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    El médico denunciado por mala praxis que dejó en el CTI a un deportista había ofrecido tratar a Mujica

    escribe María Paz Sartori

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    La noticia llegó directo a la Presidencia de la República. El doctor Gastón Verri tenía un método original para curar diversas enfermedades, como el cáncer. El médico se comunicó con la Torre Ejecutiva y manifestó que Uruguay debería ser el primer país en contar con esta técnica. Incluso ofreció tratar al presidente José Mujica de la trombosis que padece y también a Hugo Chávez de su cáncer terminal.  

    De inmediato Presidencia tomó contacto con Henry Engler, médico, doctor en ciencias y director ejecutivo del Centro Uruguayo de Imagenología Molecular (Cudim), quien invitó a Verri a una reunión. En el encuentro participaron Henry Engler, otros médicos del Cudim y dos personas que acompañaban a Verri y habían sido tratadas por él.    

    Verri dijo que tiene una patente, o una “aplicación de patente”, sobre un procedimiento que a grandes rasgos se basa en extraerle sangre a la persona, tratarla de una manera creada por él y volver a inyectársela. El método generaría células madre a partir de células sanguíneas normales que de manera inteligente se distribuirían a los tejidos enfermos, produciendo la cura de la enfermedad o mejorando el estado del paciente. 

    Durante la reunión en el Cudim, Verri citó un caso en el cual le había prolongado la vida durante varios meses a un enfermo terminal, pero no había publicado en revistas científicas arbitradas —por paneles de expertos— ni este ni otros casos.

    “Tú no podés venir con un método que tú ‘crees’ que funciona, porque creer es territorio de las iglesias. En ciencia no podés creer, tenés que demostrar que lo que decís tiene asidero con la realidad”, le dijo entonces Engler a Verri. “Si no publicaste tus resultados, es como si no existieran. Además tenés que obrar autorizado por un comité de ética. No basta el consentimiento escrito de los pacientes (que Verri les pedía). No podés sacar sangre, manipularla y reinyectarla porque es un peligro. Podés cometer un error muy grave y arriesgar la vida de los pacientes. No podés hacer esto. Si no tienes áreas blancas de máxima higiene, es un problema. Es como hacer una operación en un garage”, le advirtió Engler.

    Luego de la reunión, Engler y el grupo de médicos no realizaron una denuncia formal porque tuvieron “la impresión” de que Verri los había escuchado, que “iba a reflexionar y no seguir”. 

    Pero diez días después, en vísperas de Año Nuevo, saltó a la luz el caso de Sergio Lafuente, que había sido internado grave en un CTI de Montevideo. El piloto uruguayo de 46 años que iba a competir en el Rally Dakar tuvo que suspender sus planes luego de haber recibido un trasplante de sangre hecho por Verri. 

    El 4 de enero el Ministerio de Salud Pública (MSP) presentó la denuncia penal por mala praxis contra Verri. Luego de una investigación el MSP determinó que el estado grave de Lafuente no se debía “a una transfusión de sangre contaminada” sino que era “consecuencia de una mala praxis”. El martes pasado finalmente Lafuente fue dado de alta.  

    Problema delicado.

    Verri es médico y tiene un master en medicina subacuática e hiperbárica que incluye el tratamiento con una cámara hiperbárica, técnica conocida y aceptada —por ejemplo por la Food and Drug Administration (FDA), la autoridad reguladora de Estados Unidos— para varias enfermedades que cursan con falta de oxígeno en los tejidos. 

    Pero “otra cosa” son los procedimientos que realizaba Verri con la sangre de los enfermos.  

    “Ha tratado a personas utilizando la cámara hiperbárica y ha obtenido buenos resultados, pero lo que se estaba planteando después no era este tratamiento sino uno nuevo en el que se manipulaba sangre que se reinyectaba al paciente. Es un problema muy, muy delicado”, señaló Engler a Búsqueda, tras ser consultado sobre su percepción sobre Verri.  

    Riesgo.

    La sangre es el medio por excelencia para cultivo de bacterias y virus. Si no se realizan los procedimientos adecuados bajo estrictas condiciones de seguridad, la manipulación termina en “un desastre”. “Sacar sangre y reinyectarla implica un riesgo importante”, señaló Engler. 

    “Contar con el equipamiento y las condiciones adecuadas para esto es carísimo. Yo le mostré al Dr. Verri nuestras instalaciones en el Cudim, que parecen cuartos del espacio, donde el personal se mueve con máscaras y ropas especiales, donde existe un sistema especial de ventilación, presiones, etcétera”, agregó.

    Según detalla el comunicado del MSP sobre la denuncia penal, este médico solía realizar el procedimiento “en una consulta médica particular, en el domicilio particular del profesional y en ocasiones en el domicilio del paciente”. 

    Reglas.

    Ser médico es producto de años de estudios, pero para ser científico, investigador, es necesario estudiar cuatro o cinco años más. Un doctorado en ciencias en Europa lleva unos cinco años, advirtió Engler.  

    “El Dr. Verri tiene un master en medicina subacuática e hiperbárica. No es científico, es médico. De todos modos llama la atención su desconocimiento de las reglas de la Asociación Médica Mundial sobre la declaración de Helsinki concerniente a la investigación en seres humanos —que exige autorización de Comités de Ética previo a realizar investigaciones o pruebas en humanos—”, agregó.  Sin embargo, Verri “no fue a ningún comité de ética, no ha publicado nada” en revistas científicas, que son arbitradas por un panel de expertos, a diferencia de los libros. 

    “Si en tu opinión tenés un método revolucionario para curar, tenés que ir un Comité Ético con tu protocolo, describir qué riesgos pueden correr tus pacientes y cuáles son las medidas que tomarás y si algo pasa hay que rendir cuentas”, dijo Engler.  

    “Hay que seguir las reglas aunque lleve tiempo. Los médicos no pueden salir a jugar de científicos sin la formación adecuada ni a hacer lo que se les antoje. Esto está regulado internacionalmente y la violación a la declaración de Helsinki, que todos debemos respetar, nos pone fuera de la ética”, agregó. 

    La Universidad de Oxford ha hecho pruebas controladas con sangre usando otros procedimientos tendientes a generar células madre desde plaquetas y concluyeron que aún “hay muchos riesgos, y mucho que aprender”, recordó Engler.

    Además, antes de realizar pruebas en seres humanos se suele comenzar por estudiar el método en las células y luego en animales antes de experimentar con personas, pasos que no se cumplieron para el procedimiento que promueve el médico. “Y yo le ofrecí dar este primer paso en el Cudim, donde tenemos todo y se puede evaluar el método antes de ir a los pacientes”, dijo Engler. “Lo voy a pensar”, le respondió Verri.