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Mujica en almohadones, tazas de café y pegotines. Mujica en caretas de Carnaval y en cientos de caricaturas. Mujica como cabeza de una estatua de Pegaso, el caballo alado de la mitología griega, expuesta en la ruta. Calzoncillos japoneses con la frase “Muestro respeto por José Mujica”, intercalada con su cara. Mujica como un santo de manto verde y túnica estampada con hojas de marihuana. A medida que fue creciendo la popularidad del expresidente, su imagen se fue reproduciendo como si fuera una figura pop. Y nunca hubo ni quejas ni cuestionamientos públicos. Hasta que llegó una obra de arte naif: Génesis Uruguay.
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El artista se llama Julio de Sosa, vive en Playa Pascual, tiene 37 años y realizó su obra como homenaje a Mujica. En la pintura el senador aparece con su esposa, Lucía Topolansky, y ambos están desnudos, con sus genitales tapados por grandes hojas. En el cuadro hay animales a modo de símbolos, entre ellos la perra Manuela. La obra estuvo expuesta unos días en la Galería La Marquería, de Diana Saravia, en Carlos Quijano y San José, hasta que el martes 18 de tarde dos policías de la Jefatura, que queda a pocos metros de la galería, se presentaron para hablar con el responsable del cuadro.
“Me quedé medio de cara, parecía un chiste”, contó Saravia a Búsqueda. “Llamé a Julio y por teléfono los policías le tomaron los datos y se retiraron. Pero a los pocos minutos volvieron con una citación para que nos presentáramos a declarar al otro día a la Jefatura, a las 10 de la mañana. Ahí me pidieron que si, por un gesto de delicadeza, podía bajar la obra o taparla. Y lo hice”.
En la Jefatura, el comisario José Suárez les preguntó por los motivos que lo llevaron a pintar el cuadro. “Fue todo correcto y el comisario nos dijo que para él no correspondía, pero era su trabajo, que tenía que hacer un informe para pasárselo a la jueza de 9º Turno. Le pregunté si había denuncia y me dijo que no. Que la orden venía ‘de arriba’”, contó Saravia.
Después de una semana, en la que la obra se reprodujo y se discutió largamente en las redes sociales y en los medios, Saravia no ha tenido respuesta de nadie. “El comisario me pidió que la mantuviéramos fuera de la vista pública hasta nuevo aviso, pero por ahora no sabemos nada. Me parece que si tuve la atención de cumplir con lo que me pidieron, a esta altura merezco que me llamen y me digan algo”. La galerista consultó con un abogado amigo para que se contacte con representantes de Mujica.
El procedimiento por el cual la obra terminó censurada es confuso. A pesar de que los medios señalaron a Topolansky y a Mujica como los denunciantes, la jueza de 9º turno, Blanca Rieiro, dijo a Búsqueda no saber quién fue el denunciante. “Aparentemente, fue un funcionario de la Policía. Tomé conocimiento como lo hago con cualquier hecho presuntamente delictivo. Entonces le pedí a la Policía que consultara al dueño de la galería porque una persona se había sentido agraviada al ver a dos senadores desnudos. Consulté si los senadores iban a formular instancia (denuncia) y ellos no formularon instancia. Ahí se terminó la historia”. Ayer, miércoles 26, el expediente pasó a la Fiscalía. Consultada sobre cuál era el delito, la jueza explicó: “Es el Ministerio Público el que tiene que considerar si hay un eventual delito”.
Saravia aún se pregunta por qué le pidieron que bajara el cuadro. Desde 1999 su galería difunde obras de artistas nacionales, sobre todo de arte moderno, fotografías en blanco y negro, “el arte jugado”, explica. La relación con De Sosa comenzó hace dos o tres años, cuando él le llevaba sus pinturas para encuadrar. “Casi nunca esas obras quedan expuestas, pero las de él sí porque llamaban la atención. Es un arte naif, muy inocente, plasma imágenes de la vida cotidiana. Por ejemplo, un hombre en una esquina frente a un mediotanque con unos choricitos muy graciosos y un extranjero a la espera para comprarlos. O una mujer embarazada, desnuda, y en el fondo unas plantas en botellas de Agua Jane. Es algo medio burlón, medio ridículo”.
Ya no se vende.
A Saravia, la obra Génesis Uruguay le pareció “simpatiquísima” y más que los personajes le atrajo el entorno verde, que reproduce las plantas que el pintor tiene en su jardín. La galerista acordó con De Sosa que la obra podía valer 400 dólares, pero ahora, a pesar de que han recibido ofertas nacionales por el cuadro, que llegaron a los 5.000 dólares, ya no está a la venta. “Se malinterpretó todo. Julio quiso hacer un homenaje y la gente empezó a decir que quería lucrar con la imagen de Mujica. Nunca lo pensó así y ahora mucho menos. Por eso la obra no está más a la venta”.
Además de la presencia policial y la declaración en Jefatura, Saravia y De Sosa han sufrido agresiones telefónicas y en las redes sociales. “No me gusta ni me meto en el tema político, y no veo el cuadro por ese lado. Pero el fanatismo hace que todo se vea como un agravio político. Recibimos insultos por teléfono y ataques anónimos en los portales y en las redes. Incluso alguien puso en Facebook que yo era una diputada colorada y que quería hacer marketing y darle palo al gobierno”.
El apoyo vino de sus colegas y del ámbito de las artes plásticas. La Asociación Nacional de Arte (Andar) se pronunció contra la censura, representada en la “intimidación policial”, y reivindicó “la libertad de expresión que debe regir toda creación artística en una sociedad democrática, más aún en el área específica de la creación en función de la apropiación de figuras públicas y sus significados simbólicos”. Por su parte, la ministra de Educación y Cultura, María Julia Muñoz, afirmó: “Las expresiones artísticas deben ser libres”.
Los otros involucrados se pronunciaron brevemente: “Tienen el derecho de ganarse unos pesos, pero creo que las cosas tienen un límite”, dijo Mujica. La senadora fue más quejosa: “Te agarran para el chijete”. Ahora no quieren hacer más declaraciones. Según supo Búsqueda, intentan bajar el perfil y no pretenden hacer ninguna denuncia.
La Ley 9.739, sobre propiedad literaria y artística, en sus artículos 20 y 21 regula el uso de la imagen de las personas. Para Daniela Menoni, abogada, docente universitaria e integrante del Centro de Estudios de Propiedad Intelectual de la Facultad de Derecho, en Uruguay hay un un gran “debe” en cuanto a derecho de imagen. “No tenemos, como en España, una ley autónoma, solo esos dos artículos para manejarnos y encuadrar las situaciones que se generan”. La palabra clave en esos dos artículos es “retrato”, que no es lo mismo que imagen. “El retrato es una representación. Es la recreación de otra persona por un artista. El ejemplo clásico es el de la sátira. En España hay una jurisprudencia amplísima al respecto”.
En el caso de Génesis Uruguay, Menoni considera que los derechos de imagen de Mujica y Topolansky se topan con los derechos de autor de la obra. “Hay un caso de conflicto de derechos clarísimo, y cuando es tan claro, la ley dice que hay que indemnizar al autor porque el autor tiene el derecho a que su obra sea exhibida”. También recordó que la pareja de senadores ha festejado la sátira que la murga Agarrate Catalina ha hecho de ellos, y se pregunta qué despertó tanto fastidio en este cuadro. “El tema de la desnudez les tocó una fibra diferente, más profunda y mucho menos política que la murga. Los asaltó algo mucho más rancio que les hizo decir ‘no queremos que nos vean así’”.