoptarán “a los efectos de mitigar suficientemente la amenaza específica que el detenido pueda representar”. Uruguay aceptó a estos detenidos como refugiados, lo cual —bajo las leyes uruguayas— prohíbe monitorear, vigilar o imponer restricciones de viaje a los detenidos. Como usted sabe, el gobierno de Obama envió al presidente Mujica una carta asegurándole que ninguno de estos detenidos había estado involucrado jamás en facilitar o desarrollar acciones terroristas. Yo creo que fue una carta no solamente engañosa, sino que seguramente disuadió al gobierno de Uruguay de proveer el tipo de monitoreo que estos ex terroristas requieren. Así que parece que el gobierno de Estados Unidos engañó tanto al gobierno uruguayo como al Congreso de Estados Unidos. Y, como resultado de eso, detenidos peligrosos fueron liberados en un ambiente donde monitorearlos es prácticamente imposible.

    —Después de la audiencia del jueves 7 en el Congreso, el ex presidente Mujica dijo que su gobierno nunca pensó en transformarse en “carcelero de los Estados Unidos” y que los seis ex prisioneros pueden abandonar el Uruguay cuando lo deseen. ¿Algún comentario sobre esto?

    —Nuevamente, yo diría que la administración Obama aseguró al Congreso que los traslados solo son hechos luego de “conversaciones específicas” con el país receptor respecto a las medidas que este adoptará para mitigar suficientemente la amenaza específica que el detenido pueda representar. Sin embargo, nosotros sabemos que Uruguay aceptó a estos detenidos como refugiados, lo cual, bajo las leyes uruguayas, prohíbe a los funcionarios del gobierno monitorear a los detenidos o imponer restricciones de viaje sobre ellos. Vuelvo a decir: la Administración Obama engañó tanto al gobierno uruguayo como al Congreso de Estados Unidos.

    —El 3 de marzo pasado, Búsqueda publicó una entrevista a Deyab en la que este dijo que los seis ex presos de Guantánamo fueron “forzados a firmar (con el gobierno uruguayo) un acuerdo de siete puntos”, el cual, entre otras cosas, los “obliga a permanecer en el país durante dos años”. Deyab dijo que no quería suscribir ese convenio y agregó: “fue un error”. ¿Usted cree razonable vincular esas declaraciones con su desaparición?

    —No quiero especular sobre los motivos que tiene Deyab. No sabemos por qué desapareció. Informes de prensa que citan a funcionarios norteamericanos indican que Deyab podría estar intentando viajar a Siria o Yemen. Es preciso localizarlo y mantenerlo controlado.

    —En esa entrevista con Búsqueda, Deyab también calificó al presidente Obama como “un cobarde”, dijo que la Hermandad Musulmana es una organización “pacifista” y se refirió a Hamás como un grupo legítimo que está “luchando por su propia libertad”. También negó haber sido miembro de Al Qaeda en el pasado, pero admitió que “ahora” sí le “gusta” Al Qaeda, refiriéndose tanto a la organización terrorista como a sus acciones. El gobierno de Obama dijo una y otra vez que estos ex presos no son “peligrosos” para Uruguay, Estados Unidos o cualquier otro país. ¿Qué opina sobre la “peligrosidad” de Deyab después de conocer estas afirmaciones suyas?

    —Para decir lo menos, estas son declaraciones muy perturbadoras. Jihad Deyab es un ex operador de Al Qaeda y un falsificador de documentos entrenado. Los seis detenidos (que fueron trasladados a Uruguay) fueron encontrados tanto en refugios terroristas como en campos de batalla terroristas en Tora Bora (Afganistán). Por eso es importante que Deyab sea encontrado y controlado.

    —Compañías aéreas como la colombiana Avianca y el gobierno de Brasil han lanzado alertas sobre Deyab, en vísperas de los Juegos Olímpicos de agosto en Río de Janeiro. ¿Usted cree que la desaparición de Deyab amerita mantenerse en guardia ante posibles atentados?

    —Sí. Vuelvo a decirle: Jihad Deyab es un ex operador de Al Qaeda y un falsificador de documentos entrenado. Y él está desaparecido.

    —Usted cita informes de prensa para señalar que Deyab podría estar tratando de viajar a Siria o Yemen. Su colega Jeff Duncan también especuló durante la audiencia en el Congreso que quizá esté en la “triple frontera” entre Argentina, Brasil y Paraguay, donde es más fácil falsificar cualquier tipo de documentos, incluyendo pasaportes. Como presidente del Comité, ¿usted posee algún tipo de información concreta sobre el paradero de Deyab?

    —Los informes de prensa que mencionan a Siria y Yemen citan como fuentes a altos funcionarios del gobierno de Obama. De modo que la administración Obama tiene que asegurarse de que Deyab no tenga éxito.

    —¿Usted cree (o tiene información) sobre alguna clase de involucramiento del régimen de Venezuela respecto a este caso?

    —Esa es una buena pregunta para el gobierno de Obama.

    —Lee Wolosky, del Departamento de Estado, dijo el jueves 7 que no podía discutir en una audiencia pública qué clase de acciones está adoptando el gobierno uruguayo para controlar esta situación. No se sabe si dijo algo más en privado, pero sí se sabe que el ministro del Interior, Eduardo Bonomi, afirmó que el gobierno no está haciendo nada porque, como ha dicho Mujica, Deyab y los otros cinco ex presos son libres de viajar al exterior cuando quieran. ¿Qué puede decir sobre eso?

    —Como usted debe saber, mi equipo viajó a Uruguay el año pasado para saber más sobre esta situación. Y fuimos informados de que cada uno de los seis ex presos fueron provistos con documentos de identidad del Mercosur —cumpliendo con las leyes uruguayas— que les permiten viajar a los demás países del Mercosur y a otros países asociados. No es necesario explicarle que esta información fue muy preocupante teniendo en cuenta las repetidas garantías ofrecidas al Congreso por la administración Obama —la última de ellas, en marzo pasado— en cuanto a la mitigación de la amenaza.

    —Durante la audiencia en el Congreso, usted dijo que muchos de los países receptores “simplemente no pueden cumplir con el trabajo” y que “sin embargo, la administración ha enviado a terroristas de Guantánamo a esos países de todos modos”. Pareciera que los gobiernos de Estados Unidos y de Uruguay entendieron el significado de “el trabajo” de manera muy diferente. Para las autoridades uruguayas, su “trabajo” fue solamente recibir a estos ex prisioneros como “refugiados” y no seguirlos con la Policía o mantenerlos dentro del territorio durante un tiempo. ¿Qué falló acá?

    —La administración Obama engañó al Congreso y la administración Obama engañó al gobierno de Uruguay. Vea, por ejemplo, la carta que el gobierno de Obama envió al entonces presidente Mujica el 2 de diciembre de 2014. La administración declaró que “no hay información de que los (seis detenidos) hayan estado involucrados en conducir o facilitar actividades terroristas contra los Estados Unidos, o sus socios, o sus aliados”. Como dije antes, esta afirmación dudosa parece haber disminuido cualquier sentido de obligación que las autoridades uruguayas podían sentir para monitorear los movimientos de los seis.

    —Las autoridades uruguayas no tienen experiencia para manejar temas tan delicados como este. Durante las últimas cuatro décadas no ha habido problemas de “terrorismo” en el país. Las fuerzas de seguridad no parecen estar suficientemente preparadas para lidiar con una amenaza terrorista real. Pero es difícil creer que el gobierno de Estados Unidos no conociera esta realidad antes de enviar a los ex presos a Uruguay. ¿Por qué cree que la administración igual eligió a Uruguay como un lugar “seguro” para albergar a los seis ex reclusos, si no quería que salieran del país?

    —Esa es una pregunta importante; una de muchas que nosotros quisiéramos que la administración respondiera. El gobierno de Obama no ha sido transparente en el modo que conduce los traslados de estos detenidos a países socios de los Estados Unidos. Al Congreso no se le da la posibilidad de ver los acuerdos. Y el pueblo norteamericano es frecuentemente el último en enterarse de los traslados. Me parece claro que la administración no tuvo en cuenta las preocupaciones de Estados Unidos y de Uruguay cuando convenció a Mujica para que los recibiera. Se trató solamente de lograr una meta política. No debería ser así.

    —¿Y usted qué piensa sobre el propósito del presidente Obama de cerrar la cárcel de Guantánamo y sobre el modo en que ha manejado el proceso?

    —La administración dice que la prisión de la bahía de Guantánamo es una herramienta clave para el reclutamiento de terroristas. Sin embargo, el propio director nacional de Inteligencia de esta administración le dijo al Congreso que no hay pruebas de que eso sea verdad.

    —¿Usted cree que la política de Obama respecto a Guantánamo debilita la capacidad de Estados Unidos para prevenir ataques terroristas dentro del país o en el resto del mundo?

    —De acuerdo con las propias estadísticas del gobierno, más de un tercio de ex detenidos de Guantánamo han regresado al terrorismo. Y, como consecuencia de eso, ha muerto gente. No hay ninguna duda respecto a que la carrera de la Casa Blanca para vaciar la prisión de Guantánamo está poniendo más vidas en riesgo.

    —En otras palabras, ¿usted coincide con los congresistas norteamericanos que están preocupados porque Obama está tan apurado en cerrar Guantánamo antes de dejar la Presidencia en enero, que está enviando detenidos a países que no pueden asegurar que los ex presos no volverán a los campos de batalla uniéndose a grupos que buscan atacar a Estados Unidos y sus aliados?

    —Absolutamente. Esa es la razón por la cual condujimos al Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes para que las políticas temerarias de la administración Obama quedaran expuestas. Y esa es la razón por la cual yo estoy demandando a la administración que suspenda futuras liberaciones de prisioneros.

    Información Nacional
    2016-07-14T00:00:00