—Creo que la fiscal y su equipo actuaron de una forma muy profesional.
—¿Destaca también el trabajo del Ministerio del Interior y de la Policía? Porque hay una controversia surgida a partir de la aparición de esta trama con oficiales colaborando con Penadés y el gobierno jactándose de que la propia Policía lo descubrió.
—En todo este episodio no hay que jactarse de nada, al contrario, es un muy triste episodio. Es algo que pasa en la sociedad uruguaya, que está presente, y lo que no deben faltar son los resortes que tienen que moverse cuando una víctima, después de un periplo muy doloroso, se anima a hablar. Para mí, eso es una obsesión: en el momento en el que alguien se abre y quiere contarlo, que encuentre las respuestas. Pasando raya y mirándolo en perspectiva, me parece que hay una lectura que debe quedarnos a todos: estas cosas pasan donde hay poder. Donde se maneja poder económico, donde la víctima es vulnerable y precisa dinero. Y que generalmente, muchas veces, la imagen del agresor o del victimario es alguien de una consideración social especial, o porque es afable o porque es inteligente, o porque nadie puede entender que alguien que tiene un vínculo social de determinadas características puede ser alguien violento.
—¿Es un caso de manual?
—Casi de manual.

—El presidente y el ministro del Interior, con el peso que esos cargos tienen, reaccionaron primero dando su respaldo a Penadés, porque era su amigo y lo conocían.
—Es lo que generalmente pasa cuando esto se da en una oficina, cuando un compañero tuyo que toda la vida fue macanudo va preso porque le pega a la mujer y la mata. Hay que seguir trabajando el tema. Es un tema cultural que la sociedad de un tiempo a esta parte lo ha asumido, lo ha elaborado, porque de hecho de ahí han surgido herramientas. Por eso hoy un médico denuncia cuando tiene una mínima evidencia de que puede haber un niño violentado, todo eso son herramientas.
—¿Cómo impacta esto en el Partido Nacional a pocos meses de la campaña?
—Una cosa es cómo lo sentimos en la interna y otra es cómo puede afectar electoralmente. A la interna fue un proceso removedor que deja enseñanzas. El partido saca una declaración en términos que tienen que ver con lo que uno siente que tiene que pasar. A la luz de los hechos, pienso que forma parte de cómo los partidos tenemos que reaccionar a la luz de los hechos, que es con agilidad en los procesos y en la consideración de la comunicación con la gente. Así como antes las estructuras, las institucionales y partidarias, se toman sus tiempos por el cuidado de estos temas, hoy hay que tener esos tiempos pero hay que ser más ágiles.
—¿Desde el punto de vista electoral, afecta?
—Me parece que la gente pondera una cantidad de cosas, esta va a ser una más. Todavía no puedo saber, algo tan insólito para el sistema, cómo puede operar.
—¿Qué le parece la discusión que surgió después de las declaraciones del presidente del Frente Amplio, Fernando Pereira, quien dijo que a los blancos les dolía más sentirse traicionados que las víctimas de abuso?
—Es muy lamentable que eso pase. Porque si hay una señal que dio el Senado, clara e inequívoca, fue el repudio y el rechazo. Y lo hicimos todos los partidos políticos. Estas señales en temas tan delicados no pueden provocar después ese bajar de nivel a partidizar en la chiquita el tema. Me parece que no estuvo feliz el presidente del Frente Amplio; primero en su generalización, que después vi que pidió disculpas porque se había equivocado. Los presidentes de los partidos siempre tienen que entender que nunca podemos romper los puentes. Y cuando tú tratás a los otros partidos de malandras, empezás a transitar un camino muy peligroso, que es el del debilitamiento de los partidos, de que todos somos iguales. Así que quiero creer que fue un episodio puntual de equivocación y no pensar que son signos de los nuevos tiempos.
—¿La reunión entre el presidente y los legisladores de la coalición en Anchorena fue una especie de cerrar el año y empezar la campaña?
—La idea era que cuando se cerrara la Rendición de Cuentas, pudiéramos hacer una reunión de la coalición. Fue una buena reunión. Pocas veces tenemos posibilidades de encontrarnos en un ambiente que no sea el parlamentario y poder conversar mucho más distendidos de lo que es la presión de todos los días. Las palabras del presidente fueron en ese sentido, en recordar que en más de una oportunidad, incluso desde antes de las elecciones, decían que esta coalición no iba a durar y bueno, superamos la última Rendición de Cuentas. Con las diferencias internas, la coalición ha logrado sacar los proyectos importantes. En ese sentido fue el breve discurso del presidente y había un ambiente realmente de acompañar eso, de que efectivamente, pese a los debates naturales que se conocen, habíamos llegado a un punto en el que la coalición dio resultados.
—¿Incidió que hubiera pocos legisladores cabildantes?
—No.
—No había ningún senador de Cabildo y faltaban varios diputados.
—Sí, pero no, para nada. También faltaban de otros.
—¿Hacen alguna lectura política de las ausencias?
—No, no. Fui avisando con tiempo de las fechas y Manini ya tenía previsto que no iba a estar en esa fecha porque se iba de viaje con Irene. Y no sé qué tenía Domenech.
—¿No hay que mirar una señal política en eso?
—No, no. Por lo menos yo no veo una señal política en eso. Creo que en eso hay transparencia, cuando los partidos de la coalición tenemos que dar un mensaje, es público. Todo el mundo sabe cuando se hace un planteo, cuando hay un tema que nos tranca y que hay que negociar.
—¿Hubiera habido camaradería en Anchorena, pese a que Manini Ríos y Lacalle Pou no se hablan?
—No creo que no se hablen. No me consta.
—Se viene una nueva campaña electoral, ¿la coalición llega igual que cuando ganó las elecciones? ¿Está unida?
— Ah, yo creo que sin lugar a dudas la coalición llegó para quedarse. Seguramente cada partido hará después una evaluación de cómo posicionarse en una nueva propuesta. De pronto los ejes temáticos los manejamos todos antes. Nos daremos más tiempo a ver cómo se conforma a nivel nacional. Pero no hay ninguna duda de que llegó para quedarse y lo siento mucho más ahora que al principio.
—Se habló mucho de la posibilidad de una precandidatura suya en las próximas elecciones, ¿ya tomó una decisión?
—El sábado 21 vienen mis compañeros de todo el país y ahí vamos a tomar una decisión. Cuando yo decidí fundar Futuro Nacional, supe que las decisiones no las iba a tomar sola; a mí me gusta escuchar. No sé la decisión que vamos a tomar, no sé si va a ser por unanimidad. Pero lo que sí tengo claro es que hemos estado trabajando todos estos meses, con lo que implica que yo no pude atender fuertemente la conformación de un sector por mi actividad acá en la presidencia del Senado. He tenido que dilatar decisiones que me hubiera gustado tomar antes, pero yo había dicho que lo iba a hacer con mi sector, y los compañeros vienen con decisiones desde cada uno de los departamentos y voy a asumir lo que ellos digan.
—¿Y cuál es su idea? ¿Qué es lo que quiere usted, más allá de lo que digan sus compañeros?
—Lo que yo quiero… una cosa es cuando yo planificaba en lo personal, esas instancias sí las tenía claras. Lo que sí tengo claro es que después de que fui presidenta del Partido Nacional, me obligo mucho más a mirar al partido. Y a mí me parece que los nuevos tiempos van a requerir un partido aggiornado al siglo XXI. Tiene que haber otro ejercicio interno. Y tengo eso de que me preocupa mucho el estar acompañando ese nuevo partido y me preocupa seguir un modelo, un proyecto de país que constituimos con Luis Lacalle Pou y en el que me interesa seguir. Por eso la definición también debe pasar por ahí.
—Ese proyecto puede encarnarse en una candidatura propia, pero también puede hacerlo apoyando las candidaturas que ya están
—Sí, sin lugar a dudas. Pero también manteniendo un perfil. Futuro Nacional tiene una impronta distinta en el partido: una base amplia con ejes temáticos que tienen que ver con la profundización de líneas de gobierno y otros que tienen que ver con cambios.
—¿Cuál es esa impronta distinta de Futuro Nacional?
—Una que tiene que ver con transformaciones más rápidas.
—¿Futuro Nacional tiene hoy una estructura para lanzar una candidatura?
—Estructura mínima a nivel nacional, sí. Pero lo mío va más por los votos opinión que por los votos estructura. Y esa es una diferencia de Futuro Nacional. Tengo una vida política de estar en listas de opinión, más que de estructuras. Por eso quise armar una estructura de gente joven, con proyección. Tiene que haber oxígeno en las bases de los partidos.

—¿Cómo se da su acercamiento con el senador Juan Sartori?
—Con Juan en lo que coincidimos es en esto de la modernidad, de la necesidad de acelerar ejes temáticos en la agenda del partido. Vamos a estar obligados a tomar decisiones mucho más rápido. Las nuevas generaciones ya vienen naturalmente con esa impronta, y es necesario acercarles el escenario. En eso hemos coincidido con Juan. Y lo que decidimos es caminar juntos dentro de ese mismo eje.
—¿Eso implica un acuerdo electoral?
—Es un camino común en temas. Se van a coordinar las estructuras, que haya vasos comunicantes.
—¿Eso quiere decir que si alguno es precandidato, el otro apoya, o que ninguno se postula y van juntos con otro candidato?
—Todas las hipótesis nos sirven. A esta altura ya se ven más o menos los posicionamientos, pero sentimos que hay en todos esos posicionamientos un espacio que debe ser llenado. Si es con candidatura bien, y si no también. Tiene que haber columnas que no representen mayorías. Eso caracterizó siempre al partido y eso es una obsesión para mí. Yo creo que hubo mucho aceleramiento de los tiempos electorales en este periodo, pero ahora hay que cerrar y arrancar. Yo tenía que terminar la Rendición de Cuentas. Me debo a esto y el proyecto con el presidente es que salieran las cosas. Pero lo que no me gusta que falte son miradas distintas dentro del partido. El partido crece si hay miradas distintas.
—¿Y no cree que el Partido Nacional está cooptado por el oficialismo, por el sector del presidente?
—Hay un sector mayoritario, de estructura y posicionamiento. Y siempre creí en la complementación de miradas. No me gustaría caer en el riesgo de que no existan opciones de temas distintos y eso se da con distintas columnas.
—Usted tiene una raíz wilsonista y siempre se ha preocupado de que esa mirada se exprese, ¿se puede expresar dentro de una candidatura de Delgado, por ejemplo?
—Sí, puede ser. Puede ser. Pero hasta que no escuche a mis compañeros… Porque además soy consciente del lugar que ocupo en las encuestas, y he sido muy cuidadosa.
—Las encuestas marcan al Frente Amplio arriba en la intención de voto. Pareciera que va a ser una elección muy pareja, pero con una leve tendencia al Frente, ¿por qué le parece que existe este escenario?
—El gobierno —el gobierno, no el presidente— todavía no salió a la cancha a mostrar gestión. Está cerrando cosas y va a empezar a mostrarse en resultados el año que viene. Todavía queda tiempo. El gobierno debe salir a comunicar a los ciudadanos lo que iba a hacer y lo que hizo.
—¿Y tiene cosas para mostrar?
—Tiene con que, tiene con que. La gente después dirá. Yo me tengo fe.
—Históricamente los blancos no han repetido gobierno.
—Yo aspiro a que esta sea la excepción. La elección pasada nadie daba nada por nosotros. Y ganamos.
Contratapa
2023-10-19T00:18:00
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