El Baqueano mantiene sus sangres desde 1928, incorporando “poco pero bueno”, en base a datos objetivos
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáCabaña El Baqueano cuenta con un plantel de unos 300 vientres Hereford. “Es el plantel astado de pedigrí más grande de Uruguay”, destacó a Agro de Búsqueda uno de los directores del establecimiento, Santiago Bordaberry. El criador explicó que “tenemos una forma especial de seleccionar, partiendo de un plantel grande. Lo hacemos porque en primera instancia creemos en la información objetiva, y cuanto más grande y voluminosa sea, más certero y confiable es ese dato. Ahí entra la fertilidad, que es uno de nuestros principales puntos de selección, que nos da información de ese toro pero de esa madre también”.
Bordaberry, quien además es un reconocido médico veterinario que asesora a criadores en diferentes zonas del país, dijo que otro punto en el que hace énfasis El Baqueano es en la selección del plantel a campo natural.
Explicó que en el establecimiento, ubicado en la zona de Carlos Reyles, Durazno, “tenemos un campo de índice Coneat 99, de basalto, y viendo los animales tenemos información fehaciente de su comportamiento en este tipo de predios”.
El establecimiento tiene la particularidad de mantener su propia sangre, incorporando “poco pero bueno”, sobre todo líneas norteamericanas, con una función muy maternal y productiva, “para ir cambiando de sangre, con líneas que tengan que ver con nuestra visión, y la hacemos pasar por las vacas de El Baqueano para que esas madres les den adaptabilidad al uso del pasto”, indicó.
Con esos criterios de selección la cabaña produce toros que “para nosotros tienen las condiciones de producir a campo natural en cualquier región de Uruguay, y con información certera, de gran confiabilidad”, sostuvo.
Al ser consultado sobre el tipo animal que busca El Baqueano, Bordaberry respondió que “el toro ideal para nosotros tiene que ser productivo en el campo, por eso miramos primero a sus madres, que tienen que ser fértiles. Estéticamente nos gustan los animales pesados y con DEP´s (datos de diferencia esperada en la progenie) conocidos, con mucha carne, costilludos y con pigmentación”.
Además, dijo que “buscamos que tengan los ojos colocados bien adentro del cráneo y también tenemos en cuenta la circunferencia escrotal dentro de un rango razonablemente bueno”. Y planteó que “no hay que olvidar que tienen que ser animales mansos, que es una característica destacada en el astado”.
En cuanto a los vientres, dijo que valoran “la calidad de la ubre, el tamaño de los pezones, una de las características en las que el Hereford es especialista; porque la vaca no se tiene que desagotar, eso lo tienen que hacer los terneros, por lo tanto es un trabajo menos que hay que hacer”. Pero Bordaberry dijo que “si tuviera que elegir una sola característica, diría la fertilidad, porque lleva al lugar aspectos genéticos que a veces se desordenan”.
Otra característica del manejo de El Baqueano es que las vacas que no se preñan se venden, y “somos estrictos en esa materia”, afirmó.
El origen de El Baqueano se remonta al siglo XIX, con la llegada a Uruguay del bisabuelo de Santiago Bordaberry Herrán, Jacques Bordaberry Oyhamburu (quien castellanizó su nombre a Santiago). El plantel nació en 1928, cuando su abuelo (Domingo) le compró la primera vaca de pedigrí a la cabaña La Sanducera. “Luego de la partición de la cabaña vieja (El Paraíso), seguimos con nuestro banco de El Baqueano, siempre con Hereford astado”, comentó el criador.
Sobre el impacto de la sequía en el establecimiento, Bordaberry dijo que, “para ser honestos, esta no fue la peor de las zonas, pero sufrimos una sequía muy intensa”. Comentó que “tomamos medidas, en primer lugar porque entramos a la sequía con el ganado en muy buen estado, con la dotación justa, que es clave, por lo que en el período crítico había algo de pasto”.
Sobre el aspecto reproductivo, dijo que en los campos de basalto se entora temprano, y por eso el ganado ya estaba servido desde diciembre. Recordó que “el pasto empezó a escasear en enero, en febrero tuvimos algunas lluvias y salimos rápidamente del déficit”.
Y agregó que “el otoño para nosotros fue espectacular, porque la producción de pasto fue impresionante y entramos al invierno con el ganado en buen estado. Luego parió muy bien y todo temprano”.
Destacó que en el establecimiento se logró un índice de preñez “muy bueno”, demostrando que “en estos campos con un buen manejo, con la dotación acotada y entorando temprano, y sobre todo con Hereford adaptado, se puede pasar por encima de las crisis, por más fuertes que sean. Siempre te da una ventaja adicional tener un ganado acostumbrado a estas cosas”.
Si bien El Baqueano se dedica a la venta de genética, el establecimiento también vende ganado de reposición, básicamente terneras y novillitos, por lo tanto le afecta la baja del precio del mercado ganadero. “Por eso estamos manejando, al igual que todo el mundo, la idea de controlar los gastos lo mejor posible, sin afectar las inversiones que signifiquen bajar la productividad. Por suerte estamos bien armados de pasturas, con varios agrónomos en la familia que nos asesoran”, comentó.
Señaló que “ahora estamos trabajando para intentar preñar la mayor cantidad de vacas que sea posible” y consideró que “esa es una conducta bastante común, porque en muchos establecimientos la gente ha sacado los animales de la invernada para echar ganado de cría y los ha entorado”.
Explicó que en la actual situación del mercado “es mejor esperar y proyectarse hacia adelante, ver más lejos, para preñar lo más que se pueda y esperar que los precios reboten y vuelvan a valores mucho más razonables”.
El remate anual de El Baqueano se realizará este viernes 13 de octubre, con una oferta de 60 toros Hereford y 16 caballos Criollos. Rematará Zambrano & Cía, en el local Santa Bernardina, en Durazno. Financiará Scotiabank, con 180 días libres o 12 cuotas, y descuento por pago al contado. Santiago Bordaberry, uno de los directores del establecimiento, comentó que “preparar toros a pasturas, sin granos, nos permite ajustarnos a lo que la gente pueda pagar. Sabemos que hay momentos en que se puede pagar más y en otros no tanto. Se sabe diferenciar los lotes y nos adaptamos a la realidad de cada año, porque lo importante es que la gente pueda entorar y trabajamos para eso”.