Aquello era un “gran circo”, era “otro mundo”, los “gerentes generales de los laboratorios multinacionales eran virreyes”, recordó Gustavo Zerbino, presidente de la Cámara de Especialidades Farmacéuticas y Afines (CEFA), sobre la época en la que los lanzamientos de los productos se hacían con grandes eventos, con invitados extranjeros, un despliegue de catering fastuoso y “grandes comilonas” en hoteles de muy buen nivel. Pero eso cambió: a partir de 1981 las multinacionales se rigen por un código de ética que es cada vez más “restrictivo”. Esas normas tomaron fuerza a partir del año 2000 y han hecho que los lanzamientos ahora se hagan en el marco de congresos científicos, en salones más modestos y generalmente acompañados de un café o de un escueto brindis para un grupo reducido de invitados.
Pero los laboratorios cargan con estas historias de gastos exorbitantes sobre sus espaldas pese a que ahora solo pagan viajes a los médicos para que asistan a lanzamientos y congresos científicos, se alojen solo los días correspondientes al evento y en hoteles de categoría media. Desde el gobierno se los señala como los culpables de presionar a los médicos. El ministro de Salud Pública, Jorge Basso, dijo a Búsqueda (Nº 1.948) que ante el despliegue de las estrategias de marketing de los laboratorios, los profesionales se ven “indebidamente influidos por intereses comerciales” y planteó que comenzará a trabajar para “transparentar” estos mecanismos y hacer explícitos los conflictos de interés.
CEFA nuclea a los laboratorios internacionales que están instalados en Uruguay y está integrada por Abbott, Abbvie, Alcon, Astra Zeneca, Bayer, Boehringer Ingelheim, Cibeles-Merck Sharp & Dohme, Glaxo Smith Klein, Janssen, Novartis, Pfizer, Roche, Sanofi y Laboratorio Tresul.
Los representantes de CEFA, Zerbino, y su director ejecutivo Daniel Garat, conversaron con Búsqueda sobre el tema.
—¿Cómo es el vínculo de CEFA con el ministro Basso?
—Gustavo Zerbino (GZ): Muy bueno, excelente. El 9 de abril de 2015, después de una nota en la prensa en donde exigió que se cumpla la normativa de la declaración de conflicto de intereses (Ley 18.996 de 2012) para los médicos que se relacionen con el Fondo Nacional de Recursos, le mandamos una carta para expresarle nuestro total apoyo a la iniciativa. Le dijimos que era coincidente con la política interna de las empresas afiliadas a la cámara y ajustada a nuestro código de conducta (el código IFPMA). Tenemos una muy vieja relación, ya que él fue director general de Salud cuando María Julia Muñoz era ministra. En 2008, cuando asumió ese cargo, le entregamos el código de ética IFPMA y acordamos que era muy oportuno que el Ministerio de Salud Pública (MSP) lo internalizara. Estamos de acuerdo con todos los que opinan que hay que transparentar todo.
—Pero el discurso de Basso ahora los coloca en una situación incómoda.
—Daniel Garat (DG): Eso es lo que nosotros le dijimos al MSP: las generalizaciones muchas veces son injustas. Si él dice “hay algunos laboratorios”, que nos exceptúe, porque él está en total conocimiento de nuestro código. Nosotros no estamos en ese mismo barco. A Basso le entregamos el código cuando era director de Salud y se lo entregamos a todos los directores y ministros que fueron pasando. No nos puede meter en la misma bolsa a todos.
GZ: Nosotros pedimos que si el MSP tiene conocimiento de médicos y laboratorios que están infringiendo estos códigos, que lo diga, y que hagan la denuncia pertinente. Esto de hacerlo genéricamente no es ético, no construye. Para nosotros es muy importante que haya una declaración de oposición de intereses. Nuestro código de ética IFPMA es durísimo, no permite nada más que pagar para que el médico vaya a un congreso y vuelva el día que termina, vaya solo y se aloje en un nivel determinado de los hoteles y los almuerzos. El médico tiene que conocer los avances terapéuticos para conocer si este nuevo medicamento me da alguna ventaja o beneficio sobre otro y de acuerdo con su saber y entender lo receta o no.
Estamos alineados con lo que pretenden el ministro de Salud Pública, el Colegio Médico y el Sindicato Médico. Desde 2008 toman nuestra propuesta como una iniciativa interesante, les parece bárbaro, pero… ¿y? Vemos con muy buenos ojos que en 2018 el ministro se vaya a juntar con todos pero no nos nombra, cuando fuimos los primeros en promover esto. Estuvimos un año trabajando con el Colegio Médico y el 22 agosto de 2016 íbamos a hacer un reconocimiento mutuo de nuestros códigos de ética y a último momento dijeron que no.
—Antes había, por ejemplo, laboratorios que llevaban de vacaciones al médico y toda su familia. ¿Por qué surge el IFPMA?
–GZ: Por desvíos. La autorregulación de esta cámara es así: a nosotros nos llaman y nos dicen que en tal lado vieron a alguien del laboratorio X que estaba distribuyendo muestras en un evento donde no hay médicos. Eso no se puede hacer. Nosotros llamamos al laboratorio y cesa automáticamente esa acción. Y si no, lo denunciamos a la casa matriz. Lo que queremos es transparencia. Por supuesto que todas las sociedades quieren transparencia, pero hay corrupción; lo que no puede haber es impunidad. Lo que está mal hay que sancionarlo. Permanentemente denunciamos cosas al MSP y es el MSP el que tiene que actuar, ellos nos dicen que no tienen gente.
—¿Les conforma la acción del MSP cuando ustedes denuncian?
—GZ: Los recursos son muy escasos para implementar sistemas de control en plaza, se complica. Habría que controlar mucho más, Uruguay se va quedando atrás. La industria colabora para que puedan desarrollar una función acorde con las necesidades.
DG: Se ha dado que un laboratorio X está dando muestras de medicamentos al público en la vía pública, o promociona el lanzamiento de un producto que no puede promocionar y lo hace en un diario, hacés la denuncia y se forma un expediente administrativo. Capaz pasan dos años y recién ahí le ponen una sanción, no le importa. Hay una cuestión burocrática que no ayuda. Los tiempos son muy lentos.
—¿Cómo ven la propuesta de que los médicos tengan que declarar los conflictos de interés y blanquear sus vínculos con los laboratorios?
—GZ: Ya lo planteamos esto en el 2008 y lo volvimos a hacer en el 2015. Nos sorprende que parezca que estamos en el banco de los acusados cuando fuimos los primeros en pedirlo. Nos interesa mucho. Porque después Basso nos compara con la industria armamentista… una industria que genera muerte, guerra, destrucción. Nosotros trabajamos en investigación científica para aumentar la calidad de vida, erradicar enfermedades. Todo eso es gracias a la investigación científica y a los medicamentos y a los sistemas de salud. Hoy la medicina avanzó muchísimo y fue gracias a la gente que en vez de comprar armas se dedicó a investigar.
En el imaginario de la sociedad el medicamento es un bien que debería ser gratis, suministrado por el gobierno. La gente compra un medicamento y le sale $ 800 y se enoja pero se gasta feliz $ 3.000 en una botella de whisky o $ 4.000 en unos championes Nike. O sea, no hay comparación. Han puesto la farmacia en un lugar ingrato. En lo que sí estoy de acuerdo con el ministro es que hay oposición de intereses. Hay. La industria farmacéutica es una, el MSP es otro, el Ministerio de Economía es otro, después tenés los médicos, las mutualistas. Cada uno tiene sus intereses, pero el objetivo final tiene que ser el beneficio del paciente. Si vas a tratar de armonizar tenés que ver todo.
—¿En dónde hay que hincar más el diente?
—GZ: Hay que ver el bosque entero. No podés centrar todo en el medicamento, que ha sido siempre el culpable de todo. En las mutualistas somos el 7,8% del gasto, que si le restás los copagos da el 2,56%, y en ASSE es el 7,9% y bajando, cuando en otros lados es el 15% del gasto. El peso del gasto en medicamentos es muy bajo, muy marginal. Tenemos los precios promedio más bajos de América Latina y en los últimos cinco años se depreciaron y los salarios se duplicaron. La industria multinacional está en retirada. Los únicos productos que tienen hoy son los últimos de biotecnología y demoran dos años y medio en salir al mercado.
—DG: Si es tan grande la presión que dice Basso que ejercemos sobre los médicos, ¿por qué el resultado es malísimo? No somos el problema. Pero es más fácil atacar la industria farmacéutica que tiene mala fama y no atacar los verdaderos problemas que es el malgasto en otras cosas, no en medicamentos. En febrero de 2015 se aprobó el decreto de requisitos para el registro de productos biotecnológicos y biosimilares. Todavía no se aprobó ninguno. ¡Nosotros tenemos presentados unos 15 y todavía no se aprobó ninguno! Te desalienta. La industria nacional también está sufriendo.
—Los laboratorios apoyan a grupos de pacientes que después pueden, o no, reclamar por acceso a medicamentos…
—DG: Se pueden relacionar perfectamente los laboratorios con las asociaciones de pacientes. No está prohibido. Lo que estaría mal es armar una agrupación de pacientes y financiarla para que le hagan juicios al Estado.
GZ: Sé que hay pícaros. Hay muchos pícaros, pero al pícaro lo tenés que agarrar infraganti y denunciarlo. Yo no puedo denunciar al voleo, pero si hay cosas que están mal, como dice el ministro, que diga: quién, dónde y cómo. Yo podría decir que hay muchos ministros de Salud que son corruptos. Entiendo lo que dice, pero somos los que cobramos siempre, nos pegan entre todos.