Para apuntalar esta tendencia de consumo creciente, los empresarios del sector avícola planean emitir publicidad televisiva próximamente, adelantó a Campo el secretario general de la Cámara Uruguaya de Procesadores Avícolas (Cupra), Carlos Steiner. “En Argentina se comen 40 kilos” de pollo y tienen “más o menos” la misma cultura alimentaria que los uruguayos, apuntó el ejecutivo. “Capaz que lo que está faltando” para que “acá se consuma la misma cantidad es publicidad”, razonó.
Precios y costos
En el mercado interno, el precio del pollo registró fuertes fluctuaciones.
En octubre pasado, el kilo del pollo en pie pagado al productor valía $ 35, mientras que el precio del pollo faenado era de $ 50. Pero en junio-agosto el pollo en pie registró precios por debajo de $ 30, y el faenado tuvo valores inferiores a $ 40.
Estos precios están muy relacionados con los de los granos. La cotización del maíz descendió en 2013 y eso abarató los costos, especialmente entre agosto y octubre, explicó la Opypa.
La alimentación incide un 65% en el total de los costos de producción. En la ración, el maíz tiene un impacto de 60% y la soja de 24%.
“Si el aumento previsto en la producción de granos forrajeros y soja para 2013/2014 se cumple, (...) las presiones actuales sobre los costos de producción avícola cederán, permitiendo mayores niveles productivos”, afirmó la oficina del MGAP.
El precio promedio de exportación para la carne de pollo de Uruguay fue de U$S 1.308 la tonelada en 2013 (hasta octubre). Eso representó 12% menos que en 2012 y lejos del promedio a nivel internacional (U$S 2.340, según el Banco Mundial).
En el mercado internacional predomina la exportación de carcasas (pollo entero), sin mayor valor agregado. “Sin embargo —establece la Opypa en su informe—, los países más competitivos diferencian su producción de productos con mayor valor agregado accediendo a nichos de mercado con productos de esa característica”.
En Uruguay predomina la venta de carcasas enteras, mientras que en Estados Unidos —uno de los principales productores y exportadores de pollo a nivel mundial— la comercialización de carcasas enteras equivale solo a 5% de sus ventas.
Nuevos mercados
En 2013, Venezuela absorbió más de 70% —7.800 toneladas— del total de las exportaciones uruguayas de carne de ave. El segundo mayor destino fue Hong Kong, que representó algo más del 5% de las exportaciones, según la Oficina de Programación y Política Agropecuaria (Opypa), del Ministerio de Ganadería (MGAP).
Para el secretario general de la Cámara Uruguaya de Procesadores Avícolas (Cupra), Carlos Steiner, la concentración de las ventas a Venezuela se explicó porque en ese país se “consume el mismo pollo” que en Uruguay.
En Brasil, por ejemplo, “el pollo abierto cabe en un plato, es de 1,5 kilos”, y es el que “se consume en el mundo”, mientras que el que produce Uruguay “pesa 2,3 kilos”, describió el ejecutivo.
Otro empresario del rubro dijo que se exporta a Venezuela porque tiene “menos exigencias sanitarias” que otros países.
La Opypa observó que “la potencialidad del mercado venezolano (...) ha llegado a su límite” y recomendó buscar “nuevos destinos” para que el rubro siga creciendo. Este objetivo es compartido por los empresarios, que sostienen que todavía no se ha avanzado en este aspecto porque el “gobierno tiene otras prioridades”.
Para poder exportar hacia mercados como el de la Unión Europea, Estados Unidos o Corea se necesita que el MGAP audite las plantas de faena, para que luego los países interesados en comprar pollo uruguayo “convaliden” el sistema de producción nacional, señaló Steiner. “Hemos presionado mucho” para avanzar en este sentido, afirmó. “Pero para auditar se necesita que haya gente que vaya a las granjas y a las empresas”, y el MGAP “no tiene un sector de sanidad especializado en pollo”, se quejó.
A mediados de 2013 esa Secretaría de Estado comenzó un programa de monitoreo para todo el sector avícola. Este sistema de trazabilidad se “inicia en la importación de material genético” —ya sea huevo o pollitos— y después y “a medida que estos lotes van pasando se van registrando sus movimientos”, describió a Campo José Olascuaga, el representante del MGAP en la Mesa Avícola, un ámbito que nuclea a los distintos actores del sector.
“La base conceptual es igual a lo que ocurre con la trazabilidad del ganado vacuno, (y) la única diferencia es que aquí no se hace individualmente sino por lote”, amplió.
Según Steiner, esta tendría que ser la etapa previa para la realización de una auditoría interna, un paso que entiende clave para poder abrir nuevos mercados.
Para Olascuaga, el “concepto” que maneja el secretario de la Cupra “está equivocado”. “Cada mercado que se pretende abrir puede implicar auditorías en distintos momentos, pero no es que el Ministerio vaya a hacer una (única) auditoría”, alegó el representante del MGAP. El programa de trazabilidad va a estar listo a mediados de este año, estimó. Y si bien insistió en que no es un elemento fundamental para poder exportar, reconoció que es muy “útil” para “acceder a mercados”.
El secretario de la Asociación de Façoneros de Pollos, Daniel Pereyra, dijo a Campo que la industria está preparada para cubrir nuevas demandas en caso de que surjan otros destinos de exportación.
Venezuela, un socio comercial problemático
En 2011, el entonces presidente Hugo Chávez de Venezuela aseguró que su país sería un gran mercado para los pollos uruguayos. Su augurio se materializó, aunque no sin problemas.
El mercado venezolano fue durante los últimos años el principal para las exportaciones uruguayas, pero las relaciones comerciales están teniendo dificultades. De hecho, hace pocas semanas viajó a Caracas una comisión con representantes de varios Ministerios con el fin de solucionar esos problemas.
En 2012, varias empresas uruguayas negociaron con Venezuela vender 5.000 toneladas de pollo. A principios de 2013 los importadores pidieron aumentar esa cantidad a 7.000. Sin embargo, el año pasado este socio comercial de Uruguay en el Mercosur abandonó la compra por carta de crédito.
Ese mecanismo de pago garantizaba a los exportadores uruguayos cobrar el dinero al momento en que partía el embarque. Es por eso que los empresarios que habían acordado vender esa cantidad de pollo desistieron de realizar las exportaciones.
Solamente tres empresas decidieron exportar a Venezuela en régimen de cobranza. De estas, Granja Tres Arroyos Uruguay fue la principal. La Opypa conjeturó en su último anuario estadístico que esta empresa de origen argentino “posiblemente” haya decidido exportar mediante “cobranza” por su “peso comercial” en el mercado avícola.
Empresarios del sector consultados por Campo estimaron que Venezuela abandonó la carta de crédito porque la empresa que realiza las importaciones de pollo en ese país tiene “dificultades” para pagarle a la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa), de la cual depende.
Es por eso que los empresarios uruguayos plantearon a las autoridades que el Banco República haga “una prefinanciación” de las exportaciones y que “exista una garantía de Pdvsa” en caso de que el pago no se haga, explicó a Campo el secretario de la Asociación de Façoneros de Pollos, Daniel Pereyra.
El planteo de los privados es que si la empresa que realiza las importaciones no paga, se descuente ese dinero del monto que Ancap debe a Pdvsa. El ente estatal uruguayo mantiene una deuda con la empresa venezolana. Para Pereyra es “vital” que se llegue a un acuerdo, porque la situación derivada por esta situación es “crítica” para los façoneros.
Grupo de façoneros proveerá de carne aviar a las cárceles
Un grupo de façoneros que quedó sin trabajo por el cierre parcial de Avícola Melilla logró un acuerdo con la Dirección Nacional de Cárceles para suministrarle pollos.
Fueron 28 los façoneros afectados por el cese de actividad de esta empresa. Parte de dichos productores —que conforman la cooperativa Conafpu— comenzarán a vender la carne de ave a los centros de reclusión, sobre todo del área metropolitana, informó a Campo el secretario general de la Asociación de Façoneros de Pollos, Daniel Pereyra.
Los precios que obtendrá la cooperativa por parte del Ministerio del Interior “serán muy buenos” si se los compara con los que se pagan en otras áreas del Estado a otros productores, evaluó Pereyra.
No obstante, en términos reales, los valores a los que será comercializada la carne de ave “estarán muy ajustados a los precios de producción”, aunque “eso se sacrifica” por la seguridad que existe en que el cliente compre la mercadería, explicó el dirigente empresarial. “Es un convenio que beneficia a ambas partes”, valoró.
A su vez, existe en Conafpu un proyecto para establecer una red de pollerías por todo Montevideo y seguir compensando lo que fue la reestructura de Avícola Melilla.
Esa agroindustria cerró su planta de producción —afectada por el cese de exportaciones por medio de carta de crédito hacia Venezuela, según dijo Pereyra— y quedó con una deuda de $ 1,6 millones con los façoneros. Por ese motivo le embargaron los pollos que tiene en sus establecimientos. Los animales serán rematados próximamente; los façoneros esperan que eso ocurra lo antes posible para poder cobrar lo que se les debe y debido a que el calor del verano pone en riesgo la viabilidad comercial de esos animales, que ya están en edad de faena.
Avícola Melilla informó que se dedicará solamente a la comercialización de pollos en el mercado local. Pereyra dudó de que esto sea posible y vaticinó que cerrará definitivamente. De todas maneras, agregó que será difícil para la empresa ofrecer el servicio de distribución, porque, según dijo, “perdió la confianza” entre los agentes del mercado.