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    El “nuevo Mercosur”: petróleo, Caribe, Chávez y varias dudas

    Como toda reunión de jefes de Estado, la celebrada el martes 31 en Brasilia para concretar el ingreso de Venezuela como miembro pleno del Mercosur tenía un programa bien detallado, minuto a minuto. La ceremonia comenzaría con la llegada del presidente del país admitido, Hugo Chávez, al Palacio del Planalto a las 9h15 para ser recibido por la mandataria anfitriona Dilma Rousseff antes que a sus otros dos pares del bloque presentes, la argentina Cristina Fernández de Kirchner y el uruguayo José Mujica, según establecía un comunicado previo de la Cancillería local. Sin embargo, Chávez llegó a la sede de la Presidencia brasileña unos 50 minutos más tarde por motivos que se desconocen. Tal vez sea una simple anécdota de un día que él mismo definió como histórico. Pero quizá el episodio también anticipe algo sobre el “nuevo Mercosur” que ha sido creado.

    La polémica entrada de Venezuela al bloque tras la suspensión de un miembro fundador cuyo Senado se negaba a aprobarla, Paraguay, supone cambios significativos para este proyecto de integración comercial lanzado en 1991. Como han destacado los defensores de la nueva incorporación, ahora el Mercosur tendrá un territorio que va desde el punto más austral del continente hasta el Caribe, un Producto Bruto Interno (PBI) que asciende a U$S 3,3 billones (83% de toda Sudamérica), una población de 270 millones de habitantes (sumando los casi 30 millones de venezolanos), y sobre todo un nuevo socio pleno que es rico en petróleo pero debe importar 70% de lo que consume.

    Sin embargo, diferentes analistas advierten que la falta de claridad sobre cómo se darán los pasos necesarios para la adhesión plena de Venezuela al Mercosur, que deben incluir desde modificaciones arancelarias hasta la incorporación de normas legales comunes, obligará ahora a los miembros del bloque a actuar de modo flexible para atender los tiempos de Chávez, como ocurrió en la ceremonia del martes en Brasilia.

    Mauricio Claverí, un experto de la consultora argentina Abeceb, sostuvo que la adhesión de Venezuela representó un giro “hacia lo político” del Mercosur, pero se realizó sin “ninguna garantía” técnica en el plano comercial. “Recordemos que desde 2005 se está trabajando para que Venezuela se incorpore cumpliendo con toda la normativa (del bloque) y hubo muy poco avance”, dijo en diálogo con Búsqueda. “Por eso es una decisión que se tomó a nivel de jefes de Estado y ahora, cuando tenga la bajada técnica, habrá que retomar esos trabajos y ver hasta dónde se puede avanzar”.

    “Una potencia”

    Como podía esperarse, el tono de la cumbre presidencial del martes en Brasilia fue optimista. Rousseff, a cargo de la presidencia pro témpore del Mercosur, dijo que el bloque abre una nueva etapa con Venezuela dentro para transformarse en “una potencia energética y alimentaria mundial”. A su juicio, el Mercosur ha pasado a ser la quinta economía del mundo detrás de Estados Unidos, China, Alemania y Japón.

    Chávez, que realizaba su primer viaje oficial al exterior luego de iniciar hace un año un tratamiento contra el cáncer en Cuba y antes de buscar en las elecciones de octubre un tercer mandato consecutivo de seis años, afirmó que el ingreso al Mercosur representa para Venezuela “la mayor oportunidad histórica en 200 años”. Según dijo, esto ayudará al país a “salir del modelo petrolero” e impulsar el desarrollo de la agricultura y la industria.

    Ambos presidentes firmaron el mismo día un acuerdo para que Venezuela compre hasta 20 aviones comerciales del constructor brasileño Embraer por un valor de U$S 900 millones.

    Sin dudas, la intención de todo esto fue dar impulso a un Mercosur en crisis. El bloque sufre cada vez más las políticas proteccionistas de Argentina y Brasil, cuyo comercio bilateral cayó 12% sólo en el primer semestre del año. A eso se sumó la reciente suspensión de Paraguay tras la destitución de su presidente Fernando Lugo mediante un juicio político sumario en el Congreso. El haber aprovechado estas circunstancias para incorporar a Venezuela fue una estrategia cuestionada por el propio canciller uruguayo, Luis Almagro, y llevó a varios observadores a señalar que el bloque tiene cada vez más contenido político de izquierda y menos significado económico.

    El Mercosur tuvo un superávit comercial con Venezuela de casi U$S 4.800 millones en 2011, aunque eso se repartió de forma despareja: U$S 3.300 millones para Brasil, U$S 1.850 para Argentina, y saldo negativo para Uruguay y Paraguay, que importan petróleo.

    Estos números reflejan una realidad: en los últimos tiempos, Venezuela ha permitido cada vez más el ingreso de bienes del Mercosur para satisfacer su demanda doméstica, desde automóviles y teléfonos celulares hasta carnes y papel. Claverí dijo que la competitividad venezolana en el sector energético podría ayudar a la creación de cadenas productivas en el bloque, pero sostuvo que el impacto de la nueva adhesión será más geopolítico que económico. “Lo comercial ya de alguna manera se daba a partir de una buena sintonía política entre los países”, dijo.

    ¿Qué reglas?

    Para que haya una verdadera profundización del comercio intra Mercosur con el ingreso de Venezuela, este país primero debería adoptar los códigos aduaneros del bloque para miles de productos, establecer el arancel externo común e incorporar las normas de la unión en su legislación. Brasil ha manifestado la esperanza de que esto ocurra en los próximos seis meses, pero muchos dudan de que eso sea posible.

    “El gobierno bolivariano no quiere aplicar las reglas del Mercosur”, dijo Alfredo Valladao, experto en el bloque y profesor de la escuela de relaciones internacionales en el Instituto de Estudios Políticos de París. “Es como entrar en un club sin aceptar ninguna de las reglas del club”.

    Valladao señaló que otro problema es que va a ser muy difícil de ahora en más para el Mercosur negociar acuerdos comerciales con otros países o bloques del mundo, “simplemente porque Venezuela no quiere negociar aperturas comerciales”. A su juicio, dentro de la Unión Europea hay cada vez más gobernantes, funcionarios en Bruselas y empresarios que creen que deben abandonarse las negociaciones comerciales con el Mercosur y pasar a tratar exclusivamente con Brasil. Aunque descartó que el gobierno de Rousseff pueda buscar un pacto comercial aislado, porque eso complicaría sus relaciones con Argentina, el analista evaluó que sí podría acordar fuera del bloque aspectos como reglas, estándares o garantías de inversiones, “que hoy son mucho más importantes que los aranceles”.

    Otra pregunta que se abrió esta semana es cuánta influencia tiene Brasil para lograr que Chávez le escuche. Al parecer, el gobierno de Rousseff cree que, por conducir la sexta economía mundial y ser el principal liderazgo político de la región, puede diluir la incertidumbre que causa Venezuela a nivel internacional. Pero Chávez es blanco de críticas de organizaciones de derechos humanos regionales y globales como Human Rights Watch, que advierten sobre una creciente concentración y abuso de poder de su parte. Algunos ya señalan que el riesgo para Brasil es mostrar tolerancia ante esa situación o, como sostuvo Valladao, perder fuerza dentro del bloque ante una posible alianza política Buenos Aires-Caracas. “El bloque está tan mal en los últimos tiempos”, dijo el analista, “que este cambio es solo una manera de hacerlo aún peor”.

    Fuera de Fronteras
    2012-08-02T00:00:00