En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
¡Hola !
En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
¡Hola !
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
Estudio encontró altos niveles de colesterol, obesidad y sedentarismo en grupos de escolares de Montevideo
La Escuela de Nutrición estudió a niños de cinco centros educativos de la capital y por primera vez analizó la presencia del síndrome metabólico, un problema de salud que eleva el riesgo cardiovascular
imagen de Estudio encontró altos niveles de colesterol, obesidad y sedentarismo en grupos de escolares de Montevideo
“¿Cómo puede ser?”, se cuestionó una madre al conocer que su hija, que era delgada, tenía colesterol elevado. La niña participó en un estudio realizado entre 2012 y 2013 en un grupo de 127 niños de seis a nueve años de escuelas públicas de la capital —dos en la zona oeste, dos en el centro y una en la zona este—. Hubo niños con estado nutricional normal pero con presión, colesterol y triglicéridos altos.
¡Registrate gratis o inicia sesión!
Accedé a una selección de artículos gratuitos, alertas de noticias y boletines exclusivos de Búsqueda y Galería.
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
Uno de cada cuatro niños estudiados tenían colesterol elevado, con cifras igual o mayores a 200 miligramos por decilitro (mg/dL). “Estamos viendo niños con niveles elevados de colesterol total ya a edades tempranas”, dijo la magister en Epidemiología Mónica Britz, profesora adjunta del Departamento de Nutrición Poblacional de la Escuela de Nutrición de la Universidad de la República. La licenciada en Nutrición es la responsable del equipo de investigación que analizó la “composición corporal y síndrome metabólico en escolares montevideanos”.
Los datos fueron presentados el jueves pasado durante el Segundo Seminario del Compromiso por el Derecho a una Alimentación Adecuada, organizado por la Intendencia de Montevideo. El 32,3% de los niños tenían valores límite de colesterol, entre 170 y 199. Varios padres lo desconocían y se les recomendó acudir al pediatra.
Estos no fueron los únicos resultados sorprendentes. Los investigadores esperaban encontrar un 2,3% de niños con obesidad al tomar como patrón de referencia los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 2007. Sin embargo, el estudio encontró que el 12,6% de los niños eran obesos, es decir, “cinco veces más de lo esperado”, informó Britz a Búsqueda. Un estudio realizado en niños menores de cinco años participantes del Plan Caif en 2011 encontró 10% de obesidad.
“Otras investigaciones en curso en preescolares ya nos están dando una prevalencia muy alta de obesidad”, adelantó Britz. Los factores que inciden en el desarrollo de la obesidad son: la predisposición genética, los ambientales, como una alimentación inadecuada, escasa actividad física y otros culturales y sociales.
La investigación fue realizada por la Escuela de Nutrición con el apoyo de la International Atomic Energy Agency (IAEA). En ella participaron Britz, Ana Paula Della Santa (directora del Departamento de Nutrición Poblacional), Alicia Aznárez (doctora en Medicina Nuclear), Eleuterio Umpiérrez (director de la Unidad de Medio Ambiente, Drogas y Doping del Polo Tecnológico de Pando) junto a las nutricionistas Gabriela Fajardo, Adriana Cauci, Lucía Lasalvia y la bachiller en Medicina María Inés Umpiérrez.
Los resultados en escolares no son representativos de todo Montevideo. Quedaron fuera del estudio los niños que presentaban problemas que podían alterar su composición corporal, como insuficiencia cardíaca o renal o los trastornos gastrointestinales.
Sedentarios.
“Estos escolares son sedentarios, los obesos y los no obesos también”, indicó Britz. Los niños dedican el 69% de su tiempo a actividades sedentarias.
Pero detectaron algunas diferencias: el grupo de niños con sobrepeso y obesos dedican por día unos 15 minutos a actividades físicas vigorosas, mientras que los normales dedican 26.
El 15% de los escolares estudiados tenían presión arterial sistólica alta. Esta fue una “gran sorpresa”, indicó Britz. El 14% de los escolares tenían alta circunferencia de cintura y el 12,6% tenían elevados los triglicéridos —un tipo de grasa en la sangre—. Luego los niños fueron subdivididos en dos grupos: aquellos con estado nutricional normal y los que tenían sobrepeso y obesidad. Estos últimos tenían valores de colesterol HDL —conocido como “colesterol bueno”— más bajos y triglicéridos más elevados, así como presión arterial sistólica mayor que los niños con estado nutricional normal.
“Tenemos una versión simplificada del problema; entendemos que es solo un tema del ingreso —alimentación— y el gasto, pero no es solo eso”, comentó durante el seminario Sonia Nigro, profesora titular de Nutrición Clínica de la Escuela de Nutrición. “Necesitamos conocer más sobre cómo se comporta metabólicamente ese individuo o grupo de población y poder abordarlo de manera diferente”, opinó. Por eso los programas de prevención deberían estar enfocados en “romper las barreras del sedentarismo” y en mejorar la información sobre qué es una alimentación saludable.
La obesidad infantil es considerada una enfermedad crónica con riesgo de presentar diabetes tipo 2 y otros problemas cardiovasculares a lo largo de la vida.
El síndrome.
“La obesidad está muy relacionada con el síndrome metabólico. La obesidad abdominal es uno de los factores desencadenantes”, indicó Britz. Este síndrome reúne un conjunto de alteraciones que aparecen durante la niñez y la adolescencia: la hipertensión arterial, la resistencia a la insulina —intolerancia a la glucosa— y la dislipemia —disminución del colesterol conocido como HDL y elevados triglicéridos—. Tener el síndrome metabólico implica un mayor riesgo de padecer la “enfermedad cardiovascular aterosclerótica” que ocurre cuando el flujo sanguíneo de las arterias —que llevan sangre rica en oxígeno al corazón— se ve alterado por el depósito de grasa en las paredes. La enfermedad cardiovascular es la primera causa de muerte en Uruguay. Además, existe una asociación entre los trastornos del colesterol y el inicio de la aterosclerosis en niños y adolescentes. “Al igual que les sucede a los adultos, el consumo de alimentos ricos en grasas saturadas y trans, la falta de ejercicio físico suficiente y los antecedentes familiares de enfermedades del corazón pueden causar concentraciones altas de colesterol en niños”, informó Britz.
El objetivo del estudio liderado por la Escuela de Nutrición fue estudiar la asociación entre el porcentaje de grasa corporal de los niños y los parámetros que habitualmente son utilizados para diagnosticar este síndrome metabólico. El estudio concluyó que los componentes del síndrome metabólico están asociados a niños con sobrepeso u obesidad y con un porcentaje de masa grasa mayor o igual a 27%. Precisamente el interés de los investigadores era conocer a partir de qué porcentaje de masa grasa estaban presentes estos factores de riesgo cardiovascular. “Están empezando a aparecer ya niños con triglicéridos altos y con síndrome metabólico”, agregó. La obesidad abdominal está asociada a una masa grasa de 34% y los triglicéridos elevados a una masa grasa de 27%.
Según los resultados, tenían el síndrome el 25% de los niños obesos, el 9% de los niños con sobrepeso y el 1% de los normales. En total fueron ocho los niños con el síndrome.
“Estos resultados plantean la necesidad de considerar, al momento de realizar el diagnóstico nutricional del escolar, la valoración del porcentaje de masa grasa y medir la circunferencia de cintura como predictores de factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares”, concluyó el grupo de investigación.